Teleología (del griego telos, fin) es el “uso del diseño, propósito o utilidad como explicación de cualquier fenómeno natural”. Según una descripción clásica de Francisco J. Ayala, se dice que un comportamiento u objeto son teleológicos “cuando dan pruebas de un diseño o bien cuando parecen estar dirigidos hacia determinados fines” (Ayala, 1979). La teleología es muy popular en la religión, que ve en el mundo natural un diseño divino, pero impopular en la ciencia moderna, especialmente después de la “revolución darwiniana”, que ve en el mundo natural un proceso mucho más azaroso, sometido a la selección natural y a otros fenómenos naturales que no implican la noción de finalidad.
Según la psicóloga Deborah Kelemen, experta en cognición infantil, las bases para pensar de esta manera no están en la autoridad de Aristóteles. La idea de teleología surge en nuestra psicología de forma bastante más “natural”. Y los niños parecen especialmente “promiscuos” buscando explicaciones teleológicas: “Cuando se les pregunta sobre propiedades de entidades naturales como rocas puntiagudas los niños prefieren las explicaciones teleológicas sobre las físico-causales, sosteniendo que las rocas son puntiagudas porque así los animales no se sentarán en ellas y no porque se hayan apilado pequeños trozos a lo largo del tiempo” (Kelemen, 2009). Resultados parecidos también se han obtenido en adultos con una educación mínima, sugiriendo que la adhesión a explicaciones teleológicas no es simplemente el fruto de la inmadurez cognitiva. En su conjunto, esta forma de pensar parece un sesgo mental persistente en los seres humanos, cuyo atractivo permanece muy difundido a pesar de las críticas de la ciencia moderna.
Ahora, Kelemen junto con sus compañeros de la universidad de Boston (2012), han diseñado dos estudios dirigidos a averiguar si incluso los científicos naturales conservan tendencias teleológicas en determinadas circunstancias. En uno de los estudios, los científicos (profesores de ciencias físicas y naturales en universidades norteamericanas) efectivamente resultaron muy propensos a apoyar explicaciones teleológicas de fenómenos naturales cuando disponían de poco tiempo para resolver el problema, al igual que los adultos sin adiestramiento científico o los estudiantes que participaron en estudios similares: cuando piensan» despacio», los científicos piensan como los niños. El segundo estudio llevó a un resultado todavía más interesante: los científicos naturales resultaron tan propensos a apoyar explicaciones teleológicas como los académicos de las humanidades,sugiriendo que “aunque una educación extendida parece producir una reducción general en las explicaciones teleológicas inadecuadas, la especialización como científico no lo hace, en sí misma”.
En general, las conclusiones de estos trabajos son consistentes con la caracterización de Daniel Kahneman sobre dos “sistemas” de pensamiento en los seres humanos, uno de ellos mucho más “natural”, rápido e instintivo que el otro. Pensar de forma «religiosa» parece figurar entre estos sesgos naturales y casi automáticos que poseen una base natural. Según Kelemen y sus compañeros: “Las nociones de propósito son bases centrales de las religiones mundiales, y el presente estudio revela no sólo que son un supuesto natural de la mente humana, sino que también están íntimamente conectados con intuiciones acerca de la agencia. Los efectos duraderos del sesgo teleológico en la ciencia y la cultura podrían ser más profundos de lo que creíamos”.
Dejar de pensar en que el mundo natural es un diseño de Dios, o la fecunda expresión de la “Madre Tierra” (hasta los llamados neohumanistas se sienten atraídos por estas maravillosas teorías) es una de las tareas cognitivamente más costosas que enfrenta la ciencia moderna, habida cuenta de que estamos hablando de sesgos que forman parte de nuestra plantilla cognitiva por defecto.
Referencias:
Kelemen, D. (2009) The Human Function Compunction: Teleological explanation in adults. Cognition, 111(1), 138-143. DOI: 10.1016/j.cognition.2009.01.001
Kelemen, D., Rottman, J., & Seston, R. (2012). Professional Physical Scientists Display Tenacious Teleological Tendencies: Purpose-Based Reasoning as a Cognitive Default. Journal of Experimental Psychology: General. Advance online publication. doi: 10.1037/a0030399
Dobzhansky, T.; Ayala, F. J.; Stebbins, G. L. y Valentine, J. W. (1979). Evolución. Ediciones Omega
Enhorabuena por Tercera Cultura. Un soplo de aire fresco. Soy Doctora en Psicología, profesora asociada en la UNED y orientadora educativa en un centro de Educación Secundaria. Completamente de acuerdo con que los humanos pensamos de forma teleológica, incluso si tenemos ciertos conocimientos científicos. Mucho más de acuerdo que con la idea que dice que los niños piensan como científicos. Creo que los niños piensan como niños, los adultos como adultos, niños y adultos como humanos que somos, y sólo unos pocos de esos humanos piensan como científicos realmente. Cuidado con el «neohumanismo», ciertas nociones y «neuromitos» han hecho y están haciendo mucho daño en el mundo educativo.
Enhorabuena de nuevo.
Muchas gracias, Pilar, por tus palabras de afecto y reconocimiento. Un abrazo por parte de quienes intentamos que TC continúe.