Tercera Cultura
Dejar un comentario

Ondas de Amor

Augustus Love propuso un método para conocer el grosor de la corteza terrestre

Un 17 de abril de hace 150 años nacía el geofísico y matemático Augustus Love que escribió una obra muy notable sobre la «Teoría Matemática de la Elasticidad». Si tenemos en cuenta que los terremotos ocurren dentro de material elástico –la corteza terrestre– veremos que en esa obra también habla de ellos.

Augustus Love

Augustus Love

Augustus Love asumió que la Tierra estaba compuesta por distintas capas que diferían en su densidad. La capa más externa, la corteza, es sobre la que vivimos nosotros. Asumiendo la existencia de esas capas llegó a la conclusión matemática de que en los seísmos, además de otro tipo de ondas –aquí ondas significa movimientos de tierra– debía existir un tipo que se propagaba solamente en la corteza. Esas ondas producirían en las partículas del terreno un movimiento horizontal perpendicular al avance de la onda, y estarían confinadas a la superficie.  Aquello era una conclusión matemática, pero muy pronto se comprobó experimentalmente al registrar el comportamiento de las ondas sísmicas en la capa superficial de la Tierra. De hecho, estas ondas serían las causantes de los cortes horizontales en la tierra cuando hay un fuerte seísmo. Seguro que no le sorprende saber que a esas ondas con posterioridad recibieron el nombre de «Ondas Love» u «Ondas de Love». Como Love significa Amor, no he podido resistir hacer un pequeño juego de palabras y titular a esta columna «Ondas Amor».

Love asumía que existía una corteza terrestre, pero realmente nadie sabía su profundidad ni su estructura. Sí que ya parecía confirmado que la Tierra estaba formada por capas de distinta densidad, pero no se conocía la profundidad de la corteza. Él propuso un método para saberlo basándose en las Ondas Love. En un terremoto, los registros de distintos sismógrafos a diferentes distancias del epicentro, podrían indicar dónde estaba la separación entre la corteza y el manto, o dicho de otro modo: cuál es la profundidad de la corteza.

Usando ese procedimiento se han hecho millones de medidas y, además, se han utilizado otros métodos que miden la gravedad en ciertos puntos –métodos gravimétricos– o el magnetismo –magnetométricos–, etc. El resultado es que el grosor medio de la corteza terrestre es de 35 km, pero hay muchas diferencias según las zonas. En las cordilleras el grosor puede llegar a ser de 55 km, en una cuenca oceánica 11 y en una cordillera oceánica puede ser tan solo de 10 km. Las ondas teóricas de Love han resultado ser muy reales y muy prácticas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *