Tercera Cultura
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Sobre una teoría del razonamiento

Fuente: EDGE

Traducción y comentarios de Fernando Peregrín

Hugo Mercier

Hugo Mercier

Recientemente, como apertura de un Seminario Edge, “La nueva ciencia de la moralidad”, Jonathan Haidt divagó sobre dos artículos recientemente publicados en Behavioral and Brain Scieces que él creía eran “tan importantes que se deberían estudiarse un resumen de ellos en todos los departamentos de psicología del país”

Uno de los artículos “¿Por qué razonan los humanos? Argumentos para una teoría argumentativa” publicado en Behavioral and Brain Sciences, está firmado por Hugo Mercier y Dan Sperber.

“El artículo,”dice Haidt, es una revisión de un puzle que ha quebrado la cabeza a investigadores en psicología y cognición social durante mucho tiempo. El puzle es ¿por qué los humanos son tan sorprendentemente malos al razonar en algunos contextos y tan asombrosamente buenos en otros?”

Razonar no se designó para buscar la verdad. Razonar se designó por evolución para ayudarnos a ganar argumentos. Esta es la razón por la que el artículo se tituló “La teoría de la argumentación”. Así, como se puede leer en él, “la evidencia revisada aquí muestra no sólo que el razonamiento se queda corto para proporcionar fiablemente creencias racionales y tomar decisiones racionales. Incluso, en una variedad de casos, puede ser contrario a la racionalidad. Razonar puede llevar a resultados pobres, no porque los humanos sean malos en ello, sino porque sistemáticamente se esfuerzan en buscar argumentos que justifiquen sus creencias o sus acciones. Esto explica la tendencia a la confirmación que motiva el razonamiento y las elecciones hechas sobre la base de la razón, entre otras cosas”

“Ahora, los autores señalan que podemos y hacemos un reuso de nuestras habilidades para el razonamiento. Estamos sentados aquí en una conferencia. Estamos razonando juntos. Podemos reusar nuestro razonamiento argumentativo para otro propósito. Pero incluso entonces, muestra la marca de su herencia. Incluso entonces, nuestro proceso de pensar tiende hacia la confirmación de nuestras ideas. La ciencia funciona muy bien como proceso social, cuando podemos ponernos de acuerdo y encontrar los fallasen el razonamiento de unos y otros. No podemos encontrar muy bien los problemas en nuestro razonamiento. Mas eso es para lo que está la otra gente. Y juntos, esperamos que la verdad salga de este proceso”.

Dan Sperber, un influyente científico social y cognitivo francés , está ampliamente reconocido como uno de los más brillantes científicos cognitivos que escriben sobre la razón, el lenguaje, la cultura y la evolución humana. Hugo Mercier, su ex alumno, es un post-doc en la Universidad de Pénsil y coautor con Sperber de una serie de artículos

Su teoría de la argumentación ya ha generado mucha expectación en la comunidad académica. Reacciones – desde la acalorada repulsa a la aceptación entusiasta – nunca ha sido indiferente. El artículo ha creado una tormenta de interés y controversia y ha llamado la atención fuera de los círculos académicos. Saron Begley (Newsweek) y Jonah Lehrer (Wired) son dos de los muchos periodistas que han escrito artículos. Adicionalmente, muchos pensadores líderes han tomado nota.

Gerd Gigerenzer encuentra esta visión del razonar de lo más provocativa como “razonar no es acerca de la verdad sino acerca de convencer a otros cuando la confianza  sola no es bastante. Hacer eso puede parecer irracional, pero es un hecho de la mejor inteligencia social” Steven Pinker nota que la teoría argumentativa es original y provocativa, tiene un alto grado de apoyo y es asombrosamente relevante en los asuntos contemporáneos, incluyendo el discurso político, la educación superior, y la naturaleza de la razón y la racionalidad. Es muy posible que tenga un gran impacto en nuestro entendimiento de nosotros mismos y de los asuntos corrientes”

Y Jonathan Haidt dice que “el artículo es uno de mis favoritos ‘papers’ de los últimos diez años. Creo que ellos [los autores] han resuelto uno de los puzzles más importantes y largamente pendientes de resolver en psicología: ¿por qué somos tan buenos para razonar en algunos casos, y tan sesgados sin remedio en otros? Una vez que leí su artículo, vi la función argumentativa del razonar en todos los sitios, particularmente en el razonamiento con gente con la que no estoy de acuerdo, pero también ocasionalmente incluso conmigo mismo. Han tenido una idea muy poderosa con muchas ramificaciones sociales y educacionales”

