El divorcio de los personajes públicos, especialmente si son políticos, es un tema de recurrente debate en nuestras sociedades. ¿Qué tienen en común la separación de Felipe González con la del senador Dole o la infidelidad de Clinton? El magnífico divulgador Robert Wright escribió hace unos años un artículo punzante que invita a la reflexión. Tercera Cultura lo ha traducido para ustedes.
Clinton flirteó, Dole dejó a su mujer. ¿Cuál de los dos es peor “personaje”?
Una de las frases que más aplausos cosechó en el discurso de aceptación de Bob Dole en la Convención Republicana fue “Para criar a un niño no hace falta un pueblo. Para criar a un niño hace falta una familia”. Es un comentario bastante osado para un hombre que abandonó a su primera mujer y a su hija. También resultó osado que Bill Clinton, en una iglesia de Memphis en 1993, diera su famoso sermón acerca de los valores familiares. Al fin y al cabo, lo único que se interpone entre Clinton y montones de hijos ilegítimos es la tecnología contraceptiva.
A mí me parece que tenemos paridad entre Clinton y Dole en el campo de los fracasos personales, al menos en cuanto a los “valores familiares”. Sin embargo, las escapadas de Clinton se perciben generalmente como consecuencia de un problema de carácter, mientras que el divorcio de Dole tan sólo obtiene, ocasionalmente, una ceja levantada. ¿Me equivoco yo o se equivoca EE. UU.? En un intento por resolver esta cuestión de manera imparcial, me enfundaré la bata de laboratorio y tomaré las herramientas de la ciencia moderna. Diseccionaremos la cuestión de cuál de los dos (dado el caso) es peor – la infidelidad de Clinton o el divorcio de Dole.
Antes de nada, permítanme que comente que, aunque pronto pasaré al modo de indignación moral, siento una gran solidaridad hacia ambos hombres. A fin de cuentas, son terrícolas. Fueron creados por el proceso de la selección natural y por tanto son inherentemente absurdos, llevados por impulsos que existen aún hoy sólo porque ayudaron a nuestros antecesores a transmitir sus genes.
Consideremos la extrema ansia de estatus y de poder que se encuentra en los machos de homo sapiens en general, y en Clinton y Dole en particular. De acuerdo con psicólogos evolutivos, este ansia existe porque durante la evolución, llevaba a tener una gran descendencia. Aquellos de nuestros antepasados macho que, mostrando más obstinación, lograron escalar a lo más alto de la jerarquía de estatus local, obtenían a menudo una recompensa en forma de compañeras sexuales – tanto en la versión de múltiples esposas (el enfoque Dole) como en la versión de múltiples amantes (el enfoque Clinton).
He aquí la cruel ironía a la que se enfrentan Clinton y, en menor medida, Dole: desde el punto de vista de la Naturaleza, desde el punto de vista de la naturaleza, uno busca status para convertirlo en sexo. Pero ahora resulta que esta conversión se aprecia como una desventaja en la búsqueda del puesto de mayor status del mundo. En la América moderna, la motivación para querer ser el macho alfa, ¡se ha convertido en prueba de no ser apto para el puesto! Ya casi no vale la pena.
¿Qué ocurrió para que nuestra cultura quedase varada en esta paradoja puritana? Bien, consideremos el limitado menú de opciones:
1. Poligamia. Este es el estado natural de nuestra especie. El estado natural de nuestra especie es también el de una pequeña sociedad de cazadores-recolectores con poca riqueza y por lo tanto pequeñas diferencias de estatus y de poder entre los machos. En este ambiente “ancestral”, era raro hallar grandes harenes, y aunque la competencia por obtener mujeres era intensa, raramente alcanzaba niveles épicos. Entonces aparecieron la agricultura y otras fuentes de excedente económico y de pronto algunos machos podían ser mucho más poderosos que otros. La inmensa proporción de recompensas sexuales que esto otorgaba, inclinó de manera nociva a los hombres a adoptar las reglas de juego del Marqués de Queensberry. De acuerdo con el Libro Guiness de los Records, el replicante genético más prolífico en la historia de nuestra especie fue el último emperador sharíf* de Marruecos, quien tuvo 888 hijos. Le llamaban Moulay Ismail el Sediento de Sangre. ¿Les da esto una imagen?
