Tercera Cultura
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Evolución artificial

Autor. Félix Ares/Asesor científico de eureka!

Evolución artificialNos habían contado que la selección natural actuaba muy lentamente, en lapsos de tiempo muy largos; sin embargo, estamos viendo que en situaciones de estrés la vida se adapta muy rápidamente; hasta tal punto que se notan los cambios genéticos en muy pocos años.

Un ejemplo ya clásico es el de los cangrejos Heike del Japón, cuyo caparazón reproduce la cara de un samurái. Carl Sagan, en su serie «Cosmos», nos cuenta que en 1185 en Dano Ura hubo una terrible batalla en la que muchos samuráis heike se ahogaron en el mar. Los pescadores de la zona cuentan que los samuráis todavía se pasean por los fondos del mar. Estos «samuráis» son unos cangrejos cuyo caparazón recuerda enormemente la cara de aquellos guerreros. Sagan nos dice que lo más probable es que cuando los pescadores atraparan en sus redes un cangrejo cuyo aspecto recordase un samurái, lo volvieran a arrojar al mar y eso ha hecho que hoy los más abundantes de la zona sean aquellos cuyo parecido es mayor. La verdad es que ver una foto de estos cangrejos impone. Lo mismo ha ocurrido en Galicia con los santiaguiños, un artrópodo que tiene en su dorso una cruz de Santiago. Todavía es costumbre que los que tienen la cruz bien formada se vuelven a arrojar al mar. Eso ha hecho que sean eso los que sobrevivan.

El pueblo Zoque de México cada año hace una ceremonia en la que arrojan el veneno de una planta en un río que corre bajo la tierra, en una cueva. El veneno hace que un pececillo que vive allí, de nombre molly (Poecilia sphenops), muera y flote en el agua. Cada uno de ellos se considera un regalo de los dioses. Pero los dioses parece que están a favor de los peces, pues los que viven en esa cueva se han hecho resistentes al veneno de la planta, la rotenona.

Un ejemplo quizá más dramático es el de la pérdida de colmillos de los elefantes de África y de Asia. Todos sabemos que uno de los mayores incentivos de la caza legal o ilegal es la de conseguir los colmillos de marfil de estos animales. Esta costumbre ha hecho que los elefantes evolucionen. En Zambia en 1969 las hembras sin colmillos eran el 10%, en 1989 había subido al 40%. En Sri Lanka todavía es más notable, hoy tan solo el 5% de los machos tienen colmillos. Es decir, en unos pocos años los humanos hemos obligado a los elefantes a nacer sin colmillos. Se trata de un cambio genético importantísimo que se ha desarrollado ante nuestros ojos; en un tiempo insignificante.

Algunas veces conscientemente y otras de modo inconsciente los humanos estamos acelerando la evolución.,

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