El 9 de noviembre se conmemora globalmente el Día de Carl Sagan, una «celebración de su vida y obras» que este año se dedica a la misión del Curiosity en Marte. Los eventos en esta ocasión están organizados y auspiciados por el Center for Inquiry y la fundación de James Randi.
Carl Sagan (1934-1996) fue uno de los divulgadores científicos más conocidos del siglo XX, en especial después de rodar la serie Cosmos. Un viaje personal para la televisión en los años setenta, y que se estrenó por primera vez en España hace ya treinta años. Sagan nos enseñó desde su panóptica nave espacial, entre otras cosas interesantes y pintorescas, que siempre que uno logre situarse a 6.000 millones de kilómetros de distancia del planeta tierra, más allá de la órbita de Plutón, entonces el lugar donde vivimos nuestros dramas vitales parece un insignificante y pálido «punto azul«.
Por lo visto, la última esposa y heredera del legado de Sagan, Anne Druyan (coautora del guión de Cosmos), está de acuerdo en que el encargado de dirigir la secuela de esta afamada serie televisiva sea el famoso astrónomo afroamericano Neil deGrasse Tyson. Tyson se considera inspirado por la espiritualidad cósmica de Carl Sagan, y ya nos ha mostrado en alguna oportunidad lo emocionante que es el hecho de que nosotros y un modesto helecho procedamos de átomos de estrellas.
El día de Sagan continúa siendo uno de los eventos más celebrados en el santoral científico y laico, a escasa distancia del día de Darwin o, últimamente, del día de Ada Lovelace.
Lo mejor de ‘Cosmos’ era su perspectiva radicalmente naturalista (o sea, racionalista y materialista), pero me temo que a Tyson le va más el pasteleo al estilo ‘gouldiano’. Recuerdo haber leído una entrevista en la que Tyson se distanciaba de Sagan, en el sentido de que iba a intentar no mostrarse crítico con la religión. Mala señal.
A mi me parece lamentable la idea misma de hacer una secuela, un modo muy discutible de seguir explotando el legado de Sagan.