Ciencia y sociedad, Tercera Cultura
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Es hora de dejar de culpar a los hombres por sus problemas de salud mental

Muchas campañas de salud mental animan con regularidad a que la gente pase más tiempo hablando. Estas campañas consideran que hablar es un signo de instrucción emocional, esencial para el desarrollo de salud mental y resiliencia psicológica. Y esta insistencia en conversar se usa a menudo cuando se discute sobre la salud mental de los hombres, a la vez que se estereotipa a los hombres como silenciosos y auto-destructivos, arrogantes y estoicos ante los problemas de salud mental.

Por ejemplo, la campaña nacional australiana de salud mental “Beyond Blue” abre su página web sobre salud mental de los hombres con la frase “es sabido que los hombres suelen reprimir sus cosas”. Del mismo modo, artículos recientes sobre salud mental de los hombres se centran en el supuesto carácter taciturno de los hombres, con acusaciones del tipo “los hombres necesitan hablar de su salud mental” o “no hablar sobre salud mental está matando literalmente a los hombres”. Este discurso culpa a los hombres mismos por sus problemas de salud mental.

El argumento es algo así como: “Si los hombres hablaran más, su salud mental mejoraría y sus problemas se resolverían”. Sin embargo, este tratamiento simplista del problema resulta problemático por varias razones.

En primer lugar, oculta evidencias crecientes de que el contexto social es un factor clave de la salud mental. En segundo lugar, culpa a la víctima, aumentando la carencia de empatía y comprensión. En tercer lugar, ignora muchas investigaciones indicando que existen diferentes modalidades de curación en salud mental, varias de ellas basadas en actividades más que en conversación.

Contexto social

La investigación disponible indica que los factores sociales (más que los hombres taciturnos) juegan un papel clave en el desarrollo y persistencia de los problemas de salud mental. Por ejemplo, el suicidio masculino y la tasa de abuso de substancias tiende a ser mayor en áreas rurales con desempleo alto e industrias en declive. Para muchos hombres esto puede llevar a una falta de esperanza, sentido y propósito, especialmente los menos educados y especializados. Otras investigaciones indican que las transiciones de vida negativas pueden tener un efecto muy perjudicial en la salud mental de los hombres. Factores bien estudiados incluyen el despido, el divorcio y el duelo, especialmente si es súbito e inesperado. Las acusaciones falsas e investigaciones subsecuentes también pueden tener un efecto muy dañino en la salud mental de los hombres.

Atravesando estos factores, es común un proceso de shock, pérdida y consiguiente experiencia de vacío existencial (y financiero). En concreto, esta experiencia social negativa a menudo es la causa principal de los problemas de salud mental en los hombres, y centrarse en la supuesta incapacidad de los hombres para “abrirse” ignora por completo estos problemas sociales subyacentes.

Culpando a la víctima

Como se ha dicho, varias campañas de salud mental masculina centran su atención en el supuesto silencio de los hombres y la reticencia a discutir problemas. Esto puede llevar a una narrativa dañina que culpa y reprende a los hombres por sus propios problemas de salud mental, dando a entender que su propia conducta es la causa principal. Esta aproximación se conoce en salud pública como “culpar a la víctima” y se evita cuidadosamente en las campañas de salud mental de las mujeres, donde se reconoce a menudo el contexto social como factor clave de la salud mental.

De hecho, mi propia investigación indica que el retrato de las mujeres con enfermedad mental en los medios tiende a ser mucho más empático y comprensivo que los retratos de hombres con enfermedad mental, que tiende a ser duro y punitivo. El conocido profesor de la universidad de Stanford, Philip Zimbardo, describe esto correctamente como una “brecha de empatía”, donde escasea la simpatía social hacia los hombres.

¿Quién tiene realmente la culpa del supuesto carácter taciturno de los hombres?

