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«El cerebro es una máquina causal»

«El cerebro es una máquina causal» (Patricia)
«La sensación visual de la rojez es un patrón particular de las activaciones» (Paul)

De «Conversations on Consciousness», por Dr. Susan Blackmore (Oxford University Press, 2005). Traducción parcial de la entrevista a Patricia y Paul Churchland (pp. 50-67).

Trad. Aleix Mercader Luque

Pat nació en 1943 y se crió en Canadá, estudió en Pittsburgh y Oxford, y posteriormente se casó con su compañero y filósofo Paul Churchland (n. 1942). Trabajaron juntos en la Universidad de Manitoba y en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, antes de desplazarse en 1984 a la Universidad de California en San Diego. Ambos son profesores de filosofía, y se dedican a la investigación de los límites de la filosofía de la mente y la neurociencia cognitiva.

Pat es conocida por sus contundentes puntos de vista sobre la conciencia: describe este difícil problema como un «Hornswoggle problem» [usar nuestra ignorancia actual para determinar lo que «nunca» podremos descubrir] que correrá la misma suerte que el flogisto o el fluido calórico; rechaza los zombies filosóficos por ser el más débil de los experimentos mentales, y compara la coherencia cuántica microtubular con polvo de hadas sináptico. Es autora de Neurophilosophy (1986) y Brainwise [Sobre el cerebro] (2002). Paul es más conocido por su materialismo eliminativo y por su rechazo a los conceptos psicológicos populares y de uso común como las creencias y los deseos. Entre sus libros se incluyen Matter and Consciousness [Materia y conciencia] (1984) y The Engine of Reason: The Seat of the Soul [La máquina de la razón: el asiento del alma] (1996).

Sue: ¿Cuál es el problema? ¿Por qué la conciencia supone tal problema?

Pat: Bueno, no sé si se trata de un problema más profundo o más difícil que tantos otros relacionados con el cerebro. Lo que sucede es que tenemos muy poca información para lograr una comprensión fundamental del cerebro. Déjame decirte lo que no sabemos: no sabemos cómo las neuronas codifican la información. Eso es un gran misterio.

Sue: Pensaba que sabíamos que codifican la información mediante la frecuencia de disparo, por la proximidad de sus conexiones sinápticas…

Pat: No sabemos cómo se realiza la codificación. Por ejemplo, si esta frecuencia de disparo se produce durante un intervalo, desconocemos cuál es su duración. Porque si realizas una tasa de codificación aproximada y, a continuación, haces cálculos más y más precisos, encuentras que la neurona responde a una cosa en un tiempo y a otra cosa un poco más tarde, por lo que su facultad de respuesta cambia.

Sue: ¿Podría haber multiplexación en diferentes intervalos?

Pat: Absolutamente. Mientras que en algunos casos la que parece llevar la información es la latencia de la primera descarga eléctrica en otros casos es su tiempo absoluto; pero fijémonos que hasta ahora solo estamos hablando de la codificación en el axón. Dime lo que se conoce acerca de la descodificación en las dendritas. Tan solo cuéntame todo lo que sepas sobre la descodificación en las dendritas.

Sue: Pero has escapado a mi pregunta «¿Qué es tan especial de la conciencia?» hacia algo que desconocemos sobre el cerebro. Hoy por hoy a mí me parece, y a mucha gente, que hay algo especial en el problema de la conciencia. Ahí fuera está el rojo intenso de esas buganvillas, y lo siento como si yo estuviese experimentando ese rojo intenso. La comprensión de esto parece ser un problema totalmente diferente del problema, al parecer potencialmente soluble, de cómo se realiza la codificación.

Pat: No comprendo cómo puedes deducir, observando un problema, lo difícil que es. Muchas personas suponen que mediante la pura contemplación de un problema pueden decir si este es difícil o fácil. Esto es un autoengaño, y, por lo general, un autoengaño producto del orgullo, lo que lo hace aún peor.

