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Sementales

autor: Arcadi Espada en Diarios de Arcadi Espada
SementalesCynthia Daily, una americana cuarentona, se quedó embarazada tras su paso por un banco de semen. Mujer inquieta, inició una prolija, pero no muy complicada investigación sobre su donante. Así logró averiguar que al menos otros 149 niños habían nacido del mismo esperma. Cuenta el Times que de vez en cuando partes de la familia extendida se reúnen con los retoños: «Wow! es fantástico. Son todos iguales», explicó al periódico. Con la excepción de un amigo de Madrid («Uf, sí, a mí también me preocupa haber creado un problema parecido, y además de forma natural») cualquiera comprende que estamos ante una novedad compleja. La muestra de un donante puede utilizarse varias veces y aunque hay países que regulan, más o menos arbitrariamente, el número de veces (Inglaterra, 10; España, 6; Italia, 0: prohibida la donación) en otros (USA) ni siquiera existe la regulación. Por otra parte, cualquiera puede acudir a bancos distintos, del mismo o de diferente país: no existe, por así decirlo, una base de datos mundial de donantes. Desde luego no conviene exagerar los problemas resultantes. Aunque los controles actuales deben mejorarse, a fin de prevenir enfermedades genéticas y novelas románticas entre hermanastros, basta un somero cálculo para dejar las probabilidades en anecdóticas. En este sentido, cabe alabar las inciaitivas de hermandad promovidas por la señora Daily, porque parece que la repugnancia ante el incesto (completo o demi) se da entre los que se han criado juntos. Ya se sabe: esta cosa triste de jóvenes que parecen hechos el uno para el otro y que, entrañables amigos desde la infancia, se rechazan diciendo que son como hermanos.

Lo interesante de esa historia no son los imaginarios apocalipsis, sino la sorprendente laxitud con que la sociedad contemporáneo ha encarado esta variante reproductora. La fertilización de una mujer con el semen de un desconocido no ha desencadenado debates proporcionalmente comparables a los que desencadenaron el divorcio o el aborto. La explicación probable es que la fertilización aleatoria no exige la destrucción de ningún mito poderoso como el del amor eterno o la inmaculada concepción. Todo lo contrario. La ausencia de debate y control sobre el semental aleatorio descansa sobre un mito muy generalizado. La convicción de que la crianza es lo que hace al hombre, que nada diferencia el semen de la sangre, que en esos bancos blancos se almacena líquido y no carácter.

3 Comentarios

  1. El gato de Schrödinger says

    Desde un punto de vista estrictamente biológico, el éxito del macho consiste en tener éxito reproductivo. La gratificación obtenida en el proceso es solo un incentivo. El estatus, por otra parte, es solo un medio de alcanzarlo. Hasta hace poco, el mejor modo de conseguirlo era convertirse en jefe (en la clasificación de grandes sementales humanos, Chinguis Jan ocupa un resplandeciente primer lugar). Veo que hoy no es necesario perseguir el estatus para alcanzar el éxito reproductivo, aunque por este medio de la inseminación artificial tampoco se obtiene gratificación alguna; solo los genes salen ganando. Concluyendo: es la forma más tonta de conseguir el éxito reproductivo.

    Esto le hace a uno preguntarse qué sucede si se desvincula A GRAN ESCALA el hecho reproductivo propiamente dicho del sistema de incentivos con que siempre se ha acompañado. La respuesta que le viene a uno a la cabeza de manera automática es que todo el sistema viene abajo. Recuerdo aquella película de ciencia-ficción en la que Kevin Spacey interpretaba a un extraterrestre procedente de K-Pax, y el estupor que me produjo oirle contar que las relaciones sexuales entre los suyos eran extremadamente dolorosas. Está claro: de ser cierto, la especie no habría prosperado.

  2. El gato de Schrödinger says

    Nota del editor:

    Chinguis Jan es la romanización de Gengis Khan, que es una transliteración inglesa del mongol.

    Se pronuncian igual.

  3. maria cinta says

    A mi me ha parecido siempre sorprendente esta alegría inseminatoria. Pero la clave debe estar en lo que dice el sr. Espada: el semen se considera un mero líquido y no «carácter». Ya se sabe que la paternidad (y la maternidad es un rol) Es la tabla rasa.

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