Antropólogos y genetistas sugieren que la evolución humana se ha acelerado en los últimos 10.000 años de historia, sobre todo a consecuencia de la explosión demográfica experimentada por nuestra especie.
El consenso sobre una naturaleza humana estable había sido más o menos permanente incluso dentro del pensamiento evolucionista moderno. En cierto sentido la idea del fin de la evolución humana era políticamente tranquilizadora, puesto que podía ser bien recibida tanto por los conservadores, que tradicionalmente contaban con una “naturaleza humana” más o menos fija y previsible (que Larry Arnhart a veces llama “conservadurismo metafísico”), como por los progresistas que podían confiar en alcanzar una nueva humanidad exclusivamente mediante educación, cambio cultural e ingeniería política.
Stephen Jay Gould, el divulgador evolucionista más conocido por el público y quizás por los científicos no especialistas, había declarado “irrelevante” la selección natural (biológica) para describir la evolución cultural. Se suponía que desde hace 50.000 años la evolución humana se había estancado o bien apenas afectaba al progreso cultural. Después del escenario adánico de nuestros orígenes todo lo que conocemos por cultura y civilización se construiría empleando los mismos genes y el mismo cerebro del pleistoceno que heredamos de nuestros primeros antepasados, como también piensan Leda Cosmides y John Tooby, los fundadores de la psicología evolucionista. Contrariamente a lo que sospechaba Alfred Russell Wallace resultaba que nuestras “mentes de la edad de piedra” habrían dado lugar a todo lo importante: desde Bach a la teoría de la relatividad o la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Sin embargo, actualmente un grupo de investigadores están encontrándose con un conjunto de evidencias que avalarían mutaciones adaptativas modernas: evolución humana reciente. Algunas conclusiones no son compartidas por todos, y tanto las nuevas hipótesis como la metodología empleada necesitan ser mejoradas, pero de acuerdo con estudios convergentes no sólo es que la evolución humana continúa, sino que se habría acelerado varios cientos de veces durante los últimos 10.000 años en comparación a otros periodos de nuestra historia. Estas nuevas adaptaciones genéticas, aclara Kathleen McAuliffe en la revista Discover, “no se limitan a las diferencias bien reconocidas en los rasgos superficiales entre grupos étnicos como el color de la piel y de los ojos. Las nuevas mutaciones se relacionan con el cerebro, el sistema digestivo, la expectativa de vida, la inmunidad a los patógenos, la producción de esperma, y los huesos. En resumen, virtualmente con cada aspecto de nuestro funcionamiento.”
Henry Harpending va aún más lejos al insinuar que los grupos humanos podrían estar evolucionando de modo divergente, poniendo en cierto peligro la idea de una misma, aunque diversa, humanidad: “No somos las mismas personas de hace sólo mil o dos mil años”. En el proceso de la civilización no todo es “cultura”: “Casi todos los rasgos que mires se encuentran bajo una fuerte influencia genética”.
John Hawks, un profesor asociado de la universidad de Winsconsin que además tiene un excelente blog científico, es el coautor de un estudio sobre evolución humana reciente (¿uno de los descubrimientos más importantes de nuestro tiempo?). El trabajo de Hawks, Cochran y Harpending sugiere que el enorme crecimiento demográfico experimentado por el homo sapiens sapiens durante su proceso de civilización habría acelerado extraordinariamente los cambios genéticos durante los últimos 40.000 años. La clave: poblaciones más grandes producen mayor cantidad de mutaciones susceptibles de ser seleccionadas, y es preciso recordar que el ser humano solo desde la era industrial moderna ha pasado de una población de 1000 millones a los actuales 7000, y que antes de la revolución de la agricultura, hace unos 10.000 años, no habitaban la tierra más de diez millones de homo sapiens. Nuestra naturaleza podría estar condicionando incluso algunos comportamientos que consideramos indiscutiblemente modernos y «culturales», como la ética del trabajo y el capitalismo industrial, tal como insinúa el controvertido trabajo del historiador económico Gregory Clark.
