El comercio internacional se hace más sencillo cuando las naciones comparten un lenguaje común. La proximidad geográfica, los acuerdos de comercio regional y una herencia legal común también ayudan al comercio, y las antiguas colonias comercian más entre sí y con la ex-madre patria.
Chong Wha Lee, de la universidad nacional Kongju en Corea del Sur, quería saber si una religión común podía jugar un papel similar en el impulso del comercio. Aunque existe alguna investigación anterior sobre esto, Lee estaba particularmente interesado en saber si había una diferencia entre el comercio de bienes y el comercio de servicios.
Ahora, podría ser que algunas religiones promovieran el comercio más que otras, pero Lee quería saber el efecto neto de la religión compartida (con independencia de los efectos específicos de religiones individuales). Para ello comparó socios comerciales, evaluando si ambos países compartían una religión dominante (lo que llamó “efecto institucional” de la religión). En cada religión, también se fijó en los socios comerciales donde al menos hubiera un 5% de adeptos (lo llamó “efecto de la red”). En cada caso, aunó todos los diferentes socios comerciales para averiguar el efecto medio de compartir una religión.
Descubrió que las naciones que comparten una religión, ya sea a nivel institucional o a nivel de la red, tenían un comercio significativamente mayor, incluso descontando otros efectos (como el lenguaje).
Para el comercio de bienes, el efecto era basante débil (menor que los factores mencionados antes).
Para el comercio de servicios, sin embargo, el efecto resultó mayor. Este fue en particular el caso de los efectos institucionales, que poseen un efecto más fuerte en el comercio que los acuerdos regionales de comercio o los sistemas legales compartidos.
Lee concluye que “…la religión establece las redes co-religiosas que afectan positivamente a la confianza interpersonal, reduciendo en consecuencia las distancias institucionales entre países”.
Resulta intrigante especular sobre por qué se trata de alto tan simple. Probablemente las personas confían a sus correligionarios más que los forasteros religioso, pero el estudio de Lee no ayuda a entender si la confianza es más importane que la antipatía.
Pudiera ser que los desacuerdos religiosos realmente dificultaran el comercio (lo que resultaría en un efecto positivo relativo para la religión compartida).
¿Por qué el efecto es más fuerte para el comercio de servicios? Estas son cosas como las finanzas, el turismo y las telecomunicaciones. Los productos intelectuales tales como inventos también caen en esta rúbrica. Se puede imaginar que la confianza podria importar aquí, ¿pero más que para el comercio de bienes físicos?
Referencia: Lee, C. (2013). Does religion affect international trade in services more than trade in goods? Applied Economics Letters, 20 (10), 998-1002 DOI:10.1080/13504851.2013.770120
Publicado originalmente en Epiphenom
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Una explicación bastante obvia es que los mapas territoriales de las religiones siguen la línea de menor resistencia, es decir, la comparticion de muchos otros elementos culturales.
O sea, no solo es que la gente se fie menos de los de otras religiones, sino que los extraños (extraños por muchas otras cosas) tienen además, y no casualmente, otra religión.