Tercera Cultura
comentarios 5

Los problemas de un célebre investigador de la moral

Marc Hauser

Marc Hauser

Marc Hauser, uno de los profesores más conocidos de la Universidad de Harvard, frecuentemente citado en artículos sobre lenguaje, habilidades cognitivas de los animales y las bases biológicas de la moral, está en excedencia hasta el otoño de 2011 debido a ciertos problemas surgidos a partir de una investigación interna de la Universidad, de la que no se ha sabido más que el anuncio de que ciertos trabajos y artículos de Marc Hauser publicados en algunas las más prestigiosas revistas no tenían garantía de precisión y exactitud científica.

Marc Hauser es un prolífico autor. Sus libros se han traducido a muchos idiomas, incluyendo el español. Sus más conocidos son “Mentes salvajes: ¿Qué piensan los animales?, y “La mente moral”, y sus artículos pasan de la centena. Se trata de un ejemplo señero de lo que ha venido a llamarse la Tercera cultura.

El trabajo de Hauser está en la intersección de la psicología, la biología evolutiva y las neurociencias, y ha estudiado todo desde los fundamentos cognitivos y evolutivos del lenguaje hasta la idea de que la moralidad es innata. De hecho, para Hauser existe, en lo que a la moral se refiere, unos fundamentos biológicos a semejanza de la gramática universal de Chomsky para el lenguaje, es decir, que existen unos principios básicos que se heredan de padres a hijos y que delimitan las posibilidades de las conductas morales posibles. En este asunto de las bases biológicas de la moral existen dos líneas de trabajo. Una, de la que el más destacado componente quizá sea Marc Hauser, que aboga por una moral innata, y otra, en la que podemos situar a Richard Rorty, que sostiene que la moral es meramente un asunto cultural. Como resumen de esta disputa, el propio Rorty escribió en su crítica del libro “La mente moral” en el New York Times, que:

El exuberante triunfalismo del prólogo de “La mente moral” lleva al lector a esperar que Hauser expondrá los criterios para distinguir los códigos de la moral provinciana de los principios universales, y que ofrecerá por lo menos un intento de dar una lista de esos principios. La mayor parte de “La mente moral” consiste en informes de los resultados de los experimentos, pero Hauser hace muy poco para dejar claro cómo esos resultados apoyan su tesis de que hay una “voz moral de nuestra especie”. […] “Cree que los expertos en política y los políticos debería escuchar con más atención a nuestras intuiciones y redactar políticas que tomen en cuenta efectivamente dicha voz moral de nuestra especie.” (http://www.nytimes.com/2006/08/27/books/review/Rorty.t.html)

Hasta ahora, y como resultado de la investigación interna de Harvard, ya han salido a la luz dos problemas con artículos publicados en sendas publicaciones. La revista Cognition publicó un artículo de Hauser y unos colaboradores suyos en 2002 en el que decía que cierta clase de monos, los camarín o monos tití podían aprender ciertas reglas tanto como los niños pequeños. La revista tiene previsto publicar una retractación diciendo que una investigación interna de Harvard “ha encontrado que los datos no apoyan los descubrimientos que se contienen en el artículo correspondiente”. Al parecer, Marc Hauser ha enviado vía e-mail una nota a la revista aceptando su responsabilidad por el error cometido.

Otra revista con problemas es Science, que en 2007 publicó un artículo firmado por Hauser y colaboradores. Se refería a si los monos tamarín, los monos rhesus y los chimpancés podían inferir las intenciones de una persona. La revista recibió una carta en junio de este año de Justin Wood de la Universidad del Sur de California, el “senior” coautor del artículo. Ginger Pinholster, directora de relaciones públicas de la American Association for the Advancement of Science, que publica la revista Science, hizo saber que el Dr. Wood les escribió diciéndolos que tras un examen del artículo, no ha podido encontrar ninguna nota de campo ni registros asociados con la parte del experimento que atañe a los monos rhesus, y que él y el Dr. Hauser repitieron los experimentos con los mismos resultado que los comunicados antes a través de la revista Science. No había problemas con los registros de los tamarín o los chimpancés.

