Humanismo Secular
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Muere Paul Kurtz, padre del humanismo secular y del «movimiento escéptico»

Paul Kurtz (1925-2012)

Hoy ha fallecido Paul Kurtz, profesor emérito de filosofía, editor, filántropo, y uno de los padres fundadores del humanismo secular moderno y del llamado «movimiento escéptico». En los años setenta, fue el fundador del Committee for Skeptical Inquiry (anteriormente conocido como Committee for the Scientific Investigation of Claims of the Paranormal (CSICOP)), el Council for Secular Humanism, y el Center for Inquiry, asociaciones que desde entonces han ejercido una enorme y fundamental influencia en el entendimiento público del racionalismo militante y el humanismo secular en todo el mundo.

En 2010 Kurtz decidió abandonar el conjunto de estas asociaciones porque estaba en desacuerdo con la línea crítica del movimiento escéptico y humanista. En su carta de despedica, Kurtz manifestaba su cansancio:

Me gustaría tomarme un tiempo ahora para tratar sobre una cuestión vital que necesita ser planteada por el Center for Inquiry, y que creo que debería estar en frente de la agenda para el futuro. Hablo sobre la necesidad de aplicar la razón y la ciencia a los valores humanos. Desafortunadamente, el gran énfasis del Center se ha dirigido a la crítica de las afirmaciones religiosas y paranormales, que sin duda es una parte clave de la agenda. Pero esto ha llevado a negar otra parte esencial de la visión inspirada en la creación del Center for Inquiry: la aplicación de la ciencia y la razón a las cuestiones éticas. La cuestión clave es si los secularistas son capaces de desarrollar unos valores éticos seculares que impriman significado y proporcionen una base para la integridad moral.

Estos nuevos objetivos humanistas se plasmaron en la creación del Institute for Science and Human Values y en la redacción de un nuevo manifiesto humanista más ambicioso que pretendía recoger las ambiciones morales ampliadas de Kurtz. La Declaración neo-humanista sobre principios y valores seculares: Personal, progresista y planetaria abarcaba, en este sentido, un conjunto de valores más detallado de los recogidos tradicionalmente por los humanistas seculares, desde el abierto apoyo a políticas de control de la población, la «protección de otras especies» y de «una economía verde», hasta una nueva «reverencia» humanista hacia la «madre tierra».

 

25 Comentarios

  1. Rawandi says

    control de la población, la “protección de otras especies” y de “una economía verde”, hasta una nueva “reverencia” humanista hacia la “madre tierra”.

    Dado que los recursos planetarios son limitados, el «control de la población» y la «economía verde» parecen medidas bastante sensatas. También estoy más o menos de acuerdo con la «protección de otras especies». Lo que no me cuadra de ninguna manera es la idea de «reverenciar a la madre Tierra»: por más vueltas que le doy me sigue pareciendo una majadería.

  2. Francisco says

    De acuerdo con Kurtz. No creer en sentimientos religiosos no debe suponer carecer de valores.

  3. El gato de Schrödinger says

    Es muy sencillo de entender, Rawandi: si añadimos a ese programa ecologista el culto a la Pacha Mama, resulta más fácil de aplicar, porque la gente necesita creer en algo. Es como el azúcar en el té.

    De todos modos, creo que hay poderosas organizaciones internacionales (por ejemplo, el Banco Mundial y el Club de Roma) que ya están trabajando en la línea propugnada por Kurtz, con ambiciosos programas para el control de la población, por no hablar del celo que ha mostrado el estado chino con su propia población. Por otro lado, Evo Morales está con lo de la Pacha Mama; Greenpeace y el IPCC, con lo de la «economía verde»; la WWF y el «proyecto Gran Simio», con lo de la protección de otras especies… Y suma y sigue.

    En fin, aquí dejo este epitafio:

    Mistah Kurtz—he dead.

    We are the hollow men
    We are the stuffed men
    Leaning together
    Headpiece filled with straw. Alas!
    Our dried voices, when
    We whisper together
    Are quiet and meaningless
    As wind in dry grass
    Or rats’ feet over broken glass
    In our dry cellar

  4. Rawandi says

    Gato, el racionalismo y la religión son enemigos inconciliables. Kurtz, como racionalista que era, únicamente se proponía defender valores ‘seculares’, y está claro que el ‘culto a la madre Tierra’ no es un valor secular ni harto de vino.