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Este es el ‘abstract’ del artículo en cuestión:

Razonar se ve generalmente como un medio para mejorar el conocimiento y tomar mejores decisiones. Sin embargo, mucha evidencia muestra que razonar a menudo lleva a distorsiones epistémicas y a decisiones pobres. Esto sugiere que la función del razonamiento debe repensarse de nuevo. Nuestra hipótesis es que la función del razonamiento es argumentativa. Está para idear y evaluar argumentos destinados a convencer. Concebido así, el razonar es adaptativo dada la excepcional dependencia de los humanos en la comunicación y su vulnerabilidad de la mala información. Un amplio rango de evidencia en la psicología del razonamiento y de la toma de decisiones se puede reinterpretar y explicar mejor bajo la luz de esta hipótesis. Pobres resultados en tareas del razonamiento estándar se explican en función de la falta de un contexto argumentativo. Cuando los mismos problemas se sitúan en una situación argumentativa adecuada, la gente resulta ser expertos argumentadores. Los argumentadores expertos no buscan la verdad, sin embargo, sino que buscan argumentos que apoyen sus puntos de vista. Esto explica la notoria tendencia hacia la confirmación. Esta parcialidad es aparente no sólo cuando la gente está razonando prácticamente desde la perspectiva de tener que defender sus opiniones. El razonamiento así motivado puede distorsionar evaluaciones y actitudes y permitir que persistan creencias erróneas. Usado proactivamente el razonamiento también favorece las decisiones que son fáciles de justificar pero no necesariamente mejor. En todas estas instancias tradicionalmente descritas como fallos o defectos, razonar da exactamente lo que puede esperarse de un dispositivo argumentativo. Buscar argumentos que apoyan una conclusión dada, y, ceteris paribus, favorecen conclusiones para las que se pueden encontrar argumentos.

6 Comentarios

  1. Hola. Tres cosas:
    1. Mil gracias por la referencia.
    2. ¿cuál es el otro artículo? (sólo veo citado el de Sperber y Mercier)
    3. ¡cómo rechina el verbo «designar»!

  2. Fernando Peregrín says

    El otro artículo figura entre las fuentes de información que he utilizado para éste.
    No entiendo lo que dice del verbo «resignar». No figura en mi artículo.

  3. la teoría argumentativa de la razón puede complementarse con otra función de la razón, a saber, la extracción de regularidades del mundo real.Es decir, la razón como forma de conocimiento de la naturaleza. La teoria evolucionista del conocimiento nos ofrece luz sobre el modo en que el cerebro puede conocer su verdad. La verdad.

  4. Humberto Maturana en su libro «La Objetividad, un argumento para obligar» tocaba ésta misma temática.
    Él se preguntaba ¿que es el argumento objetivo? Y decía que cuando queremos convencer a alguién (racionalmente), presentamos éste argumento.

    Es casi lo mismo.

  5. Nestor Mayer says

    Coincido con miquel. Diría que el artículo está encuadrado más en la dialéctica que en la ciencia.

  6. Precisamente, llegué hace poco a la conclusión de que las personas (socialmente) inteligentes son las que saben improvisar con rapidez una razón simplemente verosímil (no necesariamente válida) ante cualquier objeción. En esto, si se me permite decirlo, considero mucho más inteligentes a las mujeres. Yo siempre había considerado que la postura de reflexionar un poco ante una objeción, no encontrar nada que responder y aceptar el argumento del otro era un síntoma de honradez intelectual. Ja, ja, idiota de mí. (Nota: lo digo sin ironía).
    Por lo mismo, creo que hablar sin decir nada es un logro nada desdeñable del ser humano. Ahí están los políticos. Sí, aunque nos pese, eso revela inteligencia en el peor sentido de la palabra. En el sentido… evolutivo de la palabra. Bien pensado, es lógico que la inteligencia del ser humano se haya orientado a la manipulación de los otros tanto o más que a la manipulación de las cosas. Cuando solo había dos o tres herramientas que manejar, supongo que lo más interesante era saber convencer a otros para que fueran ellos quienes se enfrentaran al enemigo y perdieran la vida.
    Ahora no perdemos la vida, simplemente desviamos la atención hacia donde ellos señalan.

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