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Daniel Everett: El lenguaje es una herramienta, no un instinto

Foto: "Dan Everett Books"

Daniel Everett es un lingüista conocido en particular por sus estudios con tribus amazónicas, a las que llegó como misionero evangélico y de las que salió convertido en ateo en los años ochenta del siglo pasado. Su ateísmo le salió caro: un divorcio y la pérdida de contacto con su familia, que sólo recientemente parece haber aceptado “su punto de vista sobre el teísmo”.

Las posiciones teóricas de Everett también son molestas para la parte dominante de la lingüistica contemporánea, deudora de los trabajos de Noam Chomsky. Su trabajo sobre las “limitaciones culturales de la gramática y la cognición de los Pirahâ” ha causado tanta controversia y malestar como para que el mismo Chomsky le calificase como un “charlatán”. Juan Uriagereka también se ha mostrado crítico con su trabajo en las páginas de este mismo digital: “Everett es un genio de las relaciones públicas”.

Probablemente Everett sabe cómo vender libros, pero sus ideas no carecen totalmente de respaldo. En EDGE ha publicado un ensayo sobre la recursión en los Pirahâ y Patricia S. Churchland ha calificado su último libro como “algo más que una obra maestra”. La posición que defiende, en síntesis “el lenguaje como instrumento”, es una tendencia viva. En Philosophical transactions de la Royal Society le dedican últimamente todo un número a este asunto.

Everett es ante todo un escéptico con la idea del lenguaje como “instinto” y con algunas de las conclusiones más audaces de la llamada “biolinguïstica”. Según él, no debemos entender el lenguaje como un instinto, sino como un artefacto cultural, una herramienta similar al arco y las flechas que encontramos en los más dispares enclaves culturales.

No existe un “gen del lenguaje”

Un gen del lenguaje es tan improbable como un gen para construir arcos y flechas, o para creer en Dios, o para practicar brujería. De hecho, los seres humanos son célebres por el numero relativamente pequeño de genes (tenemos menos que el maíz): “No es la posesión de genes altamente específicos lo que nos hace más inteligentes que una mazorca. Más bien, es la sinfonía de estos genes trabajando juntos lo que hace que los bebes humanos sean más brillantes que una bonita mazorca en la cosecha de la mañana”.

Todo lo más, alguno de nuestros genes (el caso más conocido es el FOXP2) resulta estar particularmente implicado en el lenguaje. El gen FOXP2 parece ser muy importante para que el lenguaje funcione correctamente, pero no es un gen “del lenguaje”. Del mismo modo, tampoco podemos considerar que las áreas de Brocca o de Wernicke, que tradicionalmente se ha pensado que desempeñan funciones relacionadas con el lenguaje, sean específicas suyas.

El lenguaje es en definitivas cuentas un comportamiento complejo (como la religión, o la política), y no hay evidencias que enlacen genes individuales, ni áreas concretas del cerebro, con comportamientos tan complejos de la naturaleza humana. De hecho, sabemos también que la selección cultural ha desempeñado un papel fundamental en nuestra especie: la cultura también “selecciona” genes.

El lenguaje como artefacto

Pero si no hay unos principios universales e innatos ¿Por qué entonces los niños adquieren tan rápidamente un lenguaje? ¿Por qué parece que es más difícil aprender un lenguaje después de la pubertad? ¿Y por qué hay similitudes tan sorprendentes entre los distintos lenguajes? Aparentemente todas estas preguntas invitan a proporcionar una respuesta nativista, a acariciar el “logos” de Platón y quizás a proponer una «lengua de la humanidad» bajo los dispares parámetros culturales. Y sin embargo existen alternativas.

Uno de los problemas con las hipótesis nativistas del lenguaje es que no tienen en cuenta que el “significado” precede al lenguaje, tal como han defendido James R. Hurford o Susan Carey. Es decir, el pensamiento es anterior al lenguaje (Paul Churchland hace una defensa muy elocuente de este punto en su último libro). Todos los componentes que participan en el lenguaje sirven de hecho a otras funciones no lingüisticas: la boca sirve para morder o comer además de para hablar, la lengua sirve para lamer, y las áreas del cerebro relacionadas con el lenguaje, por ejemplo, con la sintaxis, también participan en otras actividades motoras o cognitivas.

