Publicado por Richard Dawkins en Richard Dawkins Foundation
“Hemos estado investigando en la historia de la familia Dawkins, y hemos descubierto que sus ancestros poseían esclavos en Jamaica en el siglo XVII y XVIII. ¿Qué tiene que decir a esto?”
Respondí: “Sus ancestros probablemente también los tuvieron. Lo único que ocurre es que conocemos quiénes eran mis ancestros y quizás no conocemos los suyos.”
Persistió desgranando varios de mis antecesores, incluyendo, creo, a Henry Dawkins (nacido en 1698) y su padre el coronel Richard Dawkins (fecha de nacimiento desconocida para mí), ofreciendo cifras terribles (y de hecho deplorables) sobre el número de esclavos que poseían, preguntándome si me sentía culpable sobre ello.
Respondí citando Números 14:18 (de memoria, Oh calamidad) ese pequeño y encantador verso sobre el Señor que “castigará (visitará) los pecados de los padres sobre los hijios hasta la tercera o cuarta generación”: de paso, un buen ejemplo de moralidad bíblica.
Al persistir en sus insinuaciones me excusé perentoriamente y me marché (tenía prisa porque iba a dar una conferencia en Londres y quería prepararla).
Apenas tuve tiempo para reabrir las notas de mi conferencia cuando volvió a llamarme: “La selección natural darwiniana tiene mucho que ver con los genes, ¿no está de acuerdo?” Por supuesto que estaba de acuerdo. “Bueno, algunas personas podrian sugerir que usted ha heredado un gen para apoyar la esclavitud de Henry Dawkins.” “Usted obviamente necesita lecciones de genética”, contesté. Henry Dawkins fue mi tatara tatara tatara tatara tataraabuelo, por lo que aproximadamente he heredado 1 de 128 genes de él (esta es la cifra correcta, en el calor del momento la di mal por teléfono por un par de potencias de dos).
Dejando aparte su analfabetismo científico y su insinuación francamente difamatoria de que podría disculpar la esclavitud, el asunto sobre las potencias de dos es lo bastante interesante para hacer una digresión. Siguiendo una línea de razonamiento explicada en The ancestor’s tale, podemos calcular que Adam Lusher y yo (y yo y tú, y el tío Tom Cobleigh y todos) compartimos la mayor parte de nuestros ancestros y literalmente todos nuestros más lejanos ancestros. Lo que resulta algo menos obvio es que el ancestro que compartimos más recientemente probablemente vivió sólo hace unos siglos. Casi seguramente todos descendenos de propietarios de esclavos (y de hecho de esclavos), si vas lo bastante atrás, y probablemente no tengas que ir muy lejos. Lo que ocurre únicamente es que sólo unos pocos de nosotros cargan, para citar a J B S Haldane, con un cromosoma Y etiquetado históricamente. Como suele pasar, mis ancestros también cuentan con una línea continua de seis generaciones de clérigos anglicanos, desde el reverendo William Smythes (nacido en 1635) a su tatara tatara tataranieto Edward Smythes (nacido en 1818). Me pregunto si Adams piensa que también he heredado un gen para la piedad.
Nuestro inquisitivo periodista de investigación entonces me desafió a negar que William Wilberforce, el gran activista contra la esclavitud, era cristiano. (Es presumible que también lo fueran los propietarios de esclavos. Como cualquier otro en una Inglaterra que era cristiana en aquellos tiempos). Esto me provocó para que le diera otra lección, esta vez exponiendo el brillante libro de Steven Pinker, The better angels of our nature, sobre cómo nos estamos haciendo cada vez más apacibles y civilizados a medida que pasan las generaciones, seamos o no religiosos. Nuestros cambiantes valores morales traen consigo una clara señal estadística sobre el siglo e incluso la década en que vivimos, pero virtualmente ninguna señal sobre si somos religiosos.
A continuación sugirió que debería pagar una reparación financiera por los pecados de mis antecesores.
¿Reparación para quién? ¿Debería peregrinar a Jamaica para buscar a los descendientes de los esclavos a quienes agraviaron mis antecesores? ¿Pero por qué los descendientes de personas que fueron oprimidas por mis ancestros hace 300 años y no las personas que son oprimidas hoy? Se trata de nuevo de la falacia de “los pecados de nuestros padres”, llevada dos generaciones más lejos de lo que Yavé tenía en mente.
En sus palabras de despedida (en realidad era yo el que me despedí) llegó a sugerir que las sucias ganancias de Henry podrían haber servido para adquirir la hacienda inglesa, de la cual mi familia aún posee una pequeña parte. Le contesté que lejos de ser una hacienda, se trata de una pequeña granja que intenta sobrevivir en malos tiempos para la agricultura. Añadí que la riqueza y las tierras poseídas una vez por la familia Dawkins fue malgastada en el siglo XIX por el coronel William Gregory Dakwkins (me alegro de que no fuera mi antecesor directo) en pleitos inútiles. Lo que poseo difícilmente procede de la herencia de pasados siglos, sino que ha sido ganado por mí en mi propia vida. Me alegra poder dar dinero para la caridad, y lo hago en grandes cantidades, pero mi elección a favor de la caridad no está influida por cualesquiera que fuera los pecados que cometieron mis antecesores del siglo XVII y XVIII. En ese momento me preguntó cuántos acres poseía mi moderna y pequeña granja, pero le respondí que se metiera en sus asuntos y le colgué el teléfono por segunda vez.
