Ciencia, Cultura, Entrevistas, General, Historia de las ideas, Tercera Cultura, Traducciones
comentarios 3

Ese «otro» Darwin

Entrevista 3.0: Janet Browne

Janet Browne es historiadora de la ciencia, especialista en el siglo XIX, y Aramont Professor of the History of Science en Harvard. Participó en el proyecto de la Universidad de Cambridge para recopilar, editar y publicar toda la correspondencia de Charles Darwin, y luego escribió quizás la mejor biografía del naturalista, en dos volúmenes: Voyaging, y The Power of Place. Este segundo volumen recibió el premio Pfizer de la Sociedad para la Historia de la Ciencia y el James Tait Black Memorial Prize a la mejor biografía en general. Hablamos con ella en Valencia.

¿Qué fue lo más sorprendente de la vida de Darwin?

Creo que lo que más me sorprendió, y lo que sorprendió a muchos de los demás investigadores que trabajaron con su correspondencia, fue lo normal que era Darwin, como hombre, como un viajero joven, como investigador, como padre, esposo, y amigo. Era un buen hombre. Decente, divertido, atento… normal. En sus libros, lo vemos como un pensador profundo e incisivo, pero en su correspondencia vemos a un hombre distinto. Y personalmente, yo me enamoré de ese «otro» Darwin, ese Darwin entre bastidores.

¿A Darwin le afectaron profundamente los problemas sociales de su época?

Sin duda. Por ejemplo, Darwin tenía opiniones muy firmes sobre la esclavitud. Se oponía con firmeza. Su familia tenía una larga historia de apoyo a los tradicionales grupos abolicionistas y liberales en Gran Bretaña. Cuando se hizo amigo de Asa Gray, el botánico de Harvard, una de las cosas que comentan es la Guerra Civil (la Guerra de Secesión en EE.UU.) y la cuestión de la esclavitud.

Darwin tenía una respuesta emocional e intelectualmente apasionada: afirmaba que la esclavitud era algo horrible, y apoyaba al Norte en la lucha para abolirla. Pensaba que Abraham Lincoln (que nació en el mismo día del mismo año que Darwin) debía haber sido más explícito sobre este tema desde el principio de la contienda.

Otro aspecto muy interesante de su correspondencia con Gray es cuando hablan sobre el diseño en la naturaleza. Gray era un hombre religioso, pero también aceptaba la selección natural darwiniana, aunque proponía que Dios habría iniciado las variaciones, y entonces la selección natural determinaba las variaciones mejor adaptadas. Evidentemente, Darwin no acepta ese punto de vista. Pero Gray es su amigo, y Darwin reconoce que Gray tiene derecho a su propia interpretación.

Si Darwin estuviese aquí hoy, ¿sería tan acomodacionista? O actuaría más como su propio «Rottweiler»: ¿sería más como Richard Dawkins?

Mi opinión personal es que sería el mismo hombre. Pienso que era muy modesto, reservado, un poco solitario, no propenso a involucrarse en controversias directamente -aunque se alegraba cuando sus amigos luchaban por él. Así que sería un individuo que actuaría más bien detrás del escenario. Si estuviera aquí hoy sería un gran amigo de personas como Richard Dawkins, y lo consideraría un gran defensor de sus ideas.

Thomas Henry Huxley fue alguien parecido. ¡Quizás podríamos decir que Richard Dawkins es el T. H. Huxley del siglo XXI! Yo no sería capaz de decir quién podría ser el Darwin del siglo XXI. Pero sospecho que hay personas jóvenes trabajando hoy que podrían ser el Darwin de la próxima generación.

Su teoría es tan sencilla… ¿Se preguntaría por qué no se le había ocurrido a nadie antes?

¿Sabes? Eso es exactamente lo que dijo Huxley. La primera vez que lee la teoría completa dice: «¡Tan sencilla! ¿Por qué no se me ha ocurrido a mí?» Es una idea sencilla, pero sólo podría haberse materializado en el siglo XIX. Muchos aspectos de la teoría de la evolución por selección natural habían sido sugeridos antes; la idea de la evolución es tan vieja como la Grecia antigua. Distintos mecanismos habían sido propuestos para apoyarla. El de Darwin fue uno de ellos, pero también los de Jean-Baptiste Lamarck, y Alfred Russel Wallace, por supuesto. Pero con la propuesta de Darwin, las ideas comienzan a resonar muy bien con todas las metáforas del crecimiento industrial, la competitividad en el mundo empresarial, y el sentido del progreso humano a mediados del siglo XIX.

¿Su genio fue en parte fruto de su habilidad en combinar todo el conocimiento científico de su época para dar un amplio espectro de apoyo a su teoría?

