Publicado en FACTUAL
La iniciativa Starlight puede ser el primer paso para que el turismo científico arranque en España. El proyecto ha presentado hoy en Madrid un certificado que servirá para la defensa de la calidad de los cielos nocturnos y el derecho general a la observación de la estrellas. La iniciativa aúna los esfuerzos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) con las colaboraciones la Organización Mundial del Turismo (OMT)y de la Unión Astronómica Internacional. El objetivo es claro: potenciar destinos turísticos que impulsen la astronomía y frenen la polución lumínica.
Desde la OMT, se asegura que actualmente ya hay 12 destinos interesados en someterse a la auditoría de Starlight para conseguir el certificado, tres de ellos en España (las isla de la Palma y Fuerteventura y el parque de Doñana). «Creemos que el turismo puede ser algo positivo y transmitir conceptos. Se puede desarrollar un modelo turístico que potencie el desarrollo científico, cuide el medio ambiente y a la vez sea del agrado de las personas. En el caso de la astronomía, esto se traduce en lugares que tengan el certificado Starlight», explica el responsable europeo de la OMT, Eduardo Fayos-Solá. El experto asegura que el turismo científico cada vez está cobrando más peso en Europa y que no es raro el interés que estos certificados suscitan. «Es normal que una iniciativa así haya salido de España. El Instituto de Astrofísica de Canarias es uno de los más importanes del mundo y año tras año acoge a miles de personas interesadas en contemplar los cielos».
El turismo científico aún es una práctica minoritaria en España (y, para que engañarse, en la mayoría de países del mundo) pero poco a poco va ganando adeptos gracias a iniciativas como ésta.»Se puede disfrutar plenamente de la astronomía sin tener conocimientos, pero si uno no los tiene, inevitablemente se adquieren. Son actividades para las cuales es muy práctico apuntarse a alguna agrupación, y en estos grupos acostumbran a haber personas que saben mucho», asegura el físico Roger Corcho. También afirma que el interés por practicar la astronomía nace en la infancia pero muchas veces no se puede realizar ninguna experiencia por la complicaciones que entraña. «Es una dedicación que requiere tiempo y además, siempre hay que contar con toda clase de imprevistos, y hay que repetir muchas observaciones en horas intempestivas y aún así, a veces el resultado deja mucho que desear».
Uno de los pasos fundamentales para promover el turismo astronómico se tomó en 2007 cuando se aprobó la Declaración Mundial sobre Defensa de la calidad del Cielo Nocturno y del Derecho a Observar las Estrellas. En el documento, se manifestaba que «el turismo puede convertirse en un poderoso instrumento para desarrollar una nueva alianza en favor de la calidad del cielo nocturno. El turismo responsable, en todas sus manifestaciones, puede y debe integrar el paisaje del cielo nocturno como un recurso a resguardar y valorar en todos los destinos».
Desde la Unión Astronómica Internacional también se detecta un crecimiento. El portavoz de la entidad, Lars Lindberg Christensen, explica que, pese a la falta de datos fiables por lo novedoso de la tendencia, sí se puede decir que la astronomía está en auge dentro de lo que se conoce como turismo científico. «Uno de los principales observatorios del mundo, el Observatorio de Atacama, que se encuentra situado el desierto del mismo nombre en Chile, cuenta con 10.000 visitas turísticas anuales. Se trata de una cifra muy alta ya que su acceso es muy complicado», afirma Christensen. Según Christensen, los observatorios de prestigio internacional reciben visitas de todos los rincones del mundo y siempre con un perfil de turista similar: aficionado a la ciencia.
Otro perfil en alza es el del cazador de nubes. Se trata de gente que se reúne para comentar, admirar y fotografiar estos fenómenos atmosféricos. Existen hasta organizaciones como es el caso de laCloud Aprecciation Society donde la gente puede remitir sus fotografías o cualquier cosa que relaciona con la observación de las nubes. La sociedad de fanáticos de las nubes cuenta con alrededor de 20.000 socios repartidos por 76 países. Su popularidad ha sido tal que la BBC les dedicó el documental Cloudspotting (basado en el libro The Cloudspotter’s Guide, obra del fundador de la sociedad Gavin Pretor-Pinney).
«Todo comenzó cuando di una charla en un festival de literatura sobre nubes y pensé que sería una buena idea comenzar una sociedad sobre ello», decía Pretor-Pinney en una entrevista a The Times. El fundador de la sociedad recordaba en esa misma entrevista: » Me encantaba mirar a las nubes cuando era joven y quiero que los niños vean imágenes, formas y caras en ellas».
muy buen post, demuestra que la cultura es una de las cosas mas importantes en unestros paises, lastima que mucha gente no la valore,un saludo
genial Post tendrían que hablarse en la red mas estos temas y culturizarnos con ellos. enhorabuena.