Redifusión, Traducciones
comentarios 4

Vivir hasta los 150

Espero llegar a verlo, porque significará que estaré viviendo más tiempo. Quizás hasta los 150, unos 30 años más de lo que ningún humano conocido haya vivido.

Lo espero porque he trabajado en ello, he visto las consecuencias de la genómica cuando se aplica al complejo problema de nuestro envejecimiento.

Desde Aristóteles, muchos científicos e incluso algunos médicos (que deberían estar más informados) pensaron que el envejecimiento surgía a partir de unos pocos mecanismos que hacían que nuestro cuerpo se deteriorase. Sin embargo, la revolución genómica de la última década promete ahora un verdadero camino, en el Siglo XXI, para alargar la vida: seguir las rutas.

La genómica desvela ahora lo que los médicos intuían: la asombrosa complejidad de la fisiopatología del envejecimiento en pacientes clínicos reales. No podemos resolver «el problema del envejecimiento» usando los métodos estándar de investigación que se usan en biología celular, a pesar de que dichos métodos hayan tenido un gran éxito con otros problemas médicos.

El envejecimiento no es un proceso de deterioro que esté siendo construído por la selección natural. Surge, en cambio, de una falta de dicha selección natural en la edad adulta tardía. El no haber entendido esto explica los múltiples fallos ancestrales para explicar o controlar el envejecimiento y las enfermedades crónicas asociadas.

El envejecimiento proviene de múltiples deficiencias genéticas, no de un simple problema bioquímico.

Pero ahora tenemos a la genómica para descubrir todos los genes de un organismo. Es más, podemos monitorizar como se expresa cada uno de ellos en nuestros cuerpos. La genómica, trabajando junto a la patología geriátrica, nos desvela ahora los complicados problemas de coordinación entre los diferentes sistemas de órganos que envejecen. La genética poblacional ilumina las causas del envejecimiento y así, en poco tiempo, su control. El envejecimiento surge de una complejidad interconectada cientos de veces mayor de lo que los biólogos celulares pensaban antes de finales de la década de los noventa.

El monstruo policéfalo del envejecimiento no puede ser interrumpido por ninguna vacuna o mediante el suministro de un enzima faltante. No existen los genes «regulatorios generales», o lugares de acumulación de daños concretos. Existen, sin embargo, complejas rutas que, de manera inevitable, producen el rendimiento actual a cambio de una decadencia a largo plazo. En un momento dado, esa estrategia evolucionaria se une a nosotros.

Así pues el acertijo del envejecimiento es inherentemente genómico en escala. No hay una necesidad bioquímica o celular de envejecer- surge de los efectos secundarios de la evolución, a través de la selección natural. Esto quiere decir que podemos atacarlo usando una evolución dirigida.

Michael Rose de la UC Irvine ha producido «moscas Matusalén» que viven unas cuatro veces más que las moscas control en el laboratorio. Consiguió esto haciendo que sus huevos no fuesen incubados, hasta que la mitad estaban muertos, durante cientos de generaciones. Las moscas Matusalén son más fuertes, no menos, y por ello resisten el estrés.

La genómica de las moscas Matusalem nos muestra rutas que se sobreponen densamente. La evolución dirigida las usa para favorecer la longevidad. Ya que las moscas tienen tres cuartas partes de sus genes en común con nosotros, esto nos da mucha información de nuestras propias rutas. Ahora conocemos muchas de estas rutas y podemos mejorar su resistencia a muchos de los problemas del envejecimiento.

Mediante el descubrimiento de sustancias que favorezcan la acción de dichas rutas, tenemos una aproximación del Siglo XXI para el problema del envejecimiento. Este tipo de investigación está siendo llevada a cabo rápidamente en compañías privadas, incluída una que yo co-fundé hace sólo tres años. Este campo de investigación se mueve rápido. La revolución genómica convierte en inevitable el uso de tratamientos multi-ruta para vencer al envejecimiento.

El conocimiento llega primero, luego llega su empleo. La ciencia produce ingeniería. Parece no haber razones fundamentales por las que no podamos vivir hasta los 150 años o más. Despues de todo, la naturaleza lo ha hecho bastante bien por si misma. Se sabe de un pino bristlecone de 4800 años de edad, una almeja de 400 años – además de ballenas, una tortuga y un pez koi de más de 200 años – y todo sin tecnología. Después de todo, estos organismos usan rutas que nosotros también tenemos, y ahora las podemos entender.