Sin duda. Esto se ve en su correspondencia, desde el viaje del Beagle. En ese viaje se encontró con una multitud de entornos naturales, por todo el mundo, diversos ecosistemas, y aprendió mucho durante esos cinco años. Y más que muchos de sus contemporáneos, tenía una visión amplia del mundo biológico y geológico. Desde muy temprano le fascinaba conocer qué era lo que enlazaba a toda esa diversidad.

Su posición social, su fortuna privada, sus conexiones con muchos otros científicos y pensadores le permitieron perseguir esa inquietud. Podía corresponderse con gente de todo el mundo, usando sus propias destrezas personales, sus contactos, para obtener la información que necesitaba. Lo vemos en el Origen de las especies con todos los ejemplos que utiliza. Pero si de verdad quieres verlo en acción, tienes que ir a su correspondencia, que es un enorme compendio de información, en gran parte, del mundo de habla inglesa, pero también en otros idiomas, e invitaba a sus amigos, o a sus hijos, a ayudarle a traducir las cartas. Tenía contactos por todo el mundo.

¿La idea de la selección natural se le ocurrió por primera vez durante el viaje del Beagle?

¿Sabes? Yo pienso que sí. Pienso que los historiadores, durante muchos años, han apostado por la otra manera de verlo, asumiendo que esto sólo sucede mucho después del viaje. Pero si regresamos y observamos sus cuadernos, los comentarios de campo que anota, sus observaciones en sus diarios privados, parece evidente que la idea de «especies» le estaba afectando profundamente.

Vemos en sus notas a una persona joven e inteligente, pensando sobre las consecuencias de lo que estaba leyendo y lo que estaba descubriendo, y comenzando a formularse grandes preguntas. Cierto, esas grandes preguntas sólo tienen su respuesta tras su regreso, cuando lo que parecían haber sido sólo variaciones se convierten en especies, y se pregunta: «¿Qué tipo de creador haría tal cosa?» Es cierto que fue un proceso largo, pero lo que olvidamos es que el viaje del Beagle le ofreció la oportunidad de reunir una gran cantidad de material que estudió durante el resto de su vida.

¿Se asombraría él mismo al pensar sobre las posibles futuras implicaciones de su teoría?

Desde el principio puedes ver en sus manuscritos su emoción, su comprensión de que era una idea fabulosa, que muy probablemente era cierta, y se puede observar cómo amplía su perspectiva y se pregunta: «¿Funciona para seres humanos, plantas, otros aspectos del mundo biológico?» Y cada vez halla que sí, que funciona. ¡Sí! Así que a lo largo de su vida, después de ese primer momento de descubrimiento, se dedicó a ver hasta dónde podía llegar con la idea de la selección natural. Comprendió muy bien que era un pensamiento fabuloso, fantástico, revolucionario.

Y le asustó. Piensa en la valentía que debió suponer. La gente más cercana a él se sentía incómoda con sus ideas, y también sus amigos académicos, sus antiguos profesores, el ambiente intelectual y filosófico no estaba muy dispuesto a aceptar ese tipo de teorías. Así que le produjo ansiedad. Había muchas razones para sentirse cauto y temeroso, y para refrenarse hasta tener toda la información necesaria.

Pero como bien dices, la cosa más característica, inusual, y emocionante es cuántas áreas exploró y fue capaz de reunir para apoyar su teoría. Si estuviera aquí hoy, le interesarían mucho las aplicaciones actuales, que él mismo nunca podría haber contemplado. Su metodología era inusual para su época, y pienso que sigue siendo inusual aún hoy.

¿Cómo le afectó personalmente investigar sobre la vida privada de Darwin?

Estoy completamente enamorada de Darwin, desde el primer día que abrí una carta manuscrita suya, que escribió a sus hermanas desde el Beagle. La magia de entrar en la vida de una persona de hace ciento cincuenta, doscientos años… que se transforma instantáneamente en una carta escrita quizás ayer… fue maravilloso para mí.

Siempre he disfrutado con ese lado de Darwin más que con cualquier otra cosa. Es como si él estuviera en la habitación contigo, y estás observando su vida personal, su vida familiar, sus inquietudes… es este sentido de Darwin como una persona real lo que me impactó tanto siendo muy joven, con dieciocho o diecinueve años. Fue maravilloso. ¿No nos gustaría a todos haberle conocido? ¡Hubiese sido tan emocionante!

vicente.carbona@terceracultura.net

3 Comentarios

  1. MARIA CINTA says

    Me parece una entrevista «personal» en el mejor sentido de la palabra. Browne refleja humanidad, sencillez e inteligencia. Felicidades.

  2. eva says

    Interesante perspectiva sobre el Darwin hombre, por otro lado coherente con la idea de un genio como él, modesto y cercano.

  3. El groso aca fue Wallace ke pudo ver las cosas antes, lo unico ke hizo darwin fue masomenos comunicarlas pero se lo robo igualmente.. En su honor a este plagio del plagio nace.. darwin y el Otro.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *