Tercera Cultura
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El antepasado del maíz

Entre las primeras plantas domesticadas están el trigo, la cebada y la avena. Encontrar sus parientes silvestres es sencillo, en los montes Tauro y Zagros los hay en abundancia. Por supuesto que no son idénticos, sus granos son más pequeños, pero se parecen lo suficiente para notar a simple vista sus rasgos familiares. En América, entre las primeras plantas domesticadas está el maíz, pero descubrir sus antepasados no es nada sencillo. Hoy mayoritariamente se supone que el antecesor del maíz es la planta llamada teosinte.

El antepasado del maíz

 

Pero si comparamos una y otra difícilmente pensaremos que son familia pues tienen incluso características contrapuestas. El maíz se presenta en mazorcas con forma aproximadamente cónica de entre diez y veinte centímetros de largo en cuya parte exterior hay entre doscientas y cuatrocientas semillas desnudas. La espiga de teosinte es mucho más pequeña y contiene entre seis y doce semillas protegidas por una corteza muy dura. Maíz, semillas desnudas; teosinte, «vestidas» con una corteza muy dura. Probablemente esa es la mayor diferencia, aunque no faltan otras: el maíz crece en un solo tallo vertical coronado por espigas mientras que el teosinte tiene múltiples ramificaciones laterales. Las partes femeninas en el maíz crecen en el tallo y en el teosinte en las ramas laterales. Y para acabar, las semillas del maíz maduran todas a la vez mientras que las del teosinte lo hacen en distintos momentos a lo largo de varias semanas.

Por eso no es de extrañar que no todos estuvieran de acuerdo que el teosinte era en antecesor del maíz. No ha sido hasta hace unos pocos años que los análisis genéticos han demostrado que son plantas genéticamente muy similares. La duda que surge es cómo es posible que a los nativos americanos se les ocurriera domesticar esa planta y posiblemente la respuesta acaba de ser publicada a principios de febrero por parte del Instituto de Investigación Tropical Smithsoniano. Mediante invernaderos especializados han hecho una especie de «máquina del tiempo» para remontarse a las características ambientales que había hace diez mil años. Han recreado un ambiente entre dos y tres grados más frío que el actual y con mucho menos dióxido de carbono: 260 partes por millón. El resultado ha sido sorprendente. Comparado con las plantas que crecen actualmente, el teosinte que ha crecido en esas condiciones es mucho más parecido al maíz: un solo tallo en el que están las partes femeninas y semillas que maduran a la vez.

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