  5. El manifiesto humanista 2000 era bastante pedregoso e infumable, pero la última versión ya era una apoteosis de humanismo místico y de tonterías. Que los «valores» morales no dependen de los sentimientos religiosos, ya lo sabemos, es un tópico totalmente aceptado, en especial desde Kant. Eso no lo ha descubierto Kurtz. Pero el racionalismo es tan incompatible, si no más aún, con la Pachamama que con algunas religiones.

  6. Cuando leí la última «Declaración», sinceramente quedé alucinado. Me extrañó que no suscitara más respuestas críticas por parte precisamente de «racionalistas». Pero en privado te reconocen que, en los últimos años, Kurtz ya había perdido considerables facultades.

  7. Tengo que decir también.que nadie está hablando del giro irracionalista de Kurtz. Los obituarios son hagiografías. Sólo en TC hablamos de esto.

  8. Rawandi says

    Eduardo, aparte de lo de «reverenciar» a la «madre Tierra», ¿hay algún otro desliz irracionalista?

  9. Ya es bastante grave la referencia a la Pachamama para que salten las alarmas de cualquier persona interesada en la racionalidad, pero en general toda la declaración es un «tojubaboju» ideológico. No hay ninguna justificación automática para, partiendo del humanismo secular, que es meramente la posición de que la moral no debe tener una justificación trascendente, saltar a la «economía verde» o la «restricción de la población». Es todo un disparate de principio a fin, con continuos saltos a conclusiones supuestamente éticas sin justificación, y alardes de hiperoptimismo vacio como que «por primera vez en la historia humana, podemos elevarnos por encima de las barreras nacionales, étnicas, raciales, religiosas y culturales del pasado».

  10. Rawandi says

    Eduardo, a mí la ‘Declaración neo-humanista’ de Kurtz me parece en conjunto muy sensata, quitando algunos detalles como el de la «Pachamama». El problema de la superpoblación humana (siete mil millones y subiendo, muchos de ellos hambrientos) es serio, pues en la actualidad ya estamos sobreexplotando y contaminando gravemente tanto los océanos como los campos, abocando de paso a muchas especies a la extinción.

    Kurtz tiene mucha razón al insistir en la necesidad de que los humanistas seculares (yo prefiero expresiones como ‘racionalistas liberales’ o ‘racionalistas ilustrados’) nos organicemos políticamente. Dejar que sean los relativistas morales (según los cuales no hay códigos morales más racionales que otros) y los integristas religiosos (partidarios de la teocracia) quienes controlen la política es suicida o cuando menos masoquista.

    La clave del humanismo secular está en la ética racional inherente a la democracia liberal. Criticar la pseudociencia y las patrañas sobrenaturales está bien y es muy necesario, pero más importante aún es educar a la ciudadanía para que defienda valores elementales como el bienestar, la justicia social y la libertad.

  11. Eduardo Zugasti says

    Yo no estoy de acuerdo en absoluto con que haya que reducir la población humana, y no reconozco autoridad alguna a ningún organismo internacional que se proponga hacer tal cosa. Sobre todo, no encuentro justificación de ningún tipo entre declararse «humanista secular» y apoyar esta clase de políticas.

    También rechazo tajantemente la «reverencia» hacia la naturaleza que se expresa en esa declaración, y tampoco encuentro justificación para que eso sea un «valor» liberal. Ni acepto que extender la solidaridad ética a otras especies sea un «valor» propo ni del liberalismo ni del humanismo secular.

    En resumidas cuentas, no acepto prácticamente ninguno de los «valores» que se ofrecen en esa declaración. Sobre todo, lo que no acepto es que se pretendan colar como si fueran conclusiones evidentes a partir del humanismo secular y del rechazo del teísmo.

    La prueba de que tales valores son elecciones muy controvertidas está en que la misma redacción de la declaración específica que no es preciso suscribir la totalidad de esos valores. Esto es una reseñable falta de consistencia intelectual. ¿Cuantos valores haría falta suscribir para apoyar este tipo de declaraciones? ¿El 80%? ¿La mitad? ¿Menos todavía?

  12. Eduardo Zugasti says

    Tampoco tiene el menor sentido apoyar estas declaraciones meramente porque dicen apoyar la «libertad», el «bienestar» o la «justicia social», como si hubiera alguien en este planeta que defienda la servidumbre, la injusticia social y el malestar.

  13. Rawandi says

    Hombre, Eduardo, supongo que sabes lo que pasa cuando en un vagón de tren se acumula un número cada vez mayor de personas. Llega un momento en que los ocupantes del vagón empiezan primero a pasarlo francamente mal y después inevitablemente a morir asfixiados. La Tierra es limitada, igual que el vagón, y la población actual no puede subsistir ‘hoy’ sin esquilmar los recursos naturales.