El silencio de Harvard se dice que es debido al intento de salvaguardar el prestigio de Hauser y de la universidad. Pero tarde o temprano, Harvard tendrá que dar explicaciones obligatoriamente a la administración americana que financió algunos de los proyectos que hoy están en revisión. Además, deberá decir cuales son los artículos y libros sobre los que se cierne la sombra de la duda. Por dos razones, cuyo peso supera al de salvaguardar el prestigio de Hauser y Harvard. Por un lado, Hauser es una figura señera en su campo. Y sus errores o mala práctica científica puede castigar a todos los que se dedican a las mismas actividades que Hauser, hasta el extremo de cerrar el grifo de las subvenciones de los NHI (Institutos Nacionales de Salud) a las investigaciones sobre las bases biológicas de la moral y otras características que nos hacen humanos. Adicionalmente, Hauser tiene por costumbre que sus artículos, especialmente los del Cognitive Evolution Laboratory (CEL), los firmen también sus principales colaboradores, aunque estos no estén al tanto de todo el experimento. Por lo tanto, y hasta que no se aclaren las cosas, hay mucha gente, que quizá no supo nada de los errores, cuyo prestigio también está en juego.

Indudablemente se trata de una buena noticia para los creyentes religiosos que sostienen que la moral es cosa de su dios, y de los que la moral es una cuestión de las ciencias humanas y sociales, es decir, de la cultura en su amplio sentido y no de procesos biológicos, o como dirían los anglosajones más de la “nurture” y menos de la “nature” (más crianza y menos naturaleza).

Asimismo, será usado en un futuro por los enemigos de la ciencia, sean porque temen que sus dominios sean invadidos por la ciencia (principalmente psicólogos, sociólogos y filósofos), sea porque profesan un relativismo cognitivo muy extremo. Sin embargo, sea cual sea el resultado de este “affaire”, queda claro que, en ciencia, generalmente, si te equivocas por falta de rigor o haces trampas, te cazarán y entonces, adiós a tu prestigio.

Fernando Peregrín

P.D. Este artículo se escribió nada más conocerse el “affaire Hauser”, y se publica con cierto retraso debido a cuestiones editoriales. Desde entonces hasta ahora no se ha producido ninguna novedad.

5 Comentarios

  1. MARIA cinta says

    ¿Usted cree que algun dia se descubrirá que existe esa «gramática moral». Parece que experimentos como el del «moral sense text» nos llevan en esta dirección. Imagino que lo conoce: http://moral.wjh.harvard.edu/

  2. Marc Hauser (…) está en excedencia hasta el otoño de 1911 debido a ciertos problemas…

    Hum, además de biólogo, viajero en el tiempo 😛

  3. Hay que aclarar que la Psicología ya ha dejado de ser una «Ciencia Humana o Social» y que ahora se estudía en el campo de las Ciencias Biológicas, como debe de ser. Por otra parte, creo que la Psicología Social va a comerse a la Sociología con Patatas. Con relación a la Filosofía, yo la veo como un gran apoyo a la Ciencia. Quién cree que son campos distintos no ha comprendido nada.

  4. Fernando Peregrín says

    María cinta me pregunta que si creo en la existencia de una gramática moral y si conozco el experimento MST de Harvard.

    Llamémosle «gramática moral» o «sentido innato de la moral», parece que la evolución nos ha equipado con el andamiaje, digámoslo así, de la moral, o el continente en que situar las distintas normas morales, siendo los contenidos, las reglas morales concretas, muchas veces una cuestión cultural. Es posible que se hayan seleccionado reglas morales muy básicas y que en torno a ellas, y a medida que aparecían sociedades humanas más amplias y complejas, la cultura construyó su edificio moral sobre los cimientos de esa gramática ética o instintos morales básicos

  5. Néstor Mayer says

    A pesar de que era un evolucionista teísta, el gran biólogo Theodosius Dobzhansky afirmaba sobre la Ética «No cabe esperar que sea absoluta, sino que ella misma tiene que estar sujeta a evolución y tiene que ser el resultado de una opción responsable y racional a la plena luz de los conocimientos que poseamos sobre el hombre y la vida»* Sabias palabras, que poco tienen que ver con la fantasía de Hauser.
    *Mencionado en `El animal ético´ p.211 de C.H. Waddington – Ed.Eudeba.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *