Toni Cantó, representante en el parlamento español por UPyD, ha provocado muchas críticas, y también la ira de un enfurecido tumulto en las redes sociales, esta misma semana, por declarar que “los animales no tienen derecho a la libertad ni a la vida”. Y no es que se volviera loco. Como explica en El Mundo José Luis Vadillo la frase forma parte de un discurso más amplio en el que se habla de la continuidad entre el sufrimiento animal y humano, se reconoce la obligación humana de “considerar” los padecimientos y el bienestar animal, se niega a su vez que pueda darse un verdadero “contrato” social con los animales y, citando a Fernando Savater, se reconoce que estrictamente hablando, “los animales no tendrían derechos, a la par que tampoco tendrían obligaciones ya que al carecer de libre albedrío y capacidad de decisión, no podríamos considerarlos sujetos éticos capaces de discernir entre el bien y el mal.”
Como cualquier asunto mínimamente complejo, el verdadero alcance de la llamada “ética animal” apenas se puede debatir con rigor en medio del hosco partidismo que caracteriza a nuestros debates parlamentarios, y todavía menos en medio del nuevo “maoísmo digital” que algunos intentan hacer pasar como democracia genuina. A lo más que puede aspirar Twitter, por sí mismo, es a escenificar de forma tumultuaria un “conflicto de visiones”, para decirlo con Thomas Sowell.
Quizás no es tan conocido el hecho de que algunas opiniones espresadas por Cantó ni siquiera son privativas de humanistas especistas y de peligrosos “supremacistas humanos”, o de Fernando Savater. El mismo Peter Singer, por otra parte un ardiente animalista, no andaba muy lejos cuando en una discusión publicada con Frans de Waal afirmaba:
Dar derechos a los animales descansa enteramente sobre nuestra buena voluntad. Consecuentemente, los animales sólo tendrán aquellos derechos que nosotros podamos proporcionarles (…) Realmente no estoy en desacuerdo con de Waal cuando sugiere que en lugar de hablar de los derechos de los animales, deberíamos hablar de nuestras obligaciones hacia ellos (…) Hablando como filósofo más que como activista, sin embargo, ya sean los humanos o animales el objeto de nuestra preocupación, encuentro insatisfactorias las afirmaciones sobre derechos.
En Primates and philosophers. How morality evolved, de Frans de Waal (2009) (Pág. 154).
Enlace a la intervención en el congreso de Toni Cantó.
«Hablando como filósofo más que como activista…»
Elegante manera de reconocer que no es intelectualmente honesto cuando habla como activista.
Lo que más ha airado a la población en general es que UPyD apoye la tauromaquia. Justificarlo a partir de los «no-derechos» de los animales simplemente un truco retórico.
Recordemos que en el Parlamento no se dan conferencias sobre Bioética, y menos en este caso, en que se estaba debatiendo sobre la tauromaquia como Bien de Interés Cultural.