Roberto Colom es catedrático en la universidad autónoma de Madrid y parte de su grupo de investigación en psicología y salud. Sus trabajos sobre psicología, y en particular sobre inteligencia general, han aparecido en revistas científicas de impacto, como entre otras PNAS, Behavioural and Brain sciences o Intelligence.
También es autor de varios libros de divulgación, aunque él mismo reconoce que la honestidad intelectual y el rechazo de las recetas fáciles en gran medida le han hurtado el éxito comercial. Hablar de inteligencia científica no vende, y ni siquiera faltan resistencias en la Academia. Es más, el estudio riguroso a menudo se encuentra con intentos de acoso y control ideológico que frenan la necesaria libertad de investigación, tal como documenta el trabajo de Kenneth Westhues que publicamos aquí.
Es posible acceder al trabajo del profesor Colom en su página de investigación, y también a través de su blog. En esta ocasión ha tenido la amabilidad de contestar a estas preguntas de parte de Tercera Cultura.
1. ¿Qué es la inteligencia desde el punto de vista científico? ¿Cómo podemos medirla y qué predicciones es posible hacer?
La inteligencia es una capacidad mental muy general e integradora para razonar, resolver problemas y aprender. Se mide con extraordinaria precisión a través de tests estandarizados y el rendimiento valorado con esos tests predice un elevado número de fenómenos de interés social como, por ejemplo, el aprovechamiento escolar, la eficiencia en el trabajo, la respuesta a la psicoterapia, la criminalidad o la longevidad, entre otras muchas. No existe ningún otro factor psicológico que alcance el éxito predictivo de la capacidad intelectual. Por eso algunos científicos pensamos que es un factor al que debemos prestar una cuidadosa atención. Desgraciadamente, los actuales planes de estudio de Psicología ignoran abiertamente la evidencia acumulada por la ciencia en los últimos cien años. Una pena.
2. La inteligencia general plantea un problema a la psicología evolucionista, ya que los mecanismos de dominio general aparentemente contradicen la hipótesis de la modularidad masiva, según la cual la mente humana está formada por módulos que evolucionaron para resolver problemas específicos, no generales. ¿Cómo ve usted la inteligencia en el contexto de la evolución humana?
Lo que observamos ahora con respecto al fenómeno natural que se encuentra en la base del factor general de inteligencia (g) es decir, la correlación positiva entre distintas capacidades cognitivas, no contradice (ni apoya) las tesis que puedan proponerse sobre la evolución de esas capacidades durante la filogenia. De todos modos, pienso que lo que sabemos es más proclive a apoyar que el cerebro se encuentra (y se ha encontrado) relativamente integrado, no dividido.
3. Al comentar un artículo publicado en la revista Neuron, en el que se cuestiona de nuevo el concepto de inteligencia general, usted habla de “pánico ante la evidencia”. ¿Por qué este concepto sigue siendo recibido con hostilidad? ¿Es un problema de ignorancia o de motivación ideológica?
Es improductivo hacer atribuciones ideológicas sobre mis colegas. Realmente no ayuda nada. Seguramente los autores de ese artículo piensan que sus resultados rechazan la verosimilitud del factor general de inteligencia (g). Pero tuve la oportunidad de re-analizar sus datos usando métodos estadísticos más apropiados (no sesgados) y el resultado me llevo a concluir que se equivocan. Sus propios datos apoyan el concepto de factor g. Solamente analizarlos de un modo sesgado conduce a la conclusión que se desea, váyase a saber por qué.
4. Hace no mucho que fallecieron dos estudiosos de la inteligencia: Philip J. Rushton y Arthur Jensen. Su trabajo fue objeto de acoso público y académico, pero colegas suyos como James R. Flynn o usted mismo, defienden su honestidad y reivindican la “discrepancia noble”. ¿No le parece paradójico que a estas alturas tengamos que seguir apoyando la libertad de investigación, como si fuera un lujo?
No me parece paradójico sino ridículo. Concuerdo con Michael Brooks cuando demuestra, en su excelente libro ‘Radicales libres’ (The Secret Anarchy of Science), que se debe liberar a los científicos para investigar. Ahí reside el avance en la investigación y los resultados de los que nos beneficiamos los humanos. Controlar al científico es una estupidez y un suicidio intelectual. La sociedad confía en ellos, pero a algunos ‘intelectuales’ y ‘representantes sociales’ les fascina controlar, quizá porque no saben hacer otra cosa, quién sabe.