    Ni los integristas ni los relativistas quieren que a los niños se les enseñen los valores éticos inherentes a la democracia liberal. Solo por eso ya creo que tiene sentido apoyar la Declaración de Kurtz, a pesar de sus defectos.

  14. Eduardo Zugasti says

    Una cosa es que la tierra sea limitada, y otra muy distinta que exista una evidencia de que ese límite se ha sobrepasado o estamos próximos a hacerlo.

    No está nada claro cuales son los «valores» de una democracia liberal. Un ejemplo local reciente lo tenemos en la polémica por la asignatura de educación por la ciudadanía, que precisamente establecía ingenuamente que una serie de valores debían ser aceptados porque formaban parte de un «consenso», de una «ética mínima», etc. Ya se ha visto en qué ha quedado todo eso, en que no hay tal consenso. Para mí es mucho más importante defender el derecho al disenso.

  15. Rawandi says

    Respecto al «límite» de la población humana global, todo depende del nivel de vida que consideremos deseable. La calidad de vida que tenemos los europeos, por ejemplo, es imposible extenderla a toda la población humana, ya que ‘no hay suficiente energía disponible’ con la tecnología actual. Si lo que te parece deseable es el nivel de vida del Tercer Mundo (cuyo consumo de energía es muy inferior al europeo), entonces sí, nuestro planeta puede albergar aún a muchísima más gente inmersa en condiciones de miseria.

    Los valores fundamentales de la democracia liberal están bastante claros al menos desde el siglo XVII, gracias a filósofos ilustrados como Spinoza y Bayle: la autonomía individual, la igualdad de derechos y la tolerancia. La Educación para la Ciudadanía es una asignatura necesaria porque esos valores democráticos fundamentales no brotan por ciencia infusa sino que hay que enseñárselos a cada nueva generación de niños… suponiendo, claro, que deseemos que la democracia liberal no se derrumbe.

    En España, todos los que se han opuesto a la Educación para la Ciudadanía son antiliberales que o bien defienden el integrismo católico (por ejemplo, los obispos) o bien suscriben el relativismo moral.

  16. Eduardo Zugasti says

    Primero habría que demostrar que las condiciones de vida miserables dependen de la demografía, y no de otras variables a tener en cuenta. No pienso dar crédito a esa tesis sin pruebas concluyentes. Para llevar a cabo políticas de control de natalidad centralizas y coactivas es preciso dar razones de peso, no confiar en lemas ideológicos.

    Spinoza y Bayle no hablan en ninguna parte de «autonomía». Que yo sepa, el primero en emplear esa expresión o en intentar darle un sentido filosófico preciso es Kant. Y de todos modos, valores como «tolerancia» o «igualdad de derechos» son conceptos muy formales, no son valores con contenidos muy precisos del tipo de la declaración neohumanista.

    Si todos los críticos que se oponen a la EpC lo hacen porque son «Integristas», entonces hay que concluir que en España más de la mitad de la población es integrista. No, mire, en esta sociedad como en todas las demás sociedades occidentales existen innegables diferencias sobre valores morales, diferencias que emergen tanto de una plantilla cognitiva como de una tradición cultural, tal como ha explicado Jonathan Haidt. Estas discrepancias genuinas, no que unos sean liberales y otros integristas, son las que explican que no haya de hecho un acuerdo sobre qué es la «ética mínima».

  17. Rawandi says

    La Declaración neo-humanista no habla en ningún momento de políticas de control de natalidad «coactivas». Simplemente expone una realidad, que la superpoblación es un grave problema dada la imposibilidad de extender el nivel de vida europeo (y no digamos ya el derrochador estilo de vida estadounidense) a todos los habitantes actuales del planeta.

    Si repasas la Declaración neo-humanista, verás que incluye explícitamente los mismos valores democráticos que te he mencionado antes: «libertad», «tolerancia» e «igualdad ante la ley». Estos valores fundamentales constituyen la ética mínima inherente a la democracia liberal.

    «Autonomía» es sinónimo de «libertad». No creo que Kant haya dicho nada importante sobre el sistema democrático liberal que no haya sido expuesto más claramente por Spinoza.

    Yo no he dicho que «todos» los que se oponen a la EpC sean «integristas». He dicho que unos son integristas o otros son relativistas morales.