Los científicos disponen hoy de herramientas de análisis más potentes y grandes bases de datos sobre genética humana, como el Mapa Internacional de Haplotipos. De acuerdo con Robert Moyzis, de la Universidad de California, hasta el 7% de los genes humanos podrían ser el resultado de la evolución reciente. No sólo las diferencias raciales en el color de la piel surgidas tras el “éxodo africano” de hace 60.000 años, también la transición desde las sociedades de cazadores y recolectores hacia los asentamientos agrarios serían responsables de importantes cambios en nuestra dieta que favorecieron cambios genéticos (el gen para la digestión de la lactosa, pongamos por caso, está presente hoy en el 80% de los europeos, pero sólo en el 20% de los asiáticos y africanos). Los cambios también afectarían a nuevas formas de resistir a los elementos patógenos, las características del esperma e incluso la expectativa de vida, como acreditan estudios recientes sobre las “ventajas de la menopausia“. De la misma forma, muchos genes que controlan los neurotransmisores del cerebro también serían bastante recientes. Así pues, tampoco tendríamos cerebros paleolíticos, pues las necesidades de atemperar la agresividad, crear formas fijas de asentamiento, nuevas habilidades para el cálculo y el comercio, etc, presionarían a favor de cambios en nuestra inteligencia.
Nature despertaba hace poco una vieja polémica sobre el estudio científico de las razas humanas. La controversia está asegurada porque el debate sobre la diversidad es probablemente el más importante que enfrenta la humanidad como especie. Parece que una cierta convicción sobre la igualdad de todos es el presupuesto que nos permite extender el círculo de las morales particulares más allá del pequeño grupo: la familia, la tribu, la nación. Como advierten los expertos en estudios de gemelos Bouchard y Segal, puede que la igualdad sea mucho más un valor ético y jurídico que biológico. Pero ni los conservadores ni los progresistas podrán enfrentar bien este debate si los hechos científicos son desconocidos u ocultados en nombre de dogmas respetables, ni el discurso ético estará bien preparado desconociendo las evidencias de nuestra biología.
Referencias:
Gregory Cochran, Henry Harpending. The 10,000 year explosion: How civilization accelerated human evolution
John Hawks, Eric T. Wang, Gregory M. Cochran, Henry C. Harpending, Robert K. Moyzis. Recent acceleration of human adaptive evolution
Gregory Clark. A farewell to alms. A brief economic history of the world
– In defense of the malthusian interpretation of history
John Hawks weblog
Pingback: La evolución humana podría haberse acelerado en los últimos 10.000 años de historia
Sería interesante estudiar en qué sentido estos cambios evolutivos se puedan haber visto influenciados por un diseño inteligente: me refiero obviamente a un diseño humano, con la selección de rasgos deseables para la convivencia en sociedades agrícolas, asentadas, etc. en base a ideales sociales conscientemente formulados.
Es muy interesante este tema, porque daría al traste con la igualdad soñada entre las razas. Imposibilitaría la tesis de «no desprecies a los demás por su color de piel, porque debajo todos somos iguales».
Pues tomen su igualdad imaginaria. Claro, habrá quienes digan que los que contribuyen con estos descubrimientos son científicos fascistas que solo quieren iniciar un nuevo holocausto y bla bla bla. «Cierren los ojos y tápense los oídos, pues es mejor no conocer esos misterios. El hacerlo solo dañaría la fraternidad humana»
En mi opinión, como personas debemos aprender que todos somos diferentes, pero que esas diferencias no deben ser usadas para despreciar a otros.
Podemos reconocer que cada quién tiene habilidades y capacidades diferentes; muchas de ellas definidas o influidas por el material genético que portas (estrechamente relacionado a tu origen racial). Por otro lado, también debemos reconocer que estas diferencias en capacidades NO JUSTIFICAN el desprecio a los «otros». La superioridad de una raza es siempre subjetiva.
