Divulgación Científica, Tercera Cultura
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Las ventajas sociales de la monogamia

“Siete sacramentos. Matrimonio” (1637-1640)

Explicar la evolución de la monogamia plantea un problema, dada la prevalencia de la poligamia (la mayoría de las sociedades del registro antropológico son polígamas) y dado que las normas que penalizan la poligamia en apariencia están en conflicto con los intereses de los mismos maridos polígamos que normalmente ocupan las posiciones de mayor influencia en la legislación social.

Según el trabajo que Henrich, Boyd y Richerson acaban de publicar en la Philosophical transactions, la respuesta radica en la evolución de los conflictos entre grupos: la monogamia es una institución de éxito porque concedería importantes ventajas sociales a los grupos que la practican.

Estas ventajas descansan en fundamentos biológicos pero, sobre todo, consisten en normas específicamente culturales que determinan cómo funcionan los sistemas de matrimonio. Estas normas no son, desde luego, independientes de la biología y la neurofisiología humana: cumplir normas sociales, así como castigar a quienes las violan, son conductas que activan el sistema de recompensa del cerebro.

Si bien estas normas no siempre se cumplen, como muestra claramente la ubicuidad de patrones de infidelidad, divorcio o prostitución en casi todas las sociedades, no puede negarse que tienen una influencia decisiva en la conducta de las personas.

El matrimonio monógamo reduce la competencia intrasexual

Las sociedades monógamas registran una menor competencia sexual, especialmente entre hombres. Los datos que se han obtenido estudiando a las comunidades mormonas de EE.UU entre 1830 y 1890 atestiguan que la competición sexual se redujo significativamente coincidiendo con la supresión gubernamental del matrimonio polígamo. Evidencias de otras sociedades muestran valores parecidos.

Una implicación de la monogamia normativa es el descenso del crimen, dado que favorece el abandono de las prácticas arriesgadas típicas en hombres solteros de bajo status. Las normas monógamas favorecen la inversión parental, reduciendo significativamente los niveles sociales de violación, asesinato, robo o secuestros.

Una segunda implicación del matrimonio monógamo es la reducción de la diferencia de edad entre los esposos, la desigualdad de género y la fertilidad, todo lo cual ayuda a disminuir la conflictividad social.

Las normas monógamas también tendrían un efecto directo en la productividad económica, incrementando el producto interior bruto de una sociedad.

El matrimonio monógamo reduce los conflictos domésticos

La monogamia normativa también tiene un efecto positivo en la disminución de los conflictos domésticos. Por el contrario, las normas polígamas i) fomentan la competición entre las esposas ii) aumentan la diferencia de edad entre los esposos iii) disminuyen la consanguinidad dentro de la casa y iv) reducen la certeza de paternidad.

El conflicto entre esposas, en particular, es corriente en las sociedades polígamas. De acuerdo con el registro etnográfico, en 66 de 69 sociedades polígamas no se puede describir como “armoniosa” la relación entre esposas. Numerosas evidencias muestran, además, que la convivencia con adultos no relacionados genéticamente es el principal factor de riesgo en el abuso, el rechazo y el homicidio infantil. También se sabe que los niños que crecen en familias nucleares monógamas tienen niveles de cortisol inferiores, un conocido predictor de stress y comportamiento conflictivo.

El matrimonio monógamo también permite que se incremente la inversión parental, mejorando los resultados sociales de los hijos. Las normas monógamas son muy positivas para los hombres de status inferior, ya que inhibe los comportamientos asociales y favorece la inversión en los niños, pero también tiene un efecto positivo en la inversión parental de los hombres de status superior, ya que no deben preocuparse en seguir encontrando parejas.

En resumidas cuentas, la monogamia normativa reduce significativamente la violencia doméstica, la desigualdad de género y la competencia sexual.

Además, es preciso subrayar que el efecto positivo de las normas monógamas es extraordinariamente robusto, pues se mantiene descontando las principales diferencias socioeconómicas, raciales o demográficas.

Monogamia, religión y democracia

Según Boyd, la religión (el cristianismo en particular, aunque el Islam también posee normas que inhiben la poligamia) habría podido desempeñar un papel importante en la evolución de las normas monógamas. Al imprimir una sanción sobrenatural en el matrimonio, las normas religiosas habrían podido servir como contrapeso decisivo a los poderosos incentivos de los hombres políticamente poderosos interesados en mantener las normas polígamas.