  18. Eduardo Zugasti says

    No me convence. Y desde luego, sólo por proferir en voz alta palabras que parecen ideales bellos: «libertad», «tolerancia», «igualdad», no creo que tengamos un entendimiento más profundo. En cuanto empezamos a dar un contenido a estos maravillosos valores, empiezan los conflictos serios.

    «Relativista moral» es una etiqueta tan reduccionista como «integrista». Yo no estoy de acuerdo con muchas cosas de la EpC y no creo ser ninguna de esas dos cosas, supuesto que sepamos realmente de qué estamos hablando.

  19. Rawandi says

    Eduardo, los «conflictos» resultan en general mucho menos graves cuando los dos bandos implicados comparten los valores democráticos fundamentales, y tienden a ser mucho más graves cuando no comparten dicha ética mínima. Me parece de cajón.

    Y yo solo conozco dos «tradiciones culturales» que impugnen la ética democrática: por un lado los integristas religiosos y por otro lado los relativistas culturales. Ambas tradiciones culturales tienen en común su irracionalismo.

    Algunos medios conservadores han caricaturizado la EpC citando textos extravagantes, textos que nunca han sido y nunca serán utilizados por ningún colegio de España. La prueba de que dicha asignatura no se parece a lo que afirman dichos medios carcas la tienes en que la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (cuyos miembros son todos católicos, ya que su puesto docente depende directamente de la decision de los obispos), apoyó la EpC.

  20. Eduardo Zugasti says

    Yo no sé qué es la «ética democrática» y dudo mucho que quienes enarbolan ese término lo sepan. En principio la democracia es una forma de gobierno, un tipo de procedimiento para tomar decisiones políticas, y para colmo existen muchos tipos de democracia. En tiempos de Aristóteles conocían una, pero ahora tenemos las llamadas «democracias representativas» que no tienen prácticamente nada que ver con las democracias antiguas.

    No tengo ni idea de cuales son esos «valores democráticos fundamentales» de los que hablas, sinceramente. Si son los que están en la constitución española de 1978, hay cantidad de gente aquí que esta deseando cambiarla. Así qué no debe haber un acuerdo tan fuerte sobre qué es «fundamental». Si estos valores se refieren a los llamados «derechos humanos», también la liamos, porque la ética de los derechos humanos, como a veces se la llama, no es nada homogéneo. Hay ya varias «generaciones» de derechos, contradictorios unos con otros. Por ejemplo, los derechos colectivos están en abierta contradicción con los individuales… y luego hay países y culturas enteras que reforman los derechos humanos a su antojo, como los países de la conferencia islámica.

    Nadie sabe que demonios es la «ética mínima», en resumidas cuentas. Y los desacuerdos no se deben, insisto, a que unos sean «racionales» y otros «integristas» o «relativistas». Simplemente hay que admitir que existe un disenso sobre cuales son los valores fundamentales. Por lo tanto, la idea de que es posible explicar a la «ciudadanía», una doctrina ética homogénea y no problemática basada en los «derechos humanos» y en la «democracia» es algo más que discutible.

  21. Rawandi says

    El filósofo francés Y. C. Zarka explica muy bien todas estas cuestiones en un librito titulado ‘Difícil tolerancia’. Según Zarka, hay tres tipos de derechos fundamentales y ninguno de ellos tiene carácter «colectivo» ni «contradice» a los demás: los derechos-libertades (derechos del hombre), los derechos sociales (por ejemplo, derechos sindicales) y los derechos culturales (por ejemplo, derecho a recibir la educación en una lengua minoritaria).

    Me he inspirado directamente en las ideas de Zarka para escribir los tres párrafos siguientes:

    La democracia liberal, el mayor logro de la cultura occidental, es el resultado del triunfo de nuestra herencia griega (el pensamiento racional y democrático) sobre nuestra herencia judeo-cristiana (el despotismo clerical). Recordemos que los inquisidores cristianos torturaban y quemaban a presuntos herejes siguiendo las palabras de Jesucristo «oblígales a entrar» (Lucas 14,23).

    En el Estado democrático liberal, los derechos positivos representan derechos éticos que a su vez se deducen de valores fundamentales (los intereses terrenales del individuo: los bienes de la libertad, la vida, la propiedad, la seguridad y la igualdad de derechos). En consecuencia, la democracia liberal no es un régimen político puramente formal y en último término vacío, sino que se basa en la ética mínima del respeto a la libertad, igualdad e integridad de las personas. La defensa de estos valores éticos universales constituye la esencia misma del Estado democrático liberal.

