Hay un dilema ético muy famoso, ideado por Philippa Foot, que en una de sus versiones nos dice que estamos en una pasarela mirando cómo se acerca un tranvía a toda velocidad, fuera de control; en la vía hay cinco personas atadas que no pueden escapar. Una forma de salvarlas es arrojar un gran peso delante del tranvía. En la pasarela tan solo hay un hombre gordo que pudiera servir a tal propósito. Si le lanzamos a la vía le matamos pero salvamos cinco vidas. ¿Es ético hacerlo?
Desde un punto de vista meramente utilitario arrojar al gordo es la solución mejor, puesto que se pierde una vida pero se salvan cinco. Sin embargo, cuando se hace un estudio, el resultado es que las personas somos muy reacias a admitir como éticamente válido mandar a la muerte al hombre gordo.
En un reciente estudio hecho en la universidad de Chicago con la colaboración de la universidad Pompeu Fabra de Barcelona publicado en la revista «Plos One» del 23 de abril, añade unos cuantos aspectos sumamente interesantes. Los investigadores plantearon el enigma a estudiantes estadounidenses, españoles, coreanos, franceses e israelitas. Las preguntas las hicieron bien en el idioma nativo de cada estudiante, bien en un idioma extranjero aprendido. El sorprendente resultado es que si se hace la pregunta en el idioma extranjero hay mayor porcentaje de personas que piensan que es ético sacrificar a una persona para salvar a cinco que si se hace en el idioma nativo.
Aparentemente la decisión es la misma planteen el problema en un idioma o en otro. Y todos los participantes entienden muy bien los dos idiomas. Sin embargo, la respuesta es distinta. Los autores del trabajo adelantan que tal vez se deba a que en el idioma nativo las palabras tienen una carga emocional mucho más fuerte que en el idioma aprendido. En el aprendido hay menos emoción y las respuestas son más racionales, entendiendo por tal, en este caso, salvar más vidas.
Los autores también señalan que este hecho es importante en los entornos multilingües, como puede ser la ONU o el Parlamento Europeo, pues no se obtendrán las mismas respuestas éticas si se plantea un dilema en la lengua nativa de los participantes que en la aprendida. Una observación interesante es que el idioma en que se hace la pregunta no altera los resultados. Me explico, hecha la pregunta en español a nativos de habla hispana o en inglés a nativos de esa lengua no altera los resultados. Los resultados cambian en relación idioma nativo o aprendido.
Unos no se atreven a tirar a la vía al hombre gordo para salvar a 5, y otros no se atreven a dejar morir a un sacerdote con ébola de 75 años que de todas formas la palmará para evitar poner en riesgo de contagio a millones de personas. ¿Por qué no aprovecha para reunirse con Dios en su querida África? Esas 100000 firmas de personas que han pedido que lo repatríen, supongo que son de voluntarios para ir al Hospital Carlos III a cuidar de él y contagiarse si es necesario. Lo contrario es externalizar el coste de su propio buenismo. Supongo que la Mato -quien sin duda desconoce, entre otras muchas cosas, el dilema ético aquí explicado- será la primera en acudir a visitarlo.
Este país está lleno a rebosar de irresponsables buenísimos. Veremos cómo acaba esto. De entrada, el avión «medicalizado» parece una chapuza descomunal: se ve una enorme incubadora mal empotrada entre asientos normales y corrientes. Espeluznante.