Divulgación Científica, Tercera Cultura
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Jonah Lehrer y las miserias del periodismo científico

Jonah Lehrer en 2009

Cualquiera que se dedique a hablar de ciencia comete errores constantemente. Titulares amarillos, interpretaciones erróneas, conocimiento insuficiente del estado de la cuestión, conclusiones forzadas, y un largo etcétera. Si las equivocaciones son comunes en los propios artículos científicos revisados, pese a los mecanismos de corrección que aparentemente existen dentro del sistema, lo que se llama divulgación todavía es más vulnerable al error.

Pero hay errores más difíciles de perdonar si uno se dedica a escribir sobre ciencia. Inventarse citas de Bob Dylan para ilustrar su último libro, Imagine: How creativity works le ha costado a Jonah Lehrer la renuncia a su cargo en The New Yorker. Por lo visto, Lehrer, una conocida figura de la divulgación científica desde hace unos años (había colaborado con Seed Magazine y Wired), también se “autoplagió” en su propio blog, reproduciendo fragmentos literales de su libro sin advertir a los lectores sobre su procedencia.

No es el primer caso, ni será el último. Hay precedentes recientes de periodistas anglosajones que han renunciado a su puesto por conductas similarmente dudosas: Jayson Blair en The New York Times, Johann Hari en The Independent, y Stephen Glass en The New Republic (Vía).

Todos estos incidentes han producido un daño desconcertantemente serio (la cosa ha llegado hasta la CNN) en la imagen pública de Lehrer, mostrando que la permisividad hacia las conductas morales dudosas es muy baja en el ámbito de la ciencia y la divulgación (pensemos en lo ocurrido con Marc Hauser). Al fin y al cabo, las mentirijillas de Lehrer son pecata minuta en comparación con las maquinaciones cotidianas de los pundits, los “tertulianos” y otros guerreros culturales que colonizan nuestros medios de comunicación sin pedirnos nunca disculpas. En España puedes plagiar una novela entera y seguir haciéndote millonario si te dedicas al periodismo “rosa”, pero la ciencia es más exigente, y probablemente un mayor rigor de la cultura anglosajona hace que los defectos morales sean menos disculpables.

La caída de Lehrer muestra que el periodismo científico tampoco puede ser “puro”. Las presiones para publicar cosas “sexys” para el público también molestan a los divulgadores, escritores científicos y quizás «pensadores profesionales» obligados a decir cosas interesantes regularmente. Todo el mundo desea tener muchos lectores y escribir en los sitios más influyentes. No existe el periodismo y la escritura científica limpia de polvo y paja moral, de sensacionalismo, o incluso de compromisos ideológicos más o menos ocultos.

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Sobre este mismo tema, dos posts en PLOS blogs: “Quotations and » Unquotations” in Journalism and Ethnography y Jonah Lehrer’s missing compass. Además, un intento de defensa, y Sam Harris. El País.

Actualizado el 5/8/2012

5 Comentarios

  1. Gerardo says

    Wow, te centras y descargas contra la ciencia, por un suceso que no terminas de explicar del todo bien. Esto es más una opinión no fundamentada que una información. Se te notan las costuras…

  2. Eduardo Zugasti says

    ¿Se «carga» contra la ciencia por señalar que el sistema tiene defectos? ¿Pero qué broma es esta? Y haga el favor de explicar por qué el «suceso» no está bien explicado.

    Aquí dejo un enlace a un blog que se dedica a cargar contra la ciencia todos los días, por si es de interés: http://retractionwatch.wordpress.com/

  3. Héctor M says

    Tal vez sea anecdótico dentro de la lista de acciones que ha llevado a cabo el sujeto pero me ha resaltado mucho: ¿qué problema hay con el autoplagio? ¿Tiene que advertir que se está repitiendo? ¿Para qué? No lo entiendo, sinceramente.

    Por lo demás, muy de acuerdo con esa perversa estructura de incentivos a la que se aviene la ciencia toda que vez que quiera aparecer en los mass media

  4. Eduardo Zugasti says

    Hombre, es un poco extraño realmente que copies párrafos enteros de tu libro y los publiques como post, sin avisar, si ha sido literalmente así. Pero para decir la verdad a mí este ensañamiento con Lehrer me está pareciendo un poco exagerado. Ni siquiera consigo que me parezca tan grave lo de inventarse citas de Dylan.

  5. Héctor W. Navarro says

    Justamente una de las diferencias entre la ciencia y la religión está en el hecho de que la ciencia puede corregir sus datos, dejar de lado errores, contradecir anteriores «verdades» y hasta poner en descubierto fraudes como el del científico ruso Lysenko. En cambio la fe es inconmovible y nunca puede admitir sin menoscabo que se equivocó. Eso ocurre porque la ciencia es una creación humana. La religión es también de creación humana pero se la presenta como divina.

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