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¿Quién ha creado al Mayor Hasan?

Autor: ROBERT WRIGHT Traducción: Alex Meste
Artículo publicado en nytimes.com

Harry Campbel

Harry Campbel

En el caso del sargento mayor Nidal Malik Hasan y la masacre perpetrada por él en Fort Hood, el veredicto ya ha llegado. Los medios liberales han sido encontrados culpables por sus homónimos conservadores por ser transigentes con la religión del asesino, el Islam.

De acuerdo con las declaraciones del columnista Charles Krauthammer en Fox News, los liberales han querido medicalizar el crimen cometido por Hasan – describiéndolo como un acto de locura en lugar de un atentado terrorista. Han hecho horas extras para tratar de «impedir cualquier implicación entre sus actos y sus creencias religiosas». Otro columnista llamado Jonah Goldberg comparte esta opinión. Admitámoslo, escribió en Los Angeles Times, Hasan es «un fanático islámico, influenciado por otros yihadistas».

La buena noticia para ambos es que su denuncia es cierta. La mala para ellos dos es que su causa contra la prensa liberal es la misma que la que contradice la política exterior conservadora llevada a cabo hasta el momento. Ver la masacre de Fort Hood como un acto de terrorismo constituye el primer paso para comprobar que los neocones se han equivocado en su estrategia de lucha contra el terrorismo.

Conservadores y liberales reaccionaron de manera distinta ante los atentados del 11/09/01. En resumidas cuentas sus respuestas fueron : «matemos a los terroristas» o «matemos el meme terrorista».

Los conservadores apoyaron la guerra en Irak, y ahora predican una escalada de la guerra en Afganistán. Los liberales (al menos los más contemporizadores) advirtieron que en ambos casos la eliminación de terroristas es contraproducente si en el proceso se crean de nuevos; el objetivo del juego no es borrar del mapa a todos y a cada uno de ellos, sino contener el virus del islamismo radical.

Una razón por la cual matar terroristas tiene el efecto de aumentar su número es que varias tecnologías – notablemente Internet  y la circulación de videos – ayudan a la distribución de mensajes con un alto nivel persuasivo y emocional entre las audiencias. Cuando América logra matar yihadistas, de manera colateral acaba también con algunos civiles, y de esta manera imágenes incendiarias llegan a una audiencia terriblemente inflamable.

Esto me permite cuestionar nuestra obsesión en focalizar nuestro esfuerzo en Al Qaeda – el uso de todos nuestros medios en arrancar de cuajo esta red y lograr finalmente cazar a la pieza mayor, Osama bin Laden. Si eres un musulmán que tontea con el radicalismo y tienes un módem no hace falta que el señor bin Laden en persona te dé el último empujoncito. Con chatear un poco y frecuentar a un imán radical, en tu mezquita habitual o a través de Internet, es suficiente.

Este es, cuanto menos, el punto de vista de la izquierda.

Ejemplo paradigmático de este argumento es Nidal Hasan. Todos los indicios indican que su percepción de las guerras de Irak y de Afganistán se encuentra en el origen de sus actos. A esto hay que añadirle la inspiración adicional obtenida de un imán radical, Anwar al-Awlaki. Ambos tuvieron su primer contacto hace 8 años. Posteriormente a los atentados del 11/09 al-Awlaki abandonó los Estados Unidos para irse al Yemen. A lo largo de todos estos años parece ser que ambos no han tenido comunicación alguna. Pero a medida que Hasan fue radicalizando sus opiniones sobre ambas guerras y a saber por cuales otros motivos, ambos volvieron a entrar en contacto vía e-mail.

La matanza de Fort Hood es pues un ejemplo de terrorismo islámico originado en gran parte por las guerras contra el terrorismo. Y Fort Hood es el hecho más relevante que tenemos – el peor atentado islamista sufrido en suelo americano desde el 09/11. Es solo una prueba, pero prominente, y valida la visión liberal, no la conservadora, del paradigma de la lucha contra el terrorismo.

Cuando la discusión se enfoca de este modo, no les sorprenda si los conservadores, advirtiéndonos previamente de no diagnosticar el caso de Hasan llamándole loco, ni se inmuten ni empiecen a replantearse su locura. Las guerras de Irak y de Afganistán no son guerras contra el Islam o los musulmanes ; cosa que erróneamente concibió Hasan !. Por supuesto no vamos a replantearnos nuestra estrategia exterior por los actos de un loco… bueno, quedamos que no era un loco, pero también coincidirán conmigo en que no estaba muy cuerdo.

Cierto es que Hasan era un desequilibrado. ¿Pero qué tipo de gente, creían los conservadores, es sino susceptible al meme terrorista?. Como todos los virus, el terrorismo infecta a gente con poca resistencia e inmunidad baja. Y seguro que Hasan no es el único musulmán norteamericano quien, debido a su personalidad, se ha vuelto vulnerable. Cualquier grupo étnico o religioso incluye a gente de este tipo, y el contexto post – 11/09 no ha puesto las cosas precisamente más fáciles a los musulmanes norteamericanos. Es esta la razón por la cual la estrategia antiterrorista neocon – una guerra anti-jihad global que crea sin cesar imágenes de norteamericanos matando a musulmanes – produce tantas dudas.

En el debate entorno a Afganistán es capital la cuestión sobre si los terroristas necesitan un santuario desde el que amenazar a América. Si así es, entonces debemos resguardar cada metro cuadrado de ese país pero también de otros como Pakistán, Somalia o Sudán de las garras de grupos como los talibanes. Si no, si los terroristas pueden orquestar atentados como el del 11/09 desde pongamos el caso un apartamento de una ciudad alemana sin necesidad de encontrarse en un campo de entrenamiento terrorista en Afganistán – entonces una guerra de las características como las que estamos librando no es imprescindible.

Cualquiera que sea el enfoque sobre este asunto, el caso de Nidal Hasan muestra una cosa segura: los terroristas nacidos y criados en suelo Americano no necesitan de un santuario oriental para cometer sus tropelías. Todo lo que necesitan es un lugar donde comprar un arma.

Preocuparse sobre terrorismo casero puede parecer un poco exagerado por el momento. Después de todo, en los ocho años posteriores al 11/09, ningún musulmán norteamericano había provocado un incidente como el ocurrido con Hasan,

Esto sirve para recordar que, contrariamente al estereotipo conservador, el Islam no es intrínsecamente una religión beligerante. A pesar de todo no hay que obviar el peligro de la amenaza interior. Cuantos más americanos denigren al Islam y vean a los musulmanes con suspicacia en sus lugares de trabajo, más fácilmente el virus se extenderá – y cada manifestación violenta de este virus como la ocurrida en Fort Hood facilita que, cada vez más, nuestros compatriotas vean al Islam y a los musulmanes con suspicacia. En un sistema que se retroalimenta como este, un incidente aislado como el ocurrido nos pone a todos en la cuerda floja.

Antes de la masacre de Fort Hood ha habido otros sucesos inquietantes. Hace seis meses un ciudadano norteamericano de 24 años llamado Abdulhakim Mujahid Muhammad, cuyo nombre era Carlos Bledsoe antes de su conversión al Islam – disparó mortalmente a un soldado en las afueras de un centro de reclutamiento en Little Rock, Arkansas. El noticiario de ABC reportó que «se desconocía que camino había seguido Muhammad hacia su actual radicalización.» Bien, ahí va una pista: después de ser arrestado balbuceó delante de los agentes sobre la matanza de musulmanes en Irak y Afganistán.

Ambas guerras se suponía que iban a reducir el número de terroristas anti-americanos. No está nada claro que se hayan cumplido los objetivos, sino más bien que se ha propiciado el efecto contrario. Sin ir más lejos, han inspirado un terrorismo autóctono – una muerte en Junio, una masacre en Noviembre. Se trata solo de dos hechos, pero no me gusta la declinación que les une.

El 11/09, a pesar del éxito de Osama bin Laden, fue solo una pequeña victoria táctica; sus grandiosas aspiraciones se corresponden con el asesinato de algunos miles de seres humanos y la destrucción de un par de rascacielos. Quizás ahora siente que nuestro descenso a los infiernos de Irak y Afganistán le ha llevado un poco más cerca de su objetivo final. Pero lo que es seguro es que si consigue desestabilizar nuestro país en luchas intestinas entre colectivos étnicos y religiosos, realmente sí será capaz de proclamarse vencedor.

3 Comentarios

  1. Traducir ‘liberal’ por liberal directamente es confuso. En EEUU ‘liberal’ significa más bien ‘progresista’

  2. Rawandi says

    Traducir ‘liberal’ por liberal directamente es lo correcto. Algunos conservadores españoles se empeñan estúpìdamente en denominarse a sí mismos liberales cuando en realidad son lo contrario. Les avergüenza presentarse como conservadores.

    En EEUU el panorama es desolador: los conservadores son belicistas feroces; los liberales, en cambio, son tan ignorantes que creen que la religión inventada por un jefe militar y político como Mahoma no va a chocar con la modernidad más aún de lo que ha chocado el cristianismo.

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