¿Deberán los negros despreciar a los blancos si se demuestra que genéticamente ellos tienen ventajas genéticas para tener más volumen muscular?
¿Deberán los asiáticos despreciar a los amerindios porque se descubra que los primeros tienen genes que propician un IQ más alto?
¿Deberán los sanos empezar a esterilizar a aquellos que puedan transmitir genes «defectuosos» que pueden provocan enfermedades en su descendencia?
Creo que la respuesta a todas estas preguntas es: NO.
Sin embargo, esa ya no es una cuestión científica. La ciencia no dice lo que está bien o lo que está mal; solo es un medio para averiguar «lo que es». Los científicos deberían tener esto siempre muy presente para no dejarse llevar por los juegos políticos e ideológicos de los que intenten utilizar sus descubrimientos a favor o en contra de una causa.
Esta es una oportunidad para crear una verdadera tolerancia. No basada en la fantasía de que «todos somos iguales», sino en que, aunque unos son «más iguales que otros», esto no justifica actitudes dañinas hacia los demás.
«Es muy interesante este tema, porque daría al traste con la igualdad soñada entre las razas»; no te enteras minos, lo que están descubriendo es la aceleración de los cambios (y su concreción en la realidad de la humanidad)en los grupos humanos después de la diferenciación «racial».Que ha habido «demasiadas» mutaciones después, que han ido parejas con el inicio de tal o cual cultura(por ejemplo, hubo una que coincide con el inicio de la ‘lusitana’),civilización(hubo una que coincide con el inicio de mesopotamia), y que por un lado, al ser beneficiosas, se han expandido(también entre las razas);siendo un motor de expansión interna, la presión selectiva del medio(desierto,glacial)y la cultura creada(medio artificial)y de expansión externa(los movimientos poblacionales en busca de mejores condiciones,y un estadio del desarrollo cultural:ejercitos…etc)y el freno y su consecuente deriva biológica:las barreras geográficas,y también la cultura creada(fronteras políticas…etc);Creo ciertamente que los antropólogos,los genetistas,historiadores y arqueólogos deberían estrechar mucho más sus lazos entre ellos y con los grandes nombres de las ciencias físicas y formales para ir creando un gran «esquema» con mayor rigor científico; Están a dos velas sobre el alcance real de la cultura en los cambios biológicos y su retroalimentación; creo que en todo el proceso en general y en los factores que operan en él;La gran especialización no va pareja de la colaboración entre los profesionales y del conocimiento global que tiene cada uno; No se puede entender su actividad sin el sistema económico: son víctimas y verdugos del y (en el) momento de crisis cíclica que estamos pasando, y eso afecta muchos más a la seriedad y la tendencia del material ‘metódico’ que crean. Ese especialismo en la investigación los convierte en marionetas que ‘sesgan’ y ‘modulan’ conscientes o no, el conocimiento de la realidad, y ahora más, que los estados están destinando menos fondos, y las grandes empresas además de los resultados «encorsetados» para poder vender sus productos: coches/nocambioclimático,cerveza/salud…etc, se han conscienciado de que hay que repetir el modelo de después del crash del 29; nosotros, si queremos que la ciencia sea más rigurosa en el análisis, globalizadora y particularizadora a la vez, e imaginativa(esencial para su avance), creo que deberíamos de empezar a proponer soluciones; la mía es la financiación diversificada de ésta y el papel activo de los científicos por su autonomía;
yo opino que la destruccion del mundo sera probocada por nosotros mismos con nuestros actos tan egoistas i no estoy de acuerdo con los catolicos en que nuestro creador bendra a destruirnos por nuestros pecados ¿por que? muy sensiyo el nos ama y por eso nos esta dando tiempo para rreflexionar sobre nuestras forma de actuar ¡ entomses lo que yo quiero desir es que nosotros mismos nos destruiuremos no por la mano de dios !