Además, en las sociedades polígamas, tampoco podemos decir que los machos de escaso estatus fuera exactamente pacifistas. Con grandes cantidades de mujeres monopolizadas por los poderosos, los hombres menos afortunados podían llegar a sentirse muy solos y convertirse en hombres muy infelices. Este descontento volátil puede ser la razón por la que, como nos relata la antropóloga Laura Betzig, la poligamia y el autoritarismo hayan ido de la mano. En la época en la que el rey de los zulúes tenía derecho a tener más de cien mujeres, toser o escupir a su mesa se castigaba con la muerte.
En este sentido, la monogamia encaja mejor con los valores igualitarios de la democracia que la poligamia. Un hombre, un voto; un hombre, una esposa. Desafortunadamente, la monogamia resulta difícil de mantener dada la inclinación natural de nuestra especie hacia la poligamia. Esto es especialmente cierto en un lugar como EE. UU., donde hay grandes desigualdades de estatus. Los hombres casados que gozan de dinero y poder tienen un extravagante sentido de sus derechos sexuales, y a muchas mujeres les apetece grafiticarles. De ahí, la opción número dos:
2. Monogamia seriada. Esto es lo que tenemos ahora. Puedes tener una segunda esposa siempre y cuando te deshagas de la primera. Básicamente, esto es una manera encubierta, y suavizada, de poligamia. Los machos con un alto estatus pueden monopolizar más de una mujer fértil. Así, Dole, que pasó de ser un veterano de guerra lisiado a Senador de los EE.UU., cambió su primera mujer, de 47 años de edad –cuando la fertilidad de ella ya expiraba- por otra de 39 años de edad. (No estoy afirmando que Dole ponderara de manera consciente la fertilidad relativa de sus esposas.) Sin embargo, la monogamia seriada tiene una gran desventaja que no comparte con la poligamia: muchos niños se crían sin padres o con padrastros, quienes a menudo carecen de la devoción darwiniana de un padre biológico y que pueden en ocasiones ser abiertamente hostiles. Como nos cuentan en su libro Homicidio los psicólogos evolutivos Martín Daly y Margo Wilson, los niños que no se crían con ambos progenitores biológicos sufren un riesgo elevadísimo de abusos físicos e incluso asesinato. Esto es una parte de la gran verdad que reside en el corazón de la cruzada de los “valores familiares”: el divorcio y la maternidad fuera del matrimonio son perjudiciales para los niños. Entonces, la verdadera monogamia parecería una institución que realmente vale la pena. Pero si la monogamia no reside en la naturaleza humana, ¿cómo evitas que se convierta en monogamia seriada?
3. Monogamia al estilo victoriano. Cuando machos de alto estatus abandonan a sus mujeres por alguien más joven, puedes estigmatizarlos, dañando su posición social e incluso profesional. En el Reino Unido, durante el siglo XIX, este duro aspecto del amor colaboró en mantener la tasa de divorcio cercana a cero incluso con las fuertes diferencias sociales que se dan en una nación moderna. Nótese lo ingenioso de la idea: para reprimir el fuerte impulso poligámico de los hombres, te sirves de su igualmente fuerte ambición por mantener un estatus social. La ironía a la que se enfrenta Dole –el hecho de basar tu estatus en tener varias mujeres, puede amenazar al estatus en sí- es un vestigio, aunque ciertamente muy diluido, de nuestra herencia victoriana.
El tema central de la campaña de Dole es que él da cuerpo a los valores victorianos que aún tenían fuerza en EE. UU. durante su juventud. Dice que representa a “Dios, la familia, el honor, el deber, la patria”. Bueno, pues en esa época, uno de los deberes era permanecer junto a tu familia. Al explicar su divorcio, Dole dice que su matrimonio era infeliz. Pero si tu deber fuera fácil, entonces no lo llamarían “deber”, ¿no?
