Publicado en The Neurocritic
¿Tiene conciencia la Vagina?
Naomi Wolf, famosa autora y activista feminista, responde a esta precisa cuestión en su nuevo libro, Vagina: A New Biography. A primera vista, me parece una mezcla difícil de confesión sexual, auto-ayuda, neurociencia pop, y adoración de la diosa Yoni de nueva era.
¿Podría una profunda conexión entre el cerebro de una mujer y su experiencia con su vagina afectar a su mayor sentido de la creatividad e incluso de conciencia? En su nuevo, importante y provocativo libro, la autora de bestsellers como The beauty myth Naomi Wolf argumenta que esta conexión no sólo es real, y menospreciada mucho tiempo, sino que es fundamental para el sentido del yo de una mujer.
Estimulada por la experiencia de una crisis médica inesperada, un nervio pélvico lesionado que afectó temporalmente a sus propias sensaciones físicas, Wolf se dispone a descubrir por qué y cómo es mejor entender el cerebro y la vagina como un “sólo sistema”. Entender la conexión cerebro-vagina, según aprendió, no es meramente una llave para un sexo transformador en las mujeres, es una llave para la auto-actualización femenina, y en consecuencia para el poder femenino, la creatividad y la confianza.
La improbable combinación de elementos pseudocientíficos y místicos ofrece algo que todo el mundo puede detestar. Entre neurocientíficos, se han paseado por los medios sociales meteduras de pata como “la dopamina es el último elemento químico del cerebro femenino”, la oxitocina es “el superpoder emocional de la mujer” y la vagina “no es sólo coextensiva con el cerebro femenino sino parte del alma femenina”.
Casi siento lástima por la señora Wolf porque todo esto es pan comido. La dopamina no es un neurotransmisor feminista, a no ser que las culebras e insectos hayan estado leyendo en secreto a Betty Friedan y escuchando a Bikini Kill.
El capítulo 4 de Vagina trata sobre Dopamina, Opiáceos y Oxitocina. Aparte del resumen y la reseña en The Guardian, sólo tres capítulos están disponibles en línea. Pero aquí hay una cita:
Los que no somos científicos a menudo olvidamos que las sustancias quimicas del cerebro son vehiculos de profundas verdades humanas.
Creía que las sustancias químicas del cerebro eran vehículos que enlazaban los receptores y activaban moléculas de transducción de señales. Incluso los neurocientíficos más reduccionistas entre nosotros se dan cuenta de que estamos a muchísima distancia de entender cómo podría explicar la oxitocina la moralidad (con la excepción de Paul Zak)
Pero la biología feminista aparentemente nos dice que la vagina es el sistema adecuado para profundas verdades femeninas:
Por la misma razón, la experiencia de libertad del yo femenino, y su impulso para buscar más libertad, y hacerlo desde una base de auto-amor, la búsqueda feminista y la sensibilidad feminista, todo ello está reforzado en la mujer por la dopamina preorgásmia, y por el efecto del orgasmo sobre el cerebro. De este modo, la vagina es el sistema adecuado para alcanzar los estados mentales que llamamos confianza, auto-realización e incluso misticismo en la mujer.
¿Es que las mujeres que no tienen orgasmos no pueden ser feministas liberadas y seguras de sí? Esto hace que te preguntes por las fuentes científicas de Wolf…
Una gráfica ilustrada compilada por la investigadora de dopamina Marnia Robinson muestra cómo afecta la dopamina a la conducta humana en las relaciones y los entornos sociales.
Cuando escucho “investigador de la dopamina”, pienso en expertos como Nora Volkow, Kent Berridge, Wolfram Schultz, y Barry Everitt. No podría encontrar ni un sólo artículo revisado en una revista del que sea autora Robinson. En su lugar, tiene un blog en Psychology Today para promocionar su libro. El trabajo de Robinson es parte de las neurorrelaciones de la industria de auto-ayuda, junto con libros y blogs como Rewire Your Brain for Love y Neuroscience and Relationships. No se precisa en absoluto ningún conocimiento del cerebro para mensajes de andar por casa que incluyen los beneficios de la meditación profunda y consejos para alcanzar objetivos.
¿Se puede culpar aquí a Wolf? ¿Tenía la responsabilidad de contactar con expertos reales (o incluso de saber quiénes eran)? Leyendo sólo una pequeña muestra, no puedo decir a quién más debió haber consultado. En el capítulo 2, cita un artículo científico serio de 1996 de Meston y Gorzalka sobre Los Efectos diferenciales de la activación simpática en la excitación sexual de mujeres sexualmente funcionales y disfuncionales. Pero dice:
El sistema nervioso autónomo prepara el camino para los impulsos neurales que viajarán desde la vagina, el clítoris y los labios hasta el cerebro, y este fascinante sistema nervioso regula las respuestas de la mujer a la relajación y la estimulación proporcionada por la Diosa (goddess array), “el conjunto de comportamientos que un amante emplea para excitar a su pareja».
La diosa y el sistema nervioso autónomo, ¿juntos al fín o extraños compañeros de cama? Al final (o más bien, en el principio), la Vagina es parte de una autobiografía, y Wolf ciertamente se expone a sí misma y a sus orgasmos, algo que según lo veo la hace incluso más vulnerable a los ataques personales. De momento me quedaré con la neurociencia, y aguardaré a la secuela.
Próximamente: Pene: Una autobiografía, por Jesse Bering.2
Notas
1) Sin embargo, debo admitir que no he leído el libro entero, por lo que algunas de esas afirmaciones podrían ser no del todo justas.
2) Un momento, ¿Ya ha publicado esto?
http://www.youtube.com/watch?v=_DaTtjxWZp8
[….]
Está bien. Ahora ya pueden borrar el comentario.
En la India se adora al falo de Siva (Sivalingam). Hay gente pa’ to’.