Según Everett, la clave podriá radicar en una tendencia natural previa, una especie de “instinto de interactuar” anterior al uso del lenguaje y que empezaría por el útero materno y la relación entre madres e hijos. Este “instinto” social aparece también en los demás primates que poseen formas de comunicación social, pero ninguna de las habilidades del lenguaje humano más complejas. Ninguna otra especie de primates siente la intensa necesidad de comunicarse característica del homo sapiens.

Si leísteis hace años, como yo, El instinto del lenguaje de Steven Pinker, este nuevo libro de Everett, Language. The cultural tool (que yo sepa aún no traducido al español), probablemente servirá para tener una visión más equilibrada del debate. Especialmente habida cuenta de que las aproximaciones nativistas se han extendido mucho últimamente en la cultura científica: el «instinto moral» de Marc Hauser o el «instinto de la fe» de Nicholas Wade son dos ejemplos significativos.

Según Everett los instintos no funcionan como creen Pinker y cia. Los instintos poseen una curva cero de aprendizaje, y no difieren en los individuos sanos. En contraste, cosas como el arte, la religión o el lenguaje, todos los comportamientos complejos de la naturaleza humana, poseen claramente curvas de aprendizaje y diferentes niveles de pericia. Nunca dejamos de aprender un lenguaje, un arte, una religión o una filosofía. Los lenguajes podrían ser artefactos culturales, no instintos.

Foto: Dan Everett Books

11 Comentarios

  1. maria cinta says

    silbar es una herramienta no un instinto
    danzar es una herramienta no un instinto
    saltar es una herramienta no un instinto
    golpear es una herramienta no un instinto
    pintar es una herramienta no un instinto
    olisquear es una herramienta no un instinto
    guiñar el ojo es una herramienta no un instinto
    masturbar es una herramienta no instinto…….

    Me pregunto si estas discusiones no son un poco tontas… Apasionantes, pero…tontas…

  2. alfredo says

    Sí, me parece que , si no es un instinto, está cercano.

  3. Masgüel says

    En mi opinión, la implicación más importante de la pustura de Everett es que las estructuras gramáticales y los ámbitos de significado que abre nuestro léxico son invenciones. Es una consecuencia que deja un ámplio margen a la especulación filosófica. Alguien podría decir que las palabras y sus relaciones son un resultado adaptativo y por tanto expresan de algún modo procesos reales, mientras que otro diría que incluso aunque eso sea cierto, el juego de la invención simbólica es básicamente metafóro, incluso para las que cosas que nos decimos que aseguran nuestra supervivencia. Pero sobre todo que la mayor parte de las cosas que nos decimos no tiene nada que ver con nuestra supervivencia, sino con la superabundancia de nuestra imaginación creativa, que además de permitirnos resolver problemas, nos sirve para construir una variedad potencialmente infinita de mundos simbólicos que resultan el auténtico escenario de nuestras vidas.

  4. interesante tema y estoy en total acuerdo con el tema y tambien con su titulo comunicarnos gracias a el lenguaje es maravilloso y es una herramienta no un instinto como el que tenemos para respirar o para comer