La hija de Dole, Robin, tenía 17 años cuando se divorciaron su padres, y ahora parece una chica bien encajada en la sociedad. Obviamente, los chicos de su clase socioeconómica tienen una posibilidad de recuperación por encima de la media. Pero la premisa (de hecho correcta) de la moral victoriana era que la transgresión de una persona, si no se castigaba, invitaba a la emulación. Y esto es totalmente cierto en cuanto a los grandes modelos sociales – senadores, presidentes, etc. El divorcio de Dole, de manera incalculable pero no trivial, hace que otros divorcios sean más probables, incluyendo divorcios con daños más reales que el suyo, incluyendo divorcios que llevan a las mujeres y a los niños a la pobreza. Elegir a un presidente divorciado es rechazar el pilar central del orden moral que Dole dice que va a reconstruir.
Y que hay de re-elegir a un ligón de primera categoría? Obviamente, la infidelidad contribuye de manera menos directa a la tasa de divorcio que el divorcio en sí. De hecho, en algunas culturas, la infidelidad permitida se alía con un divorcio estigmatizado como parte de la fórmula para lograr mantener los valores familiares: los machos de alto estatus pueden tener una amante como compensación por permanecer junto a sus mujeres aunque éstas vayan envejeciendo. Incluso en la Inglaterra victoriana, y el los EE.UU. en la época de la juventud de Dole, se perdonaba antes una infidelidad que una deserción.
Sin embargo, esto no constituye una coartada para Clinton. La infidelidad de Clinton, como el divorcio de Dole, tiene consecuencias que no son meramente locales. Estamos hablando del máximo modelo social, así es que el hecho de que Gennifer Flowers no quedara embarazada no es una excusa. Algunas veces, el sexo ocasional sí que consigue dejar a una mujer embarazada. La maternidad fuera del matrimonio es, dentro de los “valores familiares”, un problema tan grande como el divorcio. Los defensores de Clinton a veces citan los deslices de otros presidentes –Kennedy, FDR, incluso Ike en sus días de la Segunda Guerra Mundial. Bueno, estos hombre vivían en los tiempos en los que era posible mantener estos comportamientos ocultos. Bajo la perfectamente lógica hipocresía victoriana, mantenerlo en secreto les hacía menos culpables. Al final, yo diría que sin duda existe paridad moral entre Clinton y Dole en el frente de los valores familiares. Dole es marginalmente más vulnerable porque su discurso moral es más detallado y eso hace que la ironía sea más visible. (“Si por arte de magia pudiera devolverle a cada niño que no tiene a su padre o a su madre a ese padre o a esa madre, lo haría”, dijo en la Convención de San Diego. ¿Qué tal si empiezas por tu propia hija?) Los Demócratas históricamente han sido más cautos en su retórica con respecto a los valores familiares. Probablemente esto obedece a un error de cálculo, pero puede que también represente una cierta claridad de vision. Es más difícil mostrarse engreído cuando tienes conciencia de tus propios fallos. Y es más difícil suspirar tan abiertamente por la era dorada de la moral victoriana en los EE.UU. si te das cuenta de que la moral es como la economía: no dan de comer gratis.
* Descendiente de Mahoma
– Por Robert Wright
Traducción de Carmen Casariego y publicado en Slate Magazine.
Lo siento, pero no acabo de ver la oportunidad del artículo, y el hecho de querer dársela utilizando la excusa de Felipe González, a la vista de su contenido, me parece todavía más cuestionable. Item más: ¿Cómo encajaría en esta simplista argumentación la figura de Hillary Clinton?
Bueno, no sé por qué realmente le parece «simplista» la argumentación. A mí me parece oportuna e ilustrativa.
Se trata de un recordatorio de que nuestros dirigentes son realmente «animales políticos» cuyo apetito de poder también se refleja en unas actitudes hacia el sexo que tienen una larga historia evolutiva que choca contra disposiciones culturales modernas. Parece que existe una tendencia natural hacia la hegemonía que es más dominante en el hombre que en la mujer, dejando a un lado incluso los condicionantes sociales. Por eso los casos de Hillary Clinton, Sarah Palin, etc, son particularmente heroicos y excepcionales.
Desde una perspectiva parecida:
http://darwinianconservatism.blogspot.com/2008/09/sarah-palin-political-animal.html
Atte,
Eduardo
El poder hace mas atractivo sexualmente a un hombre, podemos encontrar muchos ejemplos en la historia y en la vida cotidiana. Ahora la mujer se afianza cada vez mas en posiciones de poder, pero esto no parece hacerla mas atractiva: de hecho, su atractivo sigue asociándose a otros valores y atributos, y esto tiene toda la pinta de seguir así. ¿Es posible que este fracaso en obtener prestigio sexual -el prestigio mas deseado, dicen- haga abandonar el deseo de poder que tienen muchas mujeres en la sociedad actual?