Hay muchos ejemplos en que las personas estuvieron convencidas de que un problema era irresoluble, mientras que algún otro era trivial, y resultó que estaban equivocadas en ambos casos. Consideremos, por ejemplo, el perihelio de Mercurio. Parecía que se trataba, solamente, de un pequeño problema insignificante, que se solucionaría con el tiempo. Pero, por supuesto, se necesitó una revolución einsteniana para resolverlo.

El problema de cómo se doblan las proteínas se creyó que era fácil, mientras que el problema de cómo la información es copiada de padres a hijos se creyó que era realmente difícil. Bien, resulta que el problema de la copia fue básicamente resuelto entre 1953 y 1960, pero aún no sabemos cómo se doblan las proteínas.

Ningún problema puede decirte: «soy extremadamente difícil. Tendrás que hacer una revolución para resolverme». La gente cree que porque no entendemos cómo la conciencia se produce en los cerebros, esta debe estar contándonos algo muy profundo e interesante.

Sue: Entonces no crees que sea así. Supongo que te estás refiriendo a la distinción de Dave Chalmers entre los problemas fáciles y el «difícil problema».

Pat: Oh, su presunción me parece ridícula. Es un problema muy difícil saber cómo se codifica la información en el cerebro. ¿Es más difícil que el problema de la conciencia? Nadie puede decirlo con solo mirar.

Sue: Pero todavía no has respondido a mi cuestión: «¿Cuál es el problema de la conciencia?». ¿Paul?

Paul: Algo obvio, para empezar, es que nos gustaría saber la diferencia entre estar despierto y estar dormido. Podemos controlar el cerebro de diferentes maneras cuando estamos dormidos, o cuando estamos despiertos, y podemos observar una considerable variedad de diferencias; pero, ¿por qué estas diferencias pueden redundar en la diferencia de subjetividad entre no tener un ápice de conciencia y reflexionar sobre el último teorema de Fermat, o saborear el qualia de las buganvillas? Esto no aparece por ningún lado en los datos. Así que terminamos rascándonos la cabeza y diciendo: «Bien, está bien, ya volveremos sobre ello».

O, ¿qué ocurre al prestar atención a algo en lugar de no prestarla? O bien, ¿qué sucede al mantener algo a corto plazo en la memoria, durante cuatro o cinco segundos, porque es importante para el curso de una actividad? Ya he mencionado tres elementos de la conciencia, y, probablemente, tú puedes empezar a pensar en más. No está claro cómo se juntan. No está claro cómo los produce el cerebro.

Sue: Has mencionado el «qualia de las buganvillas». ¿Puedes explicarnos lo que intentas decir? Suena como si estuvieses satisfecho de usar la palabra qualia, con la cual otras personas no lo están.

Paul: Estoy contento de usar la palabra qualia para describir, o para catalogar, el hecho de que existen profundas diferencias entre mis diversas sensaciones visuales: sensaciones de color verde frente a sensaciones de color rojo, amarillo frente a blanco, y así sucesivamente. Existen diferencias en mis sensaciones olfativas, gustativas y táctiles. Todas ellas son las que hacen que merezca la pena vivir la vida. No solo creo que existan, me deleito con ellas, las busco.

Sue: Pero, ¿no es cierto que provoca jaqueca pensar en cómo esa sensación del color rojo – de lo que la rojez es para ti – pueda referirse a lo que sucede en el cerebro?

Paul: Solía, solía hacerlo. Pienso que si hace muchos años hubiese mirado el problema mi mandíbula se habría desencajado. Pero en los 40 años que llevo en este negocio, he aprendido mucho de la historia de la ciencia: la historia de la astronomía, la física, la química y la biología, y he descubierto que el tipo de confusión intelectual que sentimos ahora, cuando observamos la conciencia o los qualia, no es algo nuevo. Mucha gente lo cree así; creen que este es el único problema en el universo entero. ¡Incorrecto!