5. Según las conclusiones de un artículo publicado por usted y sus compañeros en Intelligence (2000), no parecen existir diferencias significativas en la inteligencia entre hombres y mujeres. Sin embargo, el panorama es complicado cuando hacemos la comparación entre edades. Por ejemplo, un trabajo reciente de Lynn y Kanazawa (2011) confirma que las chicas tienen una inteligencia media superior hasta los 16 años. ¿Cuáles son las semejanzas y diferencias, si existen, en la inteligencia general de hombres y mujeres?
La evidencia empírica que conozco me lleva a concluir que, a la larga, no existen diferencias de sexo relevantes en el factor general de inteligencia (g). Las cifras pueden oscilar algo según la edad de los individuos considerados, pero generalmente las diferencias se revelan en algunas capacidades mentales específicas. Yo mismo publiqué un artículo con el Profesor Richard Lynn en el que valoramos las diferencias de sexo en distintas edades, y, en efecto, la diferencia promedio en el CI va cambiando a lo largo de la adolescencia.
6. ¿Qué opinión le merece las medidas eugenésicas que parece que están llevándose a cabo en China? ¿Es posible una ingeniería social masiva para mejorar realmente la inteligencia?
Hay bastante hipocresía con la eugenesia. Hace una década revisé un libro de Richard Lynn sobre la eugenesia para la revista española Psicothema. Mi opinión personal se expresa ahí con claridad. La inteligencia de la población ha mejorado, como demuestra el efecto Flynn, pero no es resultado de una ingeniería social (o genética). Sencillamente no sabemos por qué ha sucedido ese incremento generacional de inteligencia. Nuestra capacidad de control escapa a los sistemas complejos porque, por ahora, no los comprendemos. Quizá algún día sea posible. Soy optimista.
7. Hoy existe un miedo casi reverente a hablar de eugenesia. Sin embargo, como apunta Richard Lynn, solemos pasar por alto los costes que nos acarrea la decadencia genética en las sociedades modernas. ¿Nuestra genética está realmente degenerando? ¿Qué opinión le merece la opinión publicada recientemente por Crabtree sobre nuestro “frágil intelecto” en decadencia?
Las cosas cambian y hay usualmente una cierta tendencia a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor. Discrepo. Nuestro intelecto no es frágil (al menos el de algunos ejemplares de homo sapiens). El publicitado ‘Human Brain Mapping’ concuerda con esta valoración. Quieren replicar el funcionamiento del cerebro humano porque son conscientes de su extraordinaria potencia. Persiguen, como se dice en la página 12 de su informe de presentación en sociedad, un ‘brain-like intelligence’. Existen sólidas razones para ello.
8. Usted publicó hace unos años un libro con Alejandra Vallejo-Nágera sobre la inteligencia y “cómo entenderla y mejorarla”. Allí cuestionaban conceptos a la moda como la hipótesis de la “inteligencia emocional” y subrayaban la dificultad de ejercitar y mejorar la inteligencia. Hoy incluso se habla de “inteligencia espiritual”…¿Tienen estos nuevos conceptos algo qué ver con la ciencia?
Te agradezco que me preguntes por este libro. Alejandra y yo nos propusimos escribir sobre la inteligencia humana para el gran público. Fue un reto fascinante pero, también, hasta cierto punto, un fracaso comercial. Fuimos honestos y eso perjudicó el eco sociológico de la obra. En ningún caso dijimos que mejorar nuestra inteligencia fuese inviable. Lo que demostramos fue que mejorar nuestras capacidades cognitivas o reducir el impacto negativo de, por ejemplo, el paso de los años, exigía esfuerzo y persistencia por nuestra parte. Pero, como es sabido, lo que vende son las soluciones fáciles, inmediatas. Muchos autores las ofrecen sin ninguna base. Y consiguen magníficos éxitos de ventas. Quizá algún día se les pidan responsabilidades.
Roberto Colom es una de las personas que más saben en este país y fuera de él sobre inteligencia. Un lujo tenerle en TC.
Esperamos que done su cuerpo a la ciencia, porque muchas personas estamos deseando que verdaderas/os profesionales midan y pesen su cerebro para darnos alguna explicación.
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