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Los hombres son de Marte

Un comentario al post invitado de Scott Atran cuestiona si él, “un hombre euroamericano”, es capaz de trascender su etnocentrismo. De modo inmediato intervine en la discusión, porque sé muy bien lo destructivos que pueden ser esos argumentos.

Pero no quiero decir que crea en que la ciencia es una empresa completamente imparcial y desapasionada, dirigida friamente por altos sacerdotes intelectuales para los que sólo la verdad es sagrada. Está muy lejos de ser así. Los científicos son seres humanos (y no vulcanianos), algunos son hombres, y otros mujeres. Algunos son progresistas (en realidad, la mayoría de mis colegas) y algunos son conservadores (unos pocos en la academia). Finalmente, algunos son estadounidenses, otros británicos o franceses, y otros rusos, chinos y árabes. Como ruso, veo claramente algunos de los prejuicios favoritos de mis colegas europeos occidentales, especialmente los anglosajones.

Venus y Marte, 1483

Venus y Marte, 1483

 

Para mí, el truco no es negar que entremos en la ciencia equipados con todo tipo de sesgos, sino intentar trascenderlos lo mejor que podamos. No hay duda de que tenemos diferentes sesgos. De hecho, existen muchos estudios examinando cómo afecta la afiliación política y de género a las opinione sostenidas por los científicos.

Un estudio reciente particularmente interesante es el de William Yaworsky, Mark Horowitz y Kenneth Kickham, Gender and politics among anthropologists in the Units Of Selection debate (Género y política entre los antropólogos de la Unidad de Selección), publicado hace un mes en Biological Theory. Es interesante porque plantea la cuestión de selección de grupo versus selección de parentesco, que por supuesto es una de las cuestiones más divisorias en la ciencia evolucionista.

Yaworksy y sus colegas obtuvieron 175 encuestas de antropólogos evolucionistas que trabajaban en programas de graduado en varias universidades (lo que significa que estaban entrenando a sus propios estudiantes). Sus análisis de los cuestionarios mostraron que hay importantes diferencias entre diferentes grupos de antropólogos. Los progresistas tendían mucho más a estar en desacuerdo con la afirmación de que el conflicto tribal era una fuerza evolucionista de primer orden capaz de moldear la conducta humana. Los conservadores, por otra parte, pensaban que el tribalismo era un rasgo humano fundamental. También tendían a coincidir con la noción de que el homicidio era frecuente en las primeras sociedades humanas.

Las diferencias entre antropólogos evolucionistas masculinos y femeninos eran incluso mayores que entre diferentes partidos. Las mujeres eran muy resistentes a las ideas de que el conflicto tribal era una importante fuerza selectiva y que el homicidio era común en la prehistoria.

¿Qué significa todo esto? Una interpretación es que estamos atrapados sin esperanza en nuestros genes (por ejemplo, el cromosoma Y) y en la ideología. La ciencia objetiva es una impostura. Este es el punto de vista sostenido crudamente por los posmodernistas extremos.

Mi punto de vista es diferente. Recuerden que la selección de grupo es un área muy discutida. De hecho, como argumenté en un post previo, estamos atravesando un cambio de paradigma. Por esto hay tanta controversia. Aunque las mujeres tienden más a rechazar la idea de que la guerra y la violencia eran comunes en la prehistoria, puedes encontrar muchos hombres en los dos lados del debate. Sólo hay que ver el choque épico entre Steven Pinker y sus seguidores y Douglas Fry con colegas (War, Peace, and Human Nature). En un área de la ciencia que no está decidida y está en rápido desarrollo los sesgos de género y políticos son particularmente visibles.

Tomemos otro tema controvertido que ha cristalizado como consenso científico, el calentamiento global. Si preguntas a cualquier ecólogo de una universidad estadounidenses respetable, tanto los hombres con las mujeres te dirán que sí, que la temperatura global ha estado creciendo durante los últimos 100 años, y que la quema de combustibles fósiles y la deforestación han sido grandes partícipes de este cambio global. La historia es bastante compleja, pero el hecho del calentamiento global ha alcanzado un grado de prueba científica suficiente para satisfacer al 99 por ciento de los ecólogos, sean hombres o mujeres.

Espero que la importante cuestión de la competición entre grupos y la frecuencia de la violencia letal en la prehistoria eventualmente alcanzará el mismo nivel de consenso. Puede que lleve muchas décadas, aunque apuesto a que sucederá antes.

De hecho, ya está pasando. Los datos de Yaworsky y sus colegas muestran que el 80 por ciento de los encuestados disentían de la afirmación de Pinker acerca de que la selección de grupo es un concepto inútil. Una proporción similar cree que la selección de grupo es un proceso importante, y el 55 por ciento considera que la selección de grupo es un proceso tan importante como la selección de parentesco. En contraste, entre los profesores que entrenaron este grupo de encuestados, la generación anterior, sólo el 8% estaba a favor o se “inclinaba” a favor de la selección de grupo. ¡Estamos ganando!

Publicado en Social Evolution Forum

3 Comentarios

  1. Luis says

    Disculpen, ¿A que se refieren con «selección de grupo»?.

  2. idea21 says

    Mal va la cosa si los científicos dependen de sus intereses personales (que incluyen los de su entorno) para hacer su trabajo.

    Otra cosa sería que, a la hora de actuar, al no haber ningún dato firmemente establecido, cada uno opte por uno u otro camino. En ese sentido, la fe es racional. Pero la ciencia debería ser sagrada…

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