Tomemos el problema de la luz un par de siglos atrás. Al hablar de la luz de la Creación Divina en Paraíso Perdido, John Milton la describe reverencialmente como «esta quintaesencia etérea del cielo» (Libro III, 713-16) y como «pura» (IV, 150-54). Recordemos también los tres primeros versículos del Génesis – la fuente de gran parte de la fe de Milton -, en el sentido de que la luz fue la primera de las creaciones divinas. En vano, pues, debemos intentar explicar la luz en términos de algo que Él creó más tarde.

Desde esta perspectiva, la sugerencia de los científicos modernos de que la luz, que se puede ver mediante el levantamiento de los ojos al Sol o la Luna, podría ser, nada más y nada menos, que el mismo fenómeno oscuro – electromagnetismo – que hace tambalear las agujas de la brújula, que arrastra las limaduras de hierro a un imán, y que hace saltar los trozos de papel hasta un peine cargado electroestaticamente, parece ridículo a primera vista. ¿Cómo podría la luz, esa cosa magnífica y evidente, ser idéntica a esas arcanas y aparentemente invisibles tenebrosidades?

O bien – te daré otro ejemplo -, el obispo Berkeley, famoso filósofo, se reía de que el sonido fuese una serie de ondas de compresión que se producían en la atmósfera. Él hacía un llamamiento a la naturaleza cualitativa del sonido, y desdeñaba la teoría de las ondas de compresión porque, a fin de cuentas, eran solo partículas moviéndose atrás y adelante.

Sue: ¿Quieres decir que esto era casi lo mismo que el «difícil problema»? Esto era explícitamente acerca de la experiencia de la luz o del sonido.

Paul: Sí, a la que tuviste acceso directo de algún tipo. Con la luz, mediante los ojos; con el sonido, mediante los oídos; con la calidad interior de nuestro dolor, mediante la introspección.

Sue: Así que podría parafrasearte acertadamente diciendo algo como que… históricamente se han resuelto una gran cantidad de problemas, como deshacerse del fluido calórico, deshacerse del élan vital (espíritu vital) o el entendimiento de la luz y del sonido. Todos ellos fueron en realidad muy similares al actual. Todos ellos tenían inherente un versus entre lo subjetivo y lo objetivo. Todos fueron resueltos y se olvidaron, ¿y piensas que ocurrirá lo mismo con el «difícil problema»?

Paul: Eso es casi exactamente correcto, pero el contraste no fue tanto entre subjetivo y objetivo; para la luz, más bien, fue un versus entre «visjective» [subjetividad visual] y objetivo, si así lo prefieres. La idea engañosa de esta especial visión epistemológica era que solo daba acceso a la luz, a un tipo de cosas ontológicamente distintas. Puedes hablar de campos electromagnéticos que oscilan, dirán algunos, pero estás cambiando de tema; no estás hablando de la luz, de la luz que podemos ver.

Pero, lo siento, resultó ser justo al revés. Resultó que la luz presumiblemente «visjective» era, de hecho, ondas electromagnéticas. Y, regresando al qualia anterior, parece que la ‘subjetiva’ sensación visual de rojez es un patrón particular de activaciones a lo largo de los procesos celulares contrarios en el LGN o V4. Piénsalo, si lo deseas, como un acorde musical golpeado en una población de neuronas. Hay claves en V4 y un patrón particular de los códigos para el color rojo, un patrón particular de los códigos para el color verde, y así sucesivamente. Y eso es lo que es un quale subjetivo.

Sue: Me gustaría estar segura de cómo esto se relaciona con la correlación, la causa y la identidad. Hay una enorme cantidad de trabajo por hacer sobre el momento en que lo neural se correlaciona con la conciencia, y una gran confusión acerca de la correlación, la causa y la identidad. ¿Qué piensas sobre esta cuestión?

Paul: La forma sencilla de acabar con todo esto es, una vez más, sacar lecciones de la historia de la ciencia. Las ondas electromagnéticas no producen la luz, no están correlacionadas con la luz; son la luz. Eso es lo que es la luz. Lo mismo con el sonido: un sonido de «Do central» no está correlacionado con una serie de ondas de compresión de 263 Hz. Es una serie de ondas de compresión con tal frecuencia. Y la sensación de calor de una taza de café no es algo correlacionado con la energía cinética molecular media; es idéntica a la energía cinética molecular media de las moléculas en la taza.