Y por si todo esto fuera poco, las normas monógamas también habrían desempeñado un papel importante en el desarrollo político de la democracia:

La extensión de la monogamia normativa, que representa una forma de igualitarismo, podría haber ayudado a crear las condiciones para la emergencia de la democracia y la igualdad política a todos los niveles del gobierno. Dentro del registro antropológico, existe un vínculo estadístico entre las instituciones democráticas y la monogamia normativa. Estos autores argumentan que la disminución en la cantidad de hombres no casados habria debilitado a los déspotas, dado que reduciría su capacidad para encontrar soldados y secuaces. La reducción del crimen también habría debilitado las afirmación de los déspotas de que ellos era todo lo que había entre el caos y los ciudadanos normales (…) En la Grecia antigua, no sabemos qué vino primero, pero sabemos que Atenas, por ejemplo, tenía tanto elementos de matrimonio monógamo como democracia. En el mundo moderno, los análisis de datos en distintas naciones revelan relaciones estadísticas significativas entre la fuerza de la monogamia normativa y la democracia y las libertades civiles. En este sentido, las peculiares instituciones del matrimonio monógamo podrían explicar por qué los ideales democráticos, las nociones de igualdad y de derechos humanos surgieron antes en Occidente.

Referencia: Henrich, J. (2012-03-05) The puzzle of monogamous marriage. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, 34(2), 190-669. DOI:10.1098/rstb.2011.0290

5 Comentarios

  1. Nuria says

    ¿El matrimonio cristiano fuente de igualitarismo?¿el cristianismo como origen de la monogamia? ¿este tipo dónde estaba cuando se estudiaba historia en su colegio?

  2. El gato de Schrödinger says

    Ya está aquí la progre de guardia para velar por la ortodoxia ideológica.

  3. Eduardo Zugasti says

    Nuria, los autores de este artículo no dicen que el cristianismo fuera el origen de la monogamia. Lo que dicen es que, en los tiempos históricos (en los tiempos prehistóricos la monogamia era normal -no necesariamente normativa-, ya que era raro que un hombre dispusiera de excedentes suficientes para tener más de una esposa), el papel de la religión (y del cristianismo en particular) pudo ser decisivo por imponer una sanción sobrenatural al matrimonio. Esta sanción sobrenatural habría servido para salvar las resistencias culturales de las sociedades polígamas, donde los aristócratas ricos estarían más interesados en conservar las normas polígamas.

    Efectivamente, el cristianismo fue una fuente importante e inesperada de igualitarismo y mejoró en particular la situación de las mujeres del mundo clásico, en comparación a la situación que disfrutaban en las sociedades tribales y en las sociedades clásicas fuertemente patrilineales. Francis Fukuyama ofrece una explicación de esto en su libro sobre los orígenes del poder político:

    «The relatively high status of women in Western Europe was an accidental by-product of the church’s self interest. The church made it difficult for a widow to remarry within the family group and thereby reconvey her property back to the tribe, so she had to own the property herself. A woman’s right to own property and disposed of it as she wished stood to benefit the church, since it provided a large source of donations from childless widows and spinters. And the woman’s right to own property spelled the death knell for aganatic lineages, by undermining the principle of unilineal descent.» (Pag. 238)

  4. Interesante. Pero los conceptos monogámicos y poligámicos a los que parece referirse el autor están dentro de un contexto reproductivo. En las sociedades del siglo 21, los descendientes (y los cuidados que ellos requieren) no son los únicos elementos que pesan a la hora de plantear pros y contras de modelos mono o poligámicos. El gene egoísta está cada vez más domado.

  5. urucolo says

    «En resumidas cuentas, la monogamia normativa reduce significativamente la violencia doméstica, la desigualdad de género y la competencia sexual….»
    estos elementos se han reducido y se seguirán reduciendo por una cuestión de crecimiento social, nada tiene que ver la monogamia, es más no tengo duda de que la monogamia en si, es violencia domestica psicológica. estos autores confunden los imperativos, una cosa es la falta de monogamia y otra muy diferente es el patriarcado, no necesariamente la inexistencia de la monogamia nos deja en ese modelo, a mi entender el modelo que se viene perfilando es el polyamor. EL MUNDO DEBERÍA APRENDER A AMAR DE UNA VEZ POR TODAS. la monogamia destruye cabezas, hace sufrir a todos, liberarse de este modelo es una de las mejores cosas que puede sucederse a los occidentales

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