Recientes estudios explican las ventajas evolutivas de la reproducción sexual.
El sexo siempre ha sido algo misterioso para los biólogos evolucionistas, por una simple razón: la reproducción sin sexo, es decir, la reproducción autónoma de cada individuo en una especie asexual, en principio parece ser un modo de supervivencia mucho más eficiente.
En la reproducción asexual, se puede prescindir de los machos, las hembras pueden clonarse, y de paso producir el doble de vástagos hembras. Casi suena idílico: sin hombres, podríamos decir adiós a las guerras, y de paso a los pies malolientes, por ejemplo. Pero no tan rápido.
«La Hipótesis de la Reina Roja propone que los parásitos virulentos se adaptan para infectar a los huéspedes con genética en común, evitando que los asexuales sean demasiado abundantes (común es malo)», dice Kayla Christina King en LiveScience, describiendo un estudio de Indiana University en el que participa. «El sexo produce individuos genéticamente únicos capaces de evadir la infección (raro es bueno), y eso los favorece en términos de selección natural».
Para apoyar esta hipótesis, un reciente informe en Current Biology demuestra que las razones aritméticas de los sexos se ven distorsionadas por una gama de parásitos heredados. «Concluimos que la invasión asincrónica y la disminución de los distorsionadores de la razón sexual se combina con la evolución de los supresores de huéspedes para producir un mosaico de razones sexuales que cambian rápidamente», dicen.
La teoría es que la función de los parásitos es asegurar que los organismos asexuales no progresen. Al crear copias genéticas exactas de sí mismos -clones- los organismos asexuales extienden la vulnerabilidad a ser infectados por los parásitos que explotan esa vulnerabilidad. Pero el resultado del sexo entre hembras y machos es un organismo genéticamente único, y esto asegura que un parásito capaz de matar a algunos, no pueda matar a todos los miembros de una población.
Sin embargo, todo esto no evita que los parásitos se sigan adaptando a sus huéspedes humanos. Tienen una ventaja en esta carrera armamentística evolutiva reproduciéndose mucho más rápido que sus huéspedes. De hecho, uno de ellos, Toxoplasma gondii, que afecta a un 40% de la población humana, ha desarrollado una estrategia interesante: hace a las mujeres más atractivas y hace a los hombres más estúpidos. Sin comentarios.
Por: Vicente Carbona (vicente.carbona@terceracultura.net)
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¡Qué curioso! Existe un artefacto llamado «tajeta de crédito» que hace a los hombres más atractivos y a las mujeres más estúpidas.
Chus:
¿Estas seguro de que los hombres son más atractivos y las mujeres más estupidas?. Fuera de las paradojas que creemos hallar, no hay verdaderas razones aritméticas. Más que nada, las hay instintivas. Viva nuestro lado animal
‘Sin hombres, podríamos decir adiós a las guerras, y de paso a los pies malolientes, por ejemplo.’
¿Qué?
chus, no te enojes, tiene aval cientifico 🙂
j3SXCc Kudos to you! I hadn’t thought of that!