Sue: ¡Pero no puedes decir lo mismo para el color! Si volvemos a las buganvillas, no puedes decir que el color sea equivalente a tantos nanómetros o algo parecido. Necesitas algún tipo de sistema visual que interactúe de una manera particular con una mezcla concreta de longitudes de onda. ¿Cambia esto el argumento?

Paul: No. Hay un problema en el caso del color objetivo, y es el problema de los metámeros. Hay demasiados modelos distintos de espectros que producirán en nosotros exactamente la misma sensación. Todos ellos ven el color rojo, pero son diferentes de modo interesante. Sin embargo, eso es un problema que también se puede resolver.

Aquí no estamos hablando de un color objetivo allí fuera en los objetos. Estamos hablando de la sensación del rojo. Y estoy dispuesto a hacer la sugerencia de que este caso va a llegar a ser exactamente paralelo a todos esos otros casos. Tener una sensación, una sensación visual, digamos en un pequeño círculo justo en el centro del campo visual donde está la fóvea [una pequeña depresión en la retina], es tener tus tres patrones de procesos celulares contrarios mostrando un cierto patrón de estimulación relativa. Ellos son el color azul frente al amarillo, el rojo frente al verde, y el blanco frente al negro; y todos ellos han aumentado o reducido la actividad. El patrón de activación para el rojo será, digamos de un 50%, 90%, 50%, a través de los tres tipos de células.

Pat: Creo que la cuestión es que en las primeras etapas de una ciencia uno intenta
hacer correlaciones entre los acontecimientos. Cuando usted considera un fenómeno utiliza diferentes instrumentos de medida para aprehenderlo: un ensayo celular individual, una resonancia magnética funcional (MRI) o el informe de alguien. Hay muchas formas de llegar a él. Por eso, una vez tengamos una comprensión mucho más rica y plena del cerebro, no solo en lo que respecta a la conciencia, sino en todas sus dimensiones, pueda haber un ajuste. Podremos decir, como lo hicimos en el caso de la luz o de la temperatura: «Ajá, eso es todo. Este patrón de activación en este contexto, cuando el tallo cerebral está haciendo tal y tal cosa, es solo una sensación de rojo.»

Sue: Pero ahora ayúdame con este asunto. Cuando dices que la luz es electromagnetismo o que el calor es solamente la energía cinética media, no tengo ningún problema. No tengo ninguna dificultad emocional o problema interior con ello, en absoluto. Pero cuando dices que mi experiencia subjetiva de la vista de esa piscina es solamente un patrón de activación neuronal, sí tengo un problema. Ahora, ¿crees que hace doscientos años los científicos tenían una dificultad similar? ¿Y qué crees que permite deshacerse de esa sensación desde el punto de vista de la persona que piensa en el problema?

Pat: La gente tenía una «dificultad emocional» con la idea de que la luz fuesen ondas electromagnéticas. ¡Creo que la facilidad o dificultad emocional depende de cuán joven eres cuando te aprendes la teoría!

De hecho, yo ya veo esto en mis estudiantes, porque han crecido en un momento en el cual se entiende mucho más sobre el cerebro. Para ellos, el cerebro es aquello que cambia durante la adicción, o durante la depresión, o durante el aprendizaje. Cuando les digo «Adivinad que, con toda probabilidad, esto será…» y a continuación hago este tipo de alusiones, no se sorprenden especialmente. Pero tienes que tener en cuenta que mucha gente se sorprende con facilidad durante las primeras fases de una teoría científica. Cuando a las personas se les dijo que la Tierra se movía les pareció hilarante, ridículo, inconcebible; este comportamiento es, paradigmáticamente, aquello que no se mueve.

Sue: Esto suena un poco desesperado – tenemos que esperar un tiempo terriblemente largo hasta que la gente muera.

Pat: Tal vez no. En realidad, no sabemos cuánto tiempo tendremos que esperar.

