Neurociencia, Redifusión
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Tu libertad es una ilusión del cerebro

Imagínate en una cafetería inmers@ en una conversación apasionante sobre ciencia. Estás absort@ escuchando las explicaciones de tu contertulio, y de golpe tu cerebro decide mandar una señal a tu brazo para que se mueva hacia la taza de café, la acerque a tu boca, la incline al tiempo que tus labios conforman un beso, aspiras un pequeño sorbo del líquido que contiene, y la vuelves a dejar sobre la mesa.

Entonces tu compañero te pregunta: “¿has cogido la taza de manera consciente? ¿Habías decidido que ese momento era el momento en que te apetecía tomar el café? ¿o ha sido un proceso totalmente automático?”

Tú no tienes ningún reparo en decirle que no, que no eras consciente, que ha sido uno de los centenares de procesos automáticos que realizamos continuamente sin pensar previamente en ellos. ¡Faltaría más que debiéramos andar pendientes de decidir cuando respirar, modificar nuestra posición en la silla, o cambiar de marcha mientras conducimos!

«Ok, estoy absolutamente de acuerdo», responde él. «Pero ahora olvídate de nuestra conversación anterior, concéntrate sólo en la taza de café, y durante el próximo minuto elige meticulosamente las tres veces que vas a darle un sorbo. Hazlo cuando tú quieras hacerlo.»

Le sigues la corriente, y pasado el minuto te pregunta «¿has tomado la decisión de manera libre ahora?». Tu contestas un contundente «claro! Esta vez sí que lo he pensado antes!», y casi te ofendes cuando el rarito de tu amigo replica «No. La percepción de voluntad es una ilusión que crea el cerebro con posterioridad a que otros procesos inconscientes hayan mandado la orden de coger la taza de café a la zona motora de tu córtex prefrontal»

Suena extraño, pero un experimento muy parecido hizo en los años 80 Benjamin Libet , en lo que representó la primera amenaza testada científicamente al free will o libre albedrío. Libet pidió a una serie de voluntarios que realizaran una serie de acciones con su brazo mientras registraba la actividad eléctrica de diversas áreas de sus cerebros y el momento exacto en que ellos creían que tomaban la decisión.

Los resultados indicaron que ciertas zonas del córtex prefrontal relacionadas con la planificación de acciones motoras se activaban medio segundo antes de que los individuos fueran conscientes de su elección.

Inicialmente los datos de Libet fueron tomados con escepticismo y aparecieron varias críticas al planteamiento metodológico de su experimento, pero desde entonces y con mejores técnicas han sido replicado en numerosísimas ocasiones. Una de las últimas, en este artículo de Nature Neuroscience que me envió un lector del blog (gracias José Luis), el cual explica el descubrimiento de otras áreas del cortex parietal que se activan hasta varios segundos antes de que seamos conscientes de la decisión que nuestro subconsciente ya ha tomado por nosotros.

La abrumadora conclusión es que nuestros actos están muchísimo más predeterminados por mecanismos cerebrales involuntarios de lo que nos creemos.

No tenemos dudas al afirmar que el comportamiento de una hormiga es puramente mecánico, o que una rana hambrienta se mueve sólo por instintos, o que el cerebro de un gato es un órgano que gestiona de manera automática e irreflexiva las entradas y salidas de información. En cambio, nosotros tenemos libre albedrío, nuestros movimientos no están tan predeterminados, no somos robots al servicio de nuestro subconsciente, el cual además nos deja tranquilos inventándose una ilusión para hacernos creer que sí tenemos cierta capacidad de control… No exageremos, quizás menos de lo que nos pensamos, pero algo sí debemos tener, no?

Puede, pero de momento la neurociencia no lo ha encontrado. En este muy recomendable artículo titulado «La fisiología del free will» el investigador Mark Hallett del NIH hace una revisión de todos los estudios y bibliografía científica acumulada hasta el año 2007 y concluye que “no hay ninguna evidencia de que el free will sea una fuerza en la generación de movimiento. La sensación de libertad existe, pero no es la causa del movimiento sino una percepción posterior. Los movimientos se generan inconscientemente, y la ilusión de voluntad llega después”.

Angustioso. Un resumen de las dos opciones a considerar sería el siguiente:

a) La voluntad (free will) como fuerza generadora de movimiento:

Decisión consciente ==> Mecanismos del cerebro motor ==> Movimiento

b) La voluntad como percepción:

Mecanismos del cerebro motor ==> Movimiento ==> Decisión consciente

En el caso del control del movimiento, la neurociencia está demostrando que la opción b) es la que más se ajusta a la realidad, aunque la mayoría pensemos que debe tratarse de limitaciones tecnológicas, porque obviamente la a) tiene que ser la correcta.

Pero reflexionemos un momento desde una perspectiva más filosófica. La opción a) efectivamente es la más lógica, pero tiene unas ligeras connotaciones dualistas: parece implicar la existencia de algo más allá de la actividad del cerebro que le dijera a las neuronas lo que deben hacer. Y hoy en día esta explicación más espiritual está ya bastante descartada. Entonces, ¿nos toca aceptar que nuestras acciones están mucho más programadas de lo que nos pensamos, por todo lo que va acumulándose en el subconsciente de programación genética, experiencias, influencias sociales, aprendizaje, traumas, estímulos subliminales…? La neurociencia parece indicar que si.