  5. Juan says

    Interesante planteamiento! Que bien que se esté empezando a buscar (o más bien, que estén empezando a cobrar fuerza en la comunidad científica) otras hipótesis en el estudio del lenguaje y sus orígenes que vayan más allá de las ideas de Chomsky y sus discípulos intelectuales, que desde mi humilde opinión, dejan sin explicar aspectos fundamentales del lenguaje.
    Este planteamiento me recuerda mucho al trabajo en lingüística y desarrollo cognitivo de Michael Tomasello, del instituto Max Planck de Antropología Evolutiva. Tiene dos libros buenísimos en los que trata básicamente esta hipótesis (las capacidades cognitivo-sociales de los niños para comprender los actos intencionales y crear espacios de intersubjetividad con los adultos es el motor principal de la adquisición del lenguaje en la ontogenia. Para explicar el desarrollo del lenguaje a nivel filogenético echa mano de las capacidades de aprendizaje social acumulativo y el llamado »efecto trinquete», que acaba generando con el paso del tiempo productos culturales tan complejos como las distintas organizaciones sociales, las herramientas o los símbolos comunicativos). Uno de ellos (el que he leído) es Los orígenes culturales de la cognición humana, y el otro, no traducido al español, es Origins of human communication. Es verdaderamente un gran investigador con un trabajo empírico a sus espaldas muy serio (en psicología cognitiva comparada y psicología del desarrolo) y que da un aire a la psicología evolucionista muy serio frente a la característica versión modular y »panadaptacionista» a la que estamos acostumbrados.

    No sé si conoceréis al autor, en ese caso perdonad la chapa que os he metido con él, jaja; los que no lo conocéis os animo a echar un ojo a sus trabajos! 😀

    Dejo aquí su página web (tiene casi todos los artículos que aparecen ahí en pdf; ahora está estudiando otro tipo de temas relacionados con la cognición social) y un artículo de réplica al libro de Pinker en el que advierte que no se den por zanjados temas que todavía pueden dar mucho trabajo de investigación.

    http://email.eva.mpg.de/%7Etomas/

    http://www.princeton.edu/~adele/MTLngNotInstinct.pdf

    Enhorabuena por el Blog y por tus entradas Eduardo! Muy muy interesantes! Lo comenzaré a seguir a menudo (no lo conocía, jeje)! Un saludo!

  6. Elena says

    Definitivamente el Lenguaje no es instintivo, desde que un lenguaje como el chino, posee 5.000 ideogramas (no letras) y una persona china medianamente culta domina 2.000 -aproximadamente-; nosotros, los hispano parlantes, utilizamos 27 a 29 caracteres para construir todo lo que queremos comunicar.

    La riqueza o abundancia del lenguaje es un hecho cultural, creativo y deviene de una larga y rica convivencia, donde se conjuga tradición, usos y costumbres, historia, etc. O sea, CULTURA, que es lo que caracteriza a una determinada colectividad humana y su influencia sobre las demás colectividades y sobre el desarrollo de la humanidad.
    ¿Quién puede negar la influencia que ha ejercido la cultura china en la evolución del género humano? Nadie.

    ¡Muy interesante lo que ha planteado Juan!

    Y frente a la pregunta de gadmin, decirle que, 1) precisamente porque el lenguaje NO es instintivo, ya que instinto es: acción-reacción-acción; supervivencia y conservación, 2) porque el lenguaje es un hecho intelectual, gobernado por nuestro cerebro cortical, es que se necesita tanto esfuerzo para aprender un idioma nuevo, ya sea el propio u otro.
    Fácil es adquirir las primeras nociones (vocabulario básico, el uso «apelativo» de los vocablos), pero, asignarle significado metafórico o simbólico y desde allí ir adquiriendo las nociones de metalenguaje, podría llevar toda la vida; y ésto dependiendo del tiempo que se le dedique al tema o del interés profesional o amateur sobre el Lenguaje, en sí mismo. Allí radicaría parte de la complejidad.
    Dominar todas las expresiones y las connotaciones de una forma -o manera expresiva-, puede llegar a demandar toda la vida o todos nuestros máximos esfuerzos.

    Nuestro cerebro «triuno, trino o triúnico» (reptil-mamífero-cortical) existe como prueba de nuestra evolución dentro de las especies; y la presencia de la mielina -favoreciendo las inter conexiones neuronales- es lo que también favorece la amplitud, velocidad y calidad de nuestros aprendizajes. La diferencia entre el cerebro de Einstein con el de otro ser humano, era la abundante presencia de mielina en el lóbulo frontal y ninguna otra cosa como el tamaño o el peso.

