En general se puede dar por buena la afirmación de Lewis H. Morgan sobre que “la humanidad comenzó su carrera en lo más bajo de la escala y se abrió paso a través del salvajismo hacia la civilización por medio de la lenta acumulación de conocimiento experimental.”
El progreso del conocimiento humano es gradual y acumulativo desde hace siglos, y ni siquiera se detuvo en la llamada “edad oscura” del medioevo, debido a una supuesta influencia negativa de la religión. Durante todo este periodo, el mayor obstáculo al progreso científico no fueron los dogmas de la iglesia, sino la peste negra que casi mató a la mitad de la población europea occidental durante el siglo XIV, “incluyendo muchos de los mejores filósofos naturales de Europa”, tal y como explica James Hannam.
Así pues, el avance del conocimiento humano no es unilineal. Existen momentos de estancamiento y de progreso, debido a una combinación de causas naturales y culturales.
Ahora que estamos viviendo en un periodo de “larga paz” y relativa afluencia económica, la ciencia, una de las joyas más brillantes del conocimiento humano, puede experimentar un desarrollo fabuloso.
Conviene recordar que antes del siglo XIX nunca se habló de “científicos” propiamente dichos y que el sistema de publicación de la ciencia moderno no es anterior al siglo XVIII, cuando aparecen los primeros números de Journal des sçavans en Francia o de Philosophical transactions of the Royal Society en Gran Bretaña (en España las primeras publicaciones de este estilo aparecieron algo más tarde).
Hoy en día, cuando hablamos de “ciencia”, normalmente nos referimos a los resultados publicados en este sistema de publicación.
En el fantástico blog Neuroskeptic han buscado en la base de datos de PubMed para ver cuántos artículos científicos se vienen publicando en los últimos 30 años. Los resultados son llamativos:
Cada año en estas últimas tres décadas los científicos han publicado más y más artículos, a razón de un 4% de incremento medio anual.
Si el crecimiento continúa de forma exponencial, para 2016 se publicarán 1 millón de artículos científicos revisados, y 2 millones en 2030. Normalmente asumimos que el progreso científico es algo positivo, pero ¿realmente puede llegar a haber más ciencia de la que podemos permitirnos asimilar?
Si le preguntáis a un economista seguro que el crecimiento exponencial puede seguir por los siglos de los siglos…
Eduardo, una pregunta: ¿el hecho de que en la actualidad se retractan muchas más publicaciones no estará relacionado con el hecho de que se publique más, como afirmas aquí? Sería interesante relacionar ambos datos -más publicaciones y más retractaciones- para ver si realmente existe una curva ascendente en los engaños.
No, porque lo que parece que ha aumentado es el porcentaje de retractaciones y de fraudes sobre el total de publicaciones. Lo que sí pudiera ser es que no hubiera realmente más engaños, sino mayor cuidado y facilidad para detectarlos con respecto a épocas pasadas.