No sólo Mark Hallett aborda científicamente esta cuestión sobre el determinismo en nuestra conducta que hasta hace poco quedaba reservado a los filósofos. En el texto «Neurología de la autoconciencia» V.S. Ramachandran describe el free will como otra sensación generada por el cerebro para sobrevivir, como la sensación de unidad entre todas nuestras impresiones y creencias, de continuidad en el tiempo, o de un cuerpo propio que nos contiene. En «La neurociencia del free will» Laurence Tancredi interpreta los últimos estudios científicos como una clara erosión a la dicotomía mente/cerebro. Y en una revisión más conciliadora titulada «Implicaciones de los avances en neurociencia para la libertad de voluntad» , la bioética Hilary Bok reconoce un mayor grado de determinismo en nuestro comportamiento del que nos creemos, pero opina que esto no excluye de ninguna manera que sí mantengamos capacidad de decisión y responsabilidad sobre nuestras acciones más complejas.

La amiga con quien tomé un café el fin de semana pasado tampoco quedó muy convencida de que toda una serie de mecanismos inconscientes fueran los verdaderos responsables de dirigir su brazo hacia la taza, antes incluso de que ella tuviera la sensación de haberlo decidido.

Y tampoco pareció gustarle, cuando me explicaba los motivos racionales por los que eligió continuar viendo a su último dating, que le dijera que se dejara de historias, porque su subconsciente ya había decidido que ese chic@ le gustaba mucho antes de su riguroso análisis de pros y contras a plena consciencia. Y malo si no era el caso.

Y es que después de tanto ataque neurocientífico al free will yo sigo convencido de que sí tenemos libertad hacer lo que queramos, pero… ¿podemos decidir lo que queremos?

– Pere Estupinya

Redifundido desde: http://lacomunidad.elpais.com/apuntes-cientificos-desde-el-mit/2009/2/19/tu-libertad-es-ilusion-del-cerebro

16 Comentarios

  1. Tercera Cultura says

    Siempre que ponga «free will» lean libre albedrío.

  2. Los experimentos tipo Liebet no muestran que las decisiones sean INVOLUNTARIAS. Lo único que muestran es que nuestra PERCEPCIÓN de la DECISIÓN VOLUNTARIA es posterior a la DECISIÓN VOLUNTARIA MISMA. El error se debe a pensar (sin justificación) que «voluntario» es sinónimo de «consciente».

  3. Los experimentos de Libet sobre cronometria mental (uno es consciente de la decision intencional de mover el brazo 0.5 segundos despues de la actividad electrica cerebral que ordena a tus musuculos moverse)como bien dice Jesus, no nos dice nada sobre si son involuntarias nuestras acciones.

    Ahora bien, si voluntario no es sinonimo de consciente:

    ¿tenemos control para inhibir nuestras acciones? ¿Puede la conciencia interferir nuestras acciones voluntarias (pero de las que no tenemos conocimiento)

    Solo la conciencia como «sumario ejectuivo» de multiples sistemas (linguisticos, atencionales, mnemotecnicos, perceptivos, motores…) puede controlar las respuestas automaticas inconscientes.

    ¿somos zombies de agencia automata?

    La idea cartesiana de libre albedrio absoluto, que es la idea tradicional filosofica de libertad -accion libre sin dependencia causal anterior- si que se veria erosionada si resulta que actuamos volitivamente pero sin ser conscientes de ello.

  4. Aníbal: sigues sumido en el prejuicio de que «la consciencia» debe tener algún puesto fundamental. Incluso aunque haya algún «sumario ejecutivo» en el cerebro, la consciencia puede que sea sólo un ELEMENTO de ese sumario, no el MOTOR del mismo.

  5. Casi todo el comportamiento es involuntario, porque el inconsciente es mucho más eficaz, sobre todo en cuanto a rapidez. Si tuviéramos que movernos siendo conscientes en todo momento de lo que hacemos parecería que lo hiciéramos a cámara lenta. Es preferible dejar actuar al inconsciente en los casos corrientes, tan sólo supervisando (consciencia) nuestras acciones, para posteriormente rectificarlas si las consideramos erróneas. Esta forma de actuar no indica, en modo alguno, que no tengamos libertad de elegir, sino que en principio la experiencia nos indica que «debemos fiarnos» de ese comportamiento inconsciente, pero la libertad está en aquella supervisión que nos hará tomar las «riendas del corcel» cuando es necesario, aunque sea a posteriori. ¿En dónde está el problema filosófico o metafísico? No saquemos las cosas de su contexto, y más en unos experimentos tan simples, que sólo tienen dificultad en la técnica empleada… No divaguemos: la solución siempre está en la ciencia adornada de unos «toques» de filosofía. Os recomiendo para ello caminar en el sentido que aportamos en «Simbiotica´s Blog», una asintótica simbiosis entre filosofía y ciencia. (http://simbiotica.wordpress.com/). Saludos:
    Alejandro Álvarez

  6. Jesus,
    para mi la conciencia no es un epifenomeno, ni un «spandrel» á la Gould.

    Creo que ha sido seleccionada positivamente en sistemas nerviosos centrales complejos que necesariamente tenian que computar una informacion del entorno (ya sea natural o social) mas complicada e irregular y necesitaban un «proxy» de conocimiento, porque al fin y al cabo, la conciencia eso es lo que hace.