No puedo evitar preguntarme sobre la calidad del periodismo que aprovecha la ocasión para atacar a un hombre por lo que hizo su tatarabuelo de quinta generación. ¿Es que no hay nada más actual? Por supuesto, está nuestra encuesta Ipsos MORI, publicada esta semana. Pero parece que es mejor distraer a los lectores con una historia de 300 años que liarse con eso.
No compren el Telegraph hoy, pero echen un vistazo a la web y maravíllense por el abismo en que se ha precipitado el antiguo orgullo de un periódico. Esto a menos que (y me gustaría pensar que es bastante probable) el editor considere que la historia se ha pasado de caducidad nada menos que trescientos años.
Yo no creo en el pecado hereditario, pero de hecho Dawkins si lo hace. Siempre culpa a la religión actual de lo que sucedió hace cientos de años o lo que hicieron otros que no tienen que ver nada con la mayoría de los creyentes.
¿Un poco de su propia medicina?
No sé qué tendrá que ver que a uno le digan que se hereda algo tan absurdo como el ser esclavista con decir que en una ideología (religiosa o no) está el germen de la irracionalidad y de la violencia.
Josell, Dawkins no cree en el pecado hereditario. Cuando él critica los crímenes cometidos por la jerarquía de cualquier religión en cualquier época no dice nunca que esa jerarquía es la culpable de ellos por haberlos «heredado» sino por haberlos cometido.
El que sí cree en el pecado hereditario es Yavé, el maligno dios bíblico que según nos cuentan castigó a toda la humanidad por el pecado que cometió Adán.
Aquí está el artículo en cuestión:
http://www.telegraph.co.uk/news/uknews/9091007/Slaves-at-the-root-of-the-fortune-that-created-Richard-Dawkins-family-estate.html
Maria cinta, está usted juzgando un sistema ideológico y espiritual entero por lo que hicieron algunos. Es un sistema irracional, ¿Y que? El arte y los deportes también lo son. La Verdad religiosa es subjetiva, no objetiva.
Rawandi, el Dios Bíblico del antiguo testamento no es malvado. Su intención era que heredásemos lo bueno, no lo malo. Sin embargo, el pecado hereditario se refiere a enfermedades hereditarias en lugar de nuestra definición típica de pecado.
Josell, la deidad del Antiguo Testamento es maligna porque extendió a los descendientes de Adán y Eva el castigo por el pecado que había cometido dicha pareja. Y la deidad del Nuevo Testamento también es maligna, pues sacrificó a su propio hijo para aplacarse a sí misma.
Tanto la Biblia como el Corán son libros que defienden la esclavitud. De ahí que todos los países oficialmente cristianos e islámicos hayan sido esclavistas. Por eso Inglaterra, un país oficialmente cristiano, era esclavista. Afortunadamente, Inglaterra ya no es ‘en la práctica’ un país confesionalmente cristiano: en teoría, la reina sigue siendo la cabeza de la Iglesia, pero hace tiempo que eso es mero papel mojado.
No creo que Inglaterra sea más justa «hoy».Sigue representando y accionando desde distintos poderes..sigue con mensajes y acciones «coloniales»…no respeta a los pueblos nuevos ,los pueblos nativos,no respeta la diversidad cultural….impone su poder económico expansivo y somete de distintas maneras a gobiernos(cómplices)para beneficios imperiales…Los pueblos con iglesias o sin ellas sigue esclavo…Hoy la esclavitud es la falta de educación,la falta de acceso a la salud pública,al trabajo digno…y ser respetado como ser humano…no por formar parte de una sociedad de consumo…para sostener a los «imperios mundiales».
No creo que Inglaterra sea más justa «hoy».Sigue representando y accionando desde distintos poderes..sigue con mensajes y acciones «coloniales»…no respeta a los pueblos nuevos ,los pueblos nativos,no respeta la diversidad cultural….impone su poder económico expansivo y somete de distintas maneras a gobiernos(cómplices)para beneficios imperiales…Los pueblos con iglesias o sin ellas sigue esclavo…Hoy la esclavitud es la falta de educación,la falta de acceso a la salud pública,al trabajo digno…y ser respetado como ser humano…no por formar parte de una sociedad de consumo…para sostener a los «imperios mundiales».
«No creo que Inglaterra sea más justa “hoy” (…) no respeta la diversidad cultural»
La Inglaterra de hoy es más justa que la de cualquier otra época. No obstante, uno de los peores defectos de la política británica radica en que se inspira en el relativismo multiculturalista, que acarrea demasiado respeto por la «diversidad cultural». Por ejemplo, fomenta la guetización de los inmigrantes y reconoce valor legal a las sentencias de imanes basadas en la ley islámica (sharía). Un desastre.
Asombrosa la paciencia de Dawkins. Yo hubiera despachado a ese sujeto con un par de frases: «Tiene usted toda la razón. Mañana mismo me acerco al juzgado para denunciarme a mí mismo. ¡Buenas tardes y muchas gracias».
Es increíble que en esta época aún se siga hablando de libros y hechos tan antiguos como si los mismos fueran aplicables a la realidad de hoy en día. Tal vez eso no sería muy importante si consideramos que leemos con avidez la Ilíada de Homero o se sigan citando frases de Aristóteles en cuestiones filosóficas, lo inverosímil es que aún hay gente que siga creyendo en las alucinaciones de escritores de esas épocas tan remotas que ni se sabe cuando ocurrieron o si ocurrieron realmente. Como si leyéramos Cien años de soledad en el futuro y creyéramos que realmente ocurrieron las cosas en Macondo y empezáramos a rezarle al coronel Buendía.