Empresa

Industrias en transformación (1): las escuelas de negocios

En las últimas décadas, el fenómeno de la globalización ha traído consigo ciertos cambios de paradigma en algunas industrias. Comienzo esta serie hablando de las escuelas de negocios, que son una de las aportaciones fundamentales a la educación y a la democracia en el siglo XX, por el impacto que han tenido en la creación de capital económico y social.

Un poco de historia

La primera escuela de negocios del mundo, la Wharton School, fue fundada en 1881 en el marco de la Universidad de Pennsylvania. Unos años más tarde, en 1908, fue creada la Harvard Business School. Éstas probablemente sean las dos escuelas de negocios más legendarias del mundo y todavía hoy las de mayor prestigio. En España, a finales de la década de los cincuenta, cuando el país en su conjunto iniciaba un período de expansión económica a pesar de la férrea dictadura, diversas iniciativas impulsadas desde diferentes ámbitos de la sociedad, llevaron a la creación de tres escuelas de negocios con sede en Barcelona: EADA, IESE y ESADE. Las dos primeras centraron su oferta formativa en la educación de directivos y directivas, mientras que ESADE arriesgó un poco más al ofrecer la primera licenciatura de dirección de empresas, lanzando el mensaje a la sociedad de que la ciencia de la gestión podía ser aprendida desde los 18 años. Durante tres o cuatro décadas, la industria de las escuelas de negocios fue evolucionando al ritmo de la economía, con épocas en las que se puso mayor énfasis en la bancarización y la enseñanza de técnicas financieras avanzadas, y otras épocas con mayor énfasis en el marketing, fruto del boom mundial del consumo. En lo que no cambió en absoluto fue en el hecho de seguir siendo una industria de ámbito regional (europeo, americano,…) o local.  En el caso de España, las escuelas de negocios o universidades que ofrecían programas de licenciatura, se dividían el mercado al estilo de las cerveceras. Los grandes actores eran ESADE en Barcelona, ICADE en Madrid y Deusto en Bilbao. En el caso de ESADE, su licenciatura se convirtió en la referencia de calidad y prestigio indiscutibles desde Andorra hasta Alicante. En las escuelas de negocios que ofrecían programas para directivos, como la misma ESADE o las mencionadas IESE y EADA, así como la madrileña Instituto de Empresa, que nació en los años setenta, raro era ver en sus programas de posgrado a un porcentaje elevado de alumnos internacionales, así como tambien era raro observar esfuerzos de comercialización de sus “programas a medida para empresas” más allá de los Pirineos.

Irrupción

En la última década del siglo XX irrumpe el fenómeno globalizador, que provoca unos cambios en la industria que todavía seguirán produciendo efectos probablemente en las próximas dos décadas. Fue el momento en el que uno de los productos de mayor éxito en la industria, el MBA, se globalizó. Se hizo común en todos los rincones del planeta, se convirtió en un estándar del mundo de la gestión. Fue el momento en el que una candidata mexicana a estudiar un MBA, tenía en cuenta diferentes posibilidades. Ya no sólo valoraba desplazarse hasta Monterrey o quizás como mucho a Austin (Texas) o a Los Angeles sino que tambien consideraba la posibilidad de cursar su MBA en Barcelona o en Madrid, o quizás en la London Business School, o quizás en el Instituto de Management de Ahmedabad en India, para así tener un enfoque menos occidentalizado de la gestión. Ese momento fue crucial y ha provocado varios fenómenos.

Cuatro consecuencias

En primer lugar, los actores de la industria se adaptaron para ofrecer herramientas de decisión adecuadas a los potenciales candidatos. Se trataba de poner toda la oferta global de MBAs en un mismo plano, en un mismo escenario, para que existiera la máxima capacidad de comparación de la oferta. Los medios de comunicación interpretaron a la perfección ese rol de intermediación y crearon la figura de los rankings internacionales. Hoy, los rankings, producidos entre otros por medios como Financial Times, Business Week o The Wall Street Journal, se han convertido en la herramienta más valorada por potenciales candidatos en su proceso de decisión antes de realizar un MBA. En segundo lugar, cuando la globalización del producto MBA fue tomando forma a través de la diversidad de participantes, las escuelas tuvieron que adaptar ese producto a las nuevas exigencias, globalizando tambien parte del curriculum del programa. En algunos casos, como por ejemplo la francesa INSEAD, se iniciarion procesos de globalización de los campus en los que se impartía el MBA. Es decir, una internacionalización no sólo a través de programas de intercambio, en los que ESADE fue pionera, sino que algo más allá, teniendo presencia física, como en el caso de INSEAD, con un campus en Singapur. En tercer lugar, la globalización del MBA comenzó a irradiar en el conjunto de áreas de una escuela de negocios. La propia globalización de los mercados hizo que las empresas tuvieran tambien necesidades diferentes en el ámbito de la formación de sus empleados, de forma que los programas a medida y los programas corporativos en general tambien se globalizaron. Hoy es corriente ver a profesores de ESADE o IESE desplazarse hasta Amsterdam o a Düsseldorf para impartir un curso en la sede mundial de una corporación. Finalmente, hoy estamos viviendo otro salto en el proceso de globalización, que es el de la globalización de la estructura. Escuelas como IESE  han decidido establecer una delegación en New York para atender al mercado americano. ESADE ha firmado alianzas estratégicas con HEC (París) o Babson College (Boston) y tiene presencia en Argentina mediante un campus propio. Los antiguos alumnos de cualquiera de estas dos escuelas se organizan internacionalmente mediante Chapters o delegaciones que cada vez tienen más actividad y presencia. En general, la propia organización de las escuelas se hace global, ya sea mediante alianzas o cambios profundos en su estructura. En definitiva, creo que es importante poner énfasis en este proceso de cambio que estamos viviendo, porque en nuestro caso esta industria es especialmente relevante. Tiene perfil de “cluster” en Barcelona y además es una de las industrias que más está contribuyendo a situar a Cataluña en el mundo, sin ninguna duda, haciendo bueno ese famoso dicho de que “la feina ben feta no té fronteres”.