    Sirve de plataforma de integracion y sintesis de multiples sistemas para guiar el comportamiento de una forma mas efectiva.

    En cualquier caso, sobre si la conciencia es un componente mas o la «funcion» misma, solo la investigacion empirica nos lo podra resolver.

    Me gusta esta cita del neurobiologo del sueño,A. Rechtschaffen,que dice:

    «If sleep does not serve an absolute vital function, then it is the biggest mistake the evolutionary process ever made»

    Yo permuto «sueño» por «conciencia»

    Y asumiendo esto si la conciencia no juega un rol en la volicion nuestro libre albedrio no es tan libre albedrio.

  7. Daniel says

    <<<>>

    ??

    Cuál es la diferencia entre decisión voluntaria y decisión PERCIBIDA COMO voluntaria?

    Voluntario = conciente = libre

    Cualquier distinción entre estos es sencillamente metafísica.

  8. Esto me recuerda a la teoría de Gazzaniga del «controlador» que hay en el cerebro y que nos crea la ilusión coherente de un mundo y de un sujeto que actúa en él. Ilusión Y REALIDAD, porque esa es nuestra realidad (o parte importante de ella). Siendo la realidad como es un constructo semiótico (de la semiótica biológica del cerebro, me refiero), la consciencia también es un instrumento semiótico de primer orden para orientar la acción, la atención y la representación de ese mundo. Por tanto es un epifenómeno, sí, pero también un fenómeno agente, una manera de orientar la representación del mundo y la autorrepresentación del sujeto, para actuar en ese mundo.

  9. Manuel Prieto says

    La racionalidad no se da a escala del sistema nervioso o del cerebro, sino en la interacción del cuerpo con otros cuerpos, a través de las operaciones manuales o lingúísticas. Al señalar el carácter social del hombre no podemos estar diciendo que la socialización es un añadido posterior a un hombre configurado previamente (biológica o antropológicamente) sino, antes bien, qie es el ser social del hombre la razón de su mismo ser, que el ser humano no es previo a su socialización, sino, en todo caso, su resultado. De este modo que sus actos obedecen al moldeamiento que en ellos producen los distintos cursos institucionalizados de racionalidad.

  10. A mi no me sorprende este resultado experimental. Entiendo que las decisiones sólo son el resultado determinista de un cálculo de coste/beneficio porque ¿qué otra cosa podrían ser?
    Lo que sigue sorprendiéndome es el papel de la conciencia, como observador puro que sin aportar nada, constituye la parte más importante de todo el sistema, en cuanto lo eleva desde la categoría de máquina prodigiosa a la de entidad trascendente, superior a la propia realidad, que sólo existe en la medida en que es concienciada.
    Saludos.

  11. Juan Carlos says

    Pero ¿la consciencia se desarrolla socialmente?. Un humano no conectado socialmente (como los casos de niños asilvestrados), ¿podemos decir que tiene consciencia?, ¿y en el caso de los autistas?…

  12. Juan Carlos says

    Bien creo que la conciencia es algo que sale de uno casi no lo entinedo esto es como decir si me pregunto¿por qué una persona reacciona diferente a o que preguntas? ¿no será que no tenga conciencia, o acaso son inconcientes? es algo raro.

  13. En el último párrafo está el «quid» de la cuestión.

    La gran pregunta del género humano: ¿Qué es lo que quiero?

    Y la pregunta que ese párrafo apunta. Si esto es lo que quiero, ¿Por qué lo quiero? ¿Porque si?
    ¿Quién o qué determina que yo quiera tal o cual cosa? ¿Será el destino? ¿Será Dios?

    Son las grandes preguntas del autoconocimiento. Lo que si se sabe es una cosa: cuando una persona llega a determinar lo que realmente quiere, basta con hacerlo para sentirse realizado en la vida.

    La pregunta del por qué, se la dejamos a los neurocientíficos.

    Salu2

  14. Sí que hay evidencia de que el libre albedrío o la voluntad sea una fuerza generadora de acciones, porque si igualamos lo inconsciente con lo involuntario y lo consciente con lo voluntario, notamos que si somos autómatas biológicos para las situaciones rutinarias y ya aprendidas, donde el cerebro inconsciente es la causa de nuestras acciones, somos seres libres para las situaciones novedosas e inesperadas, donde es nuestra consciencia la que tiene que hacerse cargo de la situación y dejar los automatismos inconscientes, siendo la causa de nuestras acciones sopesando las diversas opciones disponibles.

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