    Hace tiempo que se ha probado en laboratorio con roedores, que el crecimiento del cerebro y de las habilidades sociales, se ve favorecida por el «juego» o el resolver problemas (desafíos) en solitario. Pero si se presentan cuando los roedores viven en grupo de pares (estimulados con laberintos con ricas y abundantes escenografías) los aprendizajes son mayores y en menor tiempo, propiciados por el trabajo y aprendizaje colaborativo (zona de desarrollo próximo ZDP) le llamó Vigotzsky (1920-34)… como se verá «nada nuevo bajo el sol».

    Las neurociencias aportaron los datos de la neuroplasticidad del cerebro y que a pesar de la famosa «poda» que realiza el cerebro por ahorro de energía y eliminar lo que no se usa, también se ha descubierto la generación de nuevas neuronas, contra lo que se creía. La mielina tiene mucho que ver en ésto.

    http://www.infoamerica.org/teoria/tomassello1.htm
    «Para (Michael) Tomassello, el lenguaje no es intuitivo, por lo que critica la concepción de la gramática generativa de Chomsky, ya que no cree que cualquier estructura lingüística sea universal, basada en un conocimiento innato. Opone a ello una teoría constructivista pragmático-social, según la cual el aprendizaje de las estructuras lingüísticas forma parte de los procesos de comunicación en sociedad, esto es, de la transmisión cultural.»

    «Tomassello señala que la diferencia fundamental entre la cognición humana y la de otras especies «es la capacidad cognitiva de participar con otros en actividades de colaboración, con intenciones y objetivos compartidos».

    Gracias por el espacio.
    Saludos.

    Elena.

  7. curro says

    Yo creo que la frase de descartes «pienso luego existo» es errónea. La frase más exacta sería «hablo luego existo» en este sentido, el lenguaje es la creadora de pensamientos. Así, si los pirahnas tienen un lenguaje básico no llegan a adquirir conceptos abstractos como números.
    El lenguaje se aprende en la infancia con la plasticidad cerebral teniendo en cuenta los tactos, que nos sirven para describir los objetos del mundo. A partir de los tactos, a través de relaciones funcionales se establecen relaciones categoricas «manzana es fruta» «pera es fruta», etc. Estas relaciones pueden llevar a relaciones funcionales arbitrarias «fruta podrida es dañina» «leon es dañino», y así sucesivamente. El lenguaje es una herramienta no genéticamente estructurada, sino aprendida gracias a que tenemos genes que nos permiten desarrollarlo.
    Creo que sería bueno, para aquellos que estén interesados en la generatividad del lenguaje y su funcionalidad que estudiaran las teorías de marcos relacionales S.Hayes 1999 y las teorías de formación del yo en base a los conceptos lingüísticos de Kronember y Tsai. Son la base de la psicología moderna y del desarrollo del pensamiento y del lenguaje desde una perspectiva conductual fucnional.

  8. curro says

    Cuando decía que el lenguaje y el pensamiento se construyen a base de descripciones, esto implica la importancia del contexto ambiental y social para el desarrollo del lenguaje. Los pirahnas han vivido en una sociedad aislada, sin influencias de conceptos e ideas que los determinen, por lo que desarrollan un lenguaje simple adaptado a su medio.

    En este sentido, las teorías de Chomsky son estructuralistas, se basan en estructuras genéticamente presentes para poder desarrollar el lenguaje (y lo dice alguien que crelló ciegamente en chomsky). Parece ser que el lenguaje es más funcional (más cercano a las teorías de Darwin) y por tanto más dependiente del contexto

  9. manel says

    Hola por favor necesito ayuda sobre las connotaciones y los linguistas espanoles

  10. Para no darle tanta vuelta a asunto consideremos que es es una herramienta instintiva que caracteriza al homo sapiens para que se acerque a la realidad pero también para que su capacidad de ficción sea un valor estético e incluso religioso

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