Llevará décadas el encontrar las diferentes maneras de actuar sobre los genes de la longevidad que conocemos ahora. La naturaleza ha tardado en desarrollar las rutas varios miles de millones de años; ahora debemos examinarlas con las herramientas inteligentes y modernas de que disponemos. La tecnología emergente actúa sobre estas rutas básicas para lograr un efecto inmediato en todo tipo de órganos. Tradicionalmente, la medicina se centra en la enfermedad aislando y estudiando los órganos. Hoy en día es mejor centrarse en organismos enteros. Sólo la genómica puede hacer esto. Lo hace mediante una visión global.

Pronto, pastillas sencillas conteniendo suplementos diseñados atacarán a las nuestras enfermedades más comunes – cardiovasculares, diabetes, neurológicas. Llendo más allá, la era de la genómica personalizada económica hace posible suplementos diseñados, llamados alimentos funcionales. Hechos a medida para cada genoma personal, pueden potenciar la reparación de mecanismos y mejoras con los que la naturaleza ha provisto a los afortunados genómicamente.

Entonces…¿Qué ocurre si funciona?.

La expectatica de extender nuestro tiempo de vida aterra a algunos gobiernos. En el futuro, esto provocará presiones para dejarnos trabajar durante más tiempo – ciertamente más allá de los 65 años impuestos por la mayoría de los países de la Unión Europea. Lentamente se empezará a ver claro que la edad avanzada es una bendición y no una maldición.

Vivir hasta los 150 asegura que pienses a largo plazo. Vas a vivir en una ecología futura, así que mejor asegurarse de que es habitable. Necesitarás inversiones a largo plazo, así que piensa a largo plazo. Los problemas sociales te pertenecerán, no a otras personas distantes, porque los problemas evolucionarán y tu estarás vivo para verlos.

En vez de aislar a la gente, la «edad avanzada» conllevará crecimiento social. Con una salud robusta en vidas más largas, los mayores serán más responsables socialmente, aportando tanto experiencia como energía para producir.

Necesitamos no temer a una sociedad dominada por gente de edad avanzada. Una vez que la sociedad se de cuenta de que la gente que sea educada durante 20 años pueda usar esa educación durante más o menos otro siglo, trabajando sin problemas más allá de los 100, toda la agenda social del Siglo XX se desvanecerá. Nadie se jubilará a los 65. La gente cambiará de carrera, perseguirá sus sueños, quizá encontrando nuevos compañeros y pasiones. Veremos que esa experiencia puede amortiguar las ardientes pasiones de una juventuz locuaz, si tiene un cuerpo saludable con el que trabajar. Ese futuro será más maduro y, por ello, más enriquecedor.

Toda esta promesa social emerge de la revolución genómica. El Siglo XXI acaba de empezar, y ya se parece a lo que se esperaba. La mayoría de los que lo vieron empezar lo verán acabar- felizmente, después de un buen baño por la mañana y una vigorosa fiesta por la noche, para dar la bienvenida en al Siglo XXII. La primera persona que vivirá hasta los 150 puede estar leyendo esto ahora mismo.

– Gregory Benford

Traducción: Andrés Fernández

Redifundido desde: http://www.edge.org/q2009/q09_5.html

4 Comentarios

  1. Al hilo de esta noticia me pregunto si tal vez la muerte dejará de formar parte algún día de nuestra historia como ocurrió con la viruela y tantas otras enfermedades. El ser vivo aspira a la inmortalidad y, por primera vez, una especie está en condiciones de afrontar esta aspiración desde una estrategia diferente, con posibilidades de éxito. De momento ya hemos triplicado las expectativas de vida. Veremos que nos depara este siglo.
    Saludos.

  2. longevo says

    muy posiblemente los cientificos alargen la vida cambiando la informacion genetica PERO CUAL SERIA EL SENTIDO DE LA VIDA SI VAMOS A ESTAR SUFRIENDO DOLOR FISICO Y MENTAL EN VIDA CON TANTOS PROBLEMAS COMO DELINCUENCIA, ESCLAVITUD POBRESA MEJOR SERIA CONTRUIR UN MUNDO MAS JUSTO E IGUALITARIO

  3. Pingback: Transhumanismo.info » Eduard Punset: “Si la vida fuera eterna no pondríamos en ella la misma intensidad”

  4. Pingback: ¿De qué muere la gente en España? | Antropología industrial

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *