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el catrecillo de Procusto

Una cama o lecho de Procusto es un estándar arbitrario para el que se fuerza una conformidad, y un símbolo de conformismo y uniformización. Procusto ofrecía posada al viajero solitario y lo invitaba a acostarse en una cama de hierro en la que debía encajar quieras que no. Y no se andaba con chiquitas. En el blog de mi amigo Eduardo Robredo tenemos hoy una entrada sobre «La izquierda y la naturaleza humana». No hay desperdicio ni en su post ni en los comentarios que lleva de cola. Uno de sus links remite a otra entrada suya titulada «Todos iguales» en la que comenta una película basada en un relato de Kurt Vonnegutt, 2081. Dice: «Finalmente todos seremos iguales (trailer) presenta una distopía política en la que todos son obligados a ser iguales, parafraseando a Rousseau. Por la vía «constitucional» los fuertes son obligados a llevar pesos en la ropa, los guapos a portar máscaras y los inteligentes a no sacar ventaja de su cerebro superior. El gobierno se convierte así en una instancia suprema contra la selección natural».

Hay muchos motivos para pensar que el desastre de la educación en España también tiene relación con la incapacidad de aceptar que no todos los niños son iguales. Bien, quiero decir que no son iguales «genéticamente» hablando, que socioeconómicamente hablando sí que lo está, de aceptado. Un ejemplo casero, pura anécdota: este mediodía mi prima me ha dicho que a su hija de 12 años, mi sobrina, en unas pruebas de natación de su colegio le quitaron un punto «por ser la más alta». La niña había ganado la competición…con malas artes (naturales). Así que se la penalizó. Y en relación con la cuestión de la asunción de las diferencias socioeconómicas, otra anédota y con el mismo origen. Mi sobrina estaba en la franja alta de las notas de inglés de su curso. Con sus pequeñas orejitas tuvo que oír cómo los profesores afirmaban ante el pleno de la clase que los que habían sacado buenos resultados y estaban en esta sospechosa categoría eran los niños que habían tenido clases extras de inglés o vacaciones en campamentos de verano. Ella no había tenido nada de eso, sólo cabeza, estudio y tesón, cualidades caídas en desgracia y que se aconseja disimular.

No lo está pasando bien y, para consolarla y para que se vaya haciendo a la idea de esa cosa de la naturaleza humana, le voy a contar lo de Procusto, los lechos y el resentimiento del profe resabiado y mediocre.