Paul: Aprendemos de la historia que la gente no tiene por qué morir. Probablemente encuentres esto relativamente sencillo, en comparación con el caso subjetivo de los qualia: captar la idea de que la voz de Pat es la voz de Pat porque tiene un espectro de potencia particular. También estará dispuesta a aceptar que un cierto acorde musical que podría tocar en el piano para usted es un sonido muy bonito; lo que probablemente no apreciará es que éste son cuatro notas diferentes; que un acorde de Do7 es un Do, un Mi, un Sol y un Si bemol golpeados simultáneamente. Es posible que inicialmente se sorprendiera al enterarse de que estos bellos sonidos se componen de elementos diferenciados; que un acorde de Do7 es un cuarteto de algo; un La menor es otro cuarteto [sic] de algo, y así sucesivamente. Este tipo de apreciaciones son algo que inicialmente se aprehenden de una forma inarticulada. Aprendes a reconocer la voz de Pat, pero no tienes idea de cómo la reconoces; aprendes a reconocer dos acordes musicales distintos, pero no tienes idea de cómo los discriminas. Entonces descubres que tienen una estructura interna y que otras partes del cerebro son sensibles a tal estructura interna. Así es como logras discriminarlos

Pat: … y esto también debe ser cierto en el caso de los colores, porque justamente tienes tres conos y el proceso contrario de las células. Por eso, cuando miro el amarillo, puedo pensar «el amarillo es solo amarillo», pero en realidad es una especie de compuesto. Es realmente así.

Paul: Es un vector de activación a través de tres tipos diferentes de células.

Sue: ¿Qué me dicen sobre el dolor?

Pat: Al principio, la gente decía que existía la sensación del dolor y el horror del dolor, y que estos no podían ser disociados. Conozco filósofos que dijeron que el dolor era horroroso y que esta era una verdad necesaria, y que el dolor era horrible en todos los mundos posibles. Hoy en día la gente solo acepta, rutinariamente, que el dolor es disociable en ambos casos, aunque normalmente no parezca de esa manera.

Paul: Se llama codeína.

Sue: O heroína.

Paul: Y hace que todo esto te importe un bledo.

Sue: Sí, pero, ¿por qué no tengo mucho problema con algunos de esos ejemplos? Bueno, en realidad no tengo ninguno. ¿Por qué no tengo ningún problema en absoluto con el ejemplo auditivo, un poco de problema cargante y arrastrante con el ejemplo del color, y un grandísimo problema acerca de cómo los disparos de las neuronas en la corteza cingulada anterior pueden ser este horrible dolor?

Paul: Porque estás escalando una pendiente de conocimiento.

Pat: Y estás muy abajo en la cuesta.

Paul: Si supieses lo suficiente sobre el cerebro, la forma en cómo codifica, cómo el espacio de los posibles mapas de vectores de codificación se relacionan con el espacio de los posibles colores, y cómo el espacio de los posibles vectores de codificación en el sistema de mapas de registro de tu dolor se relacionan con el espacio de los posibles estímulos; después empezarías a ver que la actividad en estas diversas partes del cerebro es en realidad un mapa muy sofisticado de las características del espacio externo. Empezarías a obtener el control sobre una representación, y ya no parecería todo tan misterioso. Antes de esto, por supuesto, debes terminar de elucubrar sobre el aire.

Sue: ¿Este camino hacia arriba por la ladera del conocimiento nos guía en dirección a terminar con el dualismo? Porque a menudo siento que caigo una y otra vez en algún tipo de dualismo entre lo interior y lo exterior, lo subjetivo y lo objetivo, entre yo aquí y el mundo ahí fuera.

Pat: Hay un verdadero dualismo aquí, pero no uno que implique cosas escalofriantes. Una de las cosas que tu cerebro hace es construir un modelo, y dentro de ese modelo marca una diferencia entre lo que es interior y lo que es exterior. En mi distinción cerebral entre interior y exterior, siempre tengo una «efference copy» [una copia interna creada con un comando motor de su movimiento anticipado y sus resultantes sensaciones] para realizar un movimiento. Así que siempre sé que el movimiento es mío; no puedo hacerme cosquillas a mi misma. Pero los esquizofrénicos pueden. Algo está mal en su sistema de eferencias.