¿O bien estoy equivocado y sí obtienen ese atractivo mediante posiciones de poder?
Todavía no puedo recuperame del estupor que me ha causado ver publicado en Tercera cultura un artículo como «Estilos de poligamia». La entradilla que lo precede es absolutamente indigna de una web que ha mantenido un debate intelectual con tanto gusto y seriedad, manifiestamente en las formas.
Buenas,
realmente no entiendo el motivo de la publicación de un artículo flojo, poco razonado y excesivamente dado a generalizaciones gratuitas.
¿Que el status permite mayores opciones de relación sexual entre los machos de la especie? Bien, esperemos 50 ó 100 años a ver si el mismo esquema sucede entre las hembras dominantes, cada vez más numerosas en nuestro Occidente.
¿Que Dole fue un bocazas? Obviamente: su carrera política para la Presidencia quedó como él mismo: en nada.
¿Que en la Inglaterra victoriana se permitía a los machos dominantes tener una amante? Falso. El autor se olvida de la más importante virtud de la época (y, si a eso vamos, de los tres siglos anteriores también): la discreción, esa gran virtud, por Cervantes glosada como la principal, que ha sido erradicada de nuestra cultura Occidental durante el pasado siglo XX.
¿Monogamia seriada? ¿Quiere este hombre decir que es lo mismo un musulmán con sus hasta cuatro esposas SIMULTANEAS que un hombre que enviuda y se casa en segundas nupcias? ¡Pensamiento débil!
Ah, y el actual rey de los zulúes tiene más de cien esposas. Que se sepa, no mata a nadie por escupir. Aunque tampoco creo que nadie escupiera delante suyo: es de muy mala educación en casi todas las culturas que conozco.
Salud
Creo que las dos opiniones anteriores carecen de capacidad para apreciar el entorno social desde una óptica como la expuesta por el autor, que a mi criterio es acertada, real y no lejana siquiera de las clases medias. A modo de ejemplo, soy estudiante de segundo año de periodismo y no es de sorprenderse que en mis vínculos se den este tipo de fenómenos, donde el “status” del profesor, produce más de algún extraño comportamiento por parte de las alumnas, y viceversa, donde este profesional, dentro de su “ego”, astutamente se insinúa por si algo llegase a suceder (pensemos que aparte de ser mayores y tener más experiencia en estos ámbitos, ejercen la comunicación persuasiva en su vida cotidiana).Personas con una edad bastante avanzada, con familias formadas y claramente discernimiento.
Por otra parte, las alumnas también tienen criterio, sin embargo, les da lo mismo la situación personal del profesor, porque (y es aquí donde concuerdo absolutamente con el autor del artículo), este posee algo que antropológicamente a llevado a un hombre a tener más de una mujer, poder.
Aquí va la POLIGAMIA AFRICANA: http://yaivi.blogspot.com/2010/02/poligamia.html
http://yaivi.blogspot.com
Atención a todos los hombres en toda la historia hemos provocado guerras inventado cosas llegado a la luna somos románticos y temerarios asemos todo tipo de cosas nos agarramos a trompadas y todo para llamar la atención de las mujeres, el hombre que quiera ser fiel está en su derecho pero la poligamia para los hombres debe ser tan natural como lo ha sido siempre y la mujer debe ser fiel y hogareña , estas ideas deben promoverse porque hay mujeres que no merecen expresarse las libertades no pueden ser iguales o ellas o nosotros
Si eres hombre es tiempo de conspirar de comprender que la libertad empieza para unos y termina para otros, en el sexo sin violencia el hombre llaga hasta donde la mujer quiere, divulga este mensaje (7) veces o una maldición caerá sobre ti.
jajaja toos son mas tele no se puede qeerer a mas de una mujer por q gastay ,muxa plata
Poliandria, poliginia, varios con varias, varios con varios, varias con varias…lo importante es ser lo más feliz posible sin hacer daño a los demás.
O el menos mal posible.