Diferentes modalidades de curación

La profesora de la universidad de Missouri Amanda Rose ha dirigido importantes investigaciones comparando las orientaciones de conversación masculinas y femeninas, llegando a la conclusión de que los hombres a menudo “no consideran que hablar sobre los problemas sea particularmente útil…pudiera ser que los hombres piensen que hablar sobre los problemas sólo hará que los problemas parezcan mayores, y que implicarse en diferentes actividades les sirva para desconectarse del problema”.

De hecho, varias investigaciones sugieren que muchos hombres prefieren modalidades de curación basadas en la actividad por encima de las modalidades basadas en la conversación. Esto incluye ejercicio regular, que se ha mostrado eficaz para reducir los síntomas depresivos. Del mismo modo, la curación religiosa y tradicional, basada en la oración, el ritual o la ceremonia, puede ser eficaz mejorando la salud mental de los hombres, especialmente las minorías inmigrantes y los hombres aborígenes.

Algunos servicios de salud mental orientados a la actividad se centran específicamente en los hombres. Uno estos es conocido como “men’s sheds” (Casetas para hombres); lugares a donde hombres aislados y solitarios pueden acudir para crear, reparar o hacer cosas,  mientras hacen amistades, entretenimiento y apoyo. Las “casetas” para hombres se construyen a medida de las capacidades masculinas, y su lema contiene mucha sabiduría: “Los hombres no hablan cara a cara, sino hombro con hombro”.

Todo esto fue discutido en profundidad en un simposio reciente sobre salud mental de los hombres en la universidad McGill, donde importantes investigadores, periodistas y políticos tuvieron ocasión de discutir los temas subyacentes y potenciales soluciones.

Conclusión

No existe una solución que valga para todo en los temas de salud mental. Es por esta razón que un modelo inclusivo de salud mental debe ofrecer diferentes modalidades de curación. Para algunos hombres, la conversación cara a cara puede resultar cómoda y de ayuda: “un problema compartido es la mitad de un problema”. Para otros, puede llevar a una melancolía dañina y rumiación: “no abras viejas heridas”. Para estos últimos, las modalidades de curación basadas en actividad pueden ser más eficaces. Los profesionales de la salud deben identificar las preferencias, ofrecer una variedad de opciones que les ayude a trabajar mejor con los pacientes masculinos individuales. De hecho, los hombres a los que se culpa y reprocha por estar en estado de “negación” o por ser obstinadamente silenciosos, podrían implicarse en estrategias ajustadas de distracción y resiliencia. La estrategia podría ser el resultado del fracaso en los esfuerzos para discutir los problemas de salud mental con los demás, una triste manifestación de la brecha de empatía que permea toda nuestra sociedad.

De hecho, resolver las crisis de salud mental de los hombres implica cambios a varios niveles. Pero actualmente, está poniéndose demasiado énfasis en cambiar el supuesto silencio de los hombres, y no suficiente en cambiar a la sociedad y los servicios de salud mental que deben servir a la sociedad en su conjunto.

Las llamadas triviales a “hablar más” no son la solución, y oscurecen las causas principales de los problemas de salud en los hombres. Tomen nota.

Publicado en Psychology Today.

Imagen: Wikimedia Commons.

3 Comentarios

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  3. Emilio says

    Sería deseable dejar de culpar a los hombres de sus problemas de salud mental. Yo añadiría de salud a secas, y de muchas otras cosas, pero no tengo claro que estemos en la hora en que eso vaya a suceder.
    Entre quienes deciden sobre estas cosas no parece que exista ninguna voluntad de cambiar un rumbro en el que los hombres aparecen como el lado oscuro de la humanidad, responsables por tanto de todo lo que en este mundo no va bien.
    Y en un contexto así la empatía no funciona por lo que basta con la indiferencia para que un problema como éste tenga difícil encontrar vías de solución.
    Hoy publica la prensa que el suicidio en EE.UU se incrementó en un 25% en las dos últimas décadas y, como dice la noticia, es una de las tres únicas causas de muertes que crece (las otras dos son el alzheimer y las sobredosis de opioides).

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