Paul: Los esquizofrénicos no saben donde termina su yo y comienza el mundo independiente.

Sue: Quiero cambiar el rumbo completamente. Uno por uno, ¿creéis que un «zombie filosófico» es posible?

Pat: Bueno, si te refieres a…

Paul: Di que no.

Sue: No puedes hacer eso… Por muy cerca que vuestros puntos de vista puedan estar, no puedes decir a los demás lo que deben decir.

Pat: Depende de lo que entiendas por posible. Por supuesto, es lógicamente posible, pero eso no es interesante. No estamos realmente interesados en si alguien puede escribir una historia sobre un zombie; estamos interesados en saber si es o no es empíricamente posible. Y no parece serlo, por lo que sabemos. Las personas en coma, o sueño profundo, o ausencia de convulsiones, no tienen conciencia. Y el comportamiento en estas tres condiciones es muy diferente al comportamiento cuando la gente está despierta. Podría suceder que hubiese alguien que fuese un zombie, pero eso sería como preguntarse: «¿podría suceder que hubiese un conjunto de especies animales en el cual ninguna de ellas tuviese ADN?». Lógicamente es posible, pero por todo lo que sabemos acerca de la selección natural no parece muy plausible.

Dicho esto, siento una gran admiración por el trabajo que llevan a cabo Mel Goodale y David Milner, el cual demuestra que una parte del sistema motor puede utilizar información visual no consciente. Christof y Francis (en mi opinión, desafortunadamente) apodaron el sistema que Goodale y Milner estudian como «sistema zombie».

Sue: Pero Goodale mismo no lo llama un «sistema zombie». A mí esto me parece el punto entero de distinción que están realizando. Se trata de la acción frente a la percepción, no del consciente frente al inconsciente; me parece un gran paso adelante.

Pat: Exactamente. Por eso digo que Christof y Francis lo han apodado de un modo inoportuno. Creo que el trabajo es brillante y forma parte del más interesante estudio sobre la conciencia que existe.

Sue: Paul, has dicho «Basta decir que no»… utilizando una popular frase americana. ¿Podrías explicarte?

Paul: Claro. Una vez más hay un paralelismo, porque alguien podría decir: «mira, la luz no puede ser idéntica a las ondas electromagnéticas porque me puedo imaginar un universo en el que las ondas electromagnéticas van rebotando sobre todos los lugares, pero el tono negro se encuentra de un extremo al otro.» Si lo deseas, existe un universo zombie, como en este universo falta luz.

Y uno desea decir: «Bien, puedes imaginarte todo cuanto te apetezca, pero la cuestión aquí es, ¿qué es la luz como una cuestión de hecho?» Y la verdad es que cuando aprendes algo acerca de la luz, acerca de las ondas electromagnéticas, acerca de cómo la luz hace crecer las plantas y hace que los girasoles se encaren hacia las estrellas, resulta que este universo que, supuestamente, carece de luz, se comporta exactamente como el universo en el que estamos. Todo lo que hay en él se comporta como si las estrellas estuviesen fulgurando locamente. Por lo tanto, cuanto más sepas tanto acerca de la luz como de las ondas electromagnéticas, más difícil es imaginar, coherentemente, un universo que esté repleto de ondas electromagnéticas, pero que sea oscuro.

Del mismo modo, cuanto más avancemos en la comprensión de cómo funciona el cerebro a un nivel bajo, y cuanto más comprendamos la psicología a un alto nivel, veremos mucho mejor cómo encajan juntos en este maravilloso conjunto, de manera que no sean dos cosas que abarcan la una a la otra, sino que en realidad son la misma cosa, vistas desde dos posiciones distintas. Por lo tanto, cuanto más aprendamos sobre el cerebro, más difícil será disfrutar del experimento mental de Chalmers.

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