    El islam rechaza los valores de la democracia liberal aún con más intensidad de lo que lo hizo el cristianismo, pues su fundador, el líder político-religioso Mahoma, ordenó a sus seguidores expandirse mediante el esfuerzo (‘yihad’) guerrero: «¡Combatid contra aquellos que no practican la verdadera religión pese a haber recibido [como vosotros»] el Libro, [combatidlos] hasta que, avergonzados, paguen de su propia mano el tributo!» (Corán 9,29).

  22. Una cosa es que un filósofo intente armonizar sobre un papel las contradicciones entre las distintas «generaciones», y otra muy diferente que las contradicciones mismas desaparezcan. Pese a lo que dice este señor, existen de hecho cruentas discusiones sobre el encaje de los nuevos y los antiguos derechos, por ejemplo, sobre el derecho de autodeterminación o sobre derechos colectivos como los llamados «derechos sindicales», cuyos problemas de aplicación estamos experimentando hoy mismo en España.

    Esto de que la «herencia griega» se idéntifica con el «pensamiento racional» y con la «democracia» es un lema ideológico que no resiste un escrutinio crítico mínimo. ¿Acaso no había entre los griegos regímenes políticos de un tipo muy diferente a la democracia? ¿La diarquia espartana no era griega? Y en cuanto al pensamiento racional, ¿acaso el pensamiento de los griegos no estaba también lleno de mitos, leyendas y supersticiones de todo tipo? Y en sentido contrario, ¿es que los teologos cristianos de la edad media era simplemente «irracioales»? La idea de que la «racionalidad» es una innovación griega interrumpida por siglos de cristianismo despótico y oscurantista no resiste una mínima contrastacion con la realidad histórica, lo siento. Excuso decir que todos los actores de la ciencia medieval, e incluso después de la llamada «revolución científica» no podían ser otra cosa que cristianos, muchos eran monjes, teólogos e incluso papas.

    Yo no niego los conflictos entre la democracia liberal y la sociedad cristiana, o entre la teologia dogmatica y la ciencia, pero pretender que podemos fundamentar este sistema de gobierno en la «memora histórica» de la democracia ateniense y los filosofos jonicos, es una fantasía.

  23. Rawandi says

    Según Zarka, los «derechos colectivos» acarrean siempre discriminación de los individuos, por lo que resultan incompatibles con los valores de la democracia liberal. Tanto los derechos sociales como los derechos culturales tienen siempre como ‘titular’ a un sujeto individual.

    El derecho colectivo a la autodeterminación es una patraña nacionalista. Lo cual confirma mi idea de que la oposición a los valores democráticos siempre procede o bien del relativismo moral o bien de algún otro sistema de dogmas irracionales (religión, comunismo, nacionalismo…).

    Evidentemente, Galileo y Kepler «no podían ser otra cosa que cristianos» en la Europa del siglo XVII, ya que por aquel entonces la Iglesia castigaba la apostasía con la muerte.

    Es cierto que también en la Grecia antigua proliferaba el pensamiento mágico. Pero quienes prefirieron las explicaciones racionales frente a los mitos fueron los racionalistas jonios, no los teólogos cristianos, y la democracia la inventaron los atenienses, no los cristianos. Resumiendo, lo mejor de Occidente (la ciencia y las libertades democráticas) es herencia griega, no herencia cristiana.

  24. Los jónicos no prefirieron ni dejaron de preferir la razón a los mitos. De hecho, parece que la raíz de mito y logos es la misma. «Del mito al logos» es un lema publicitario. No podemos estar discutiendo de esto a estas alturas.

    Y con la democracia, lo mismo. Los griegos inventaron la palabra «democracia», pero lo que ellos entendían por democracia, un sistema que incluía el sorteo de cargos públicos y otros mecanismos que ahora nos parecen pintorescos, se parece tanto a la democracia liberal representativa como un huevo a una castaña.

  25. Rawandi says

    Cuando el jonio Tales de Mileto afirmó que todo procedía de un elemento material (el agua), ofreció la primera explicación racionalista del cosmos, ya que prescindía de los mitos (los cuentos protagonizados por deidades). Lo que hizo Tales fue auténticamente revolucionario, y por eso se le considera el padre de la filosofía y de la ciencia.

    La esencia de la democracia no radica en las elecciones, como muchos ingenuos creen, sino más bien en los mecanismos que garantizan la protección de los intereses de los ciudadanos. Por eso la democracia de los atenienses, con sus «sorteos», fue sin duda una auténtica democracia, la primera de la historia.

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