Tercera Cultura
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El sexo y el cerebro: los orgasmos muestran alteraciones de conciencia

  • 11 de Mayo de 2011, por Kayt Sukel.
  • New Scientist Magazine número 2812. Love and Sex. Our intrepid reporter performs an intimate act in an fMRI scanner to explore the pathways of pleasure and pain – El amor y el sexo. Nuestra intrépida reportera realiza un acto íntimo dentro de un escáner fMRI para explorar los caminos del deseo y el dolor.
  • Traducción de Carmen Casariego

El sexo y el cerebroCON un click y un brrrr me introducen en el escáner. Mi cabeza está sujeta con unas ataduras y me han echado una manta por encima de manera que pueda acariciar mi zona íntima, el clítoris en particular, con cierto grado de pudor. No estoy aquí por ningún motivo de salud ni para grabar una película sólo para adultos. Estoy a punto de estimular mi zona genital hasa alcanzar el orgasmo mientras un escáner fMRI refleja el flujo de sangre en mi cerebro.

Con esta acción espero ayudar a Barry Komisaruk de la Universidad de Rutgers en Newark, Nueva Jersey, y a sus colegas a engañar a los mecanismos subyacentes en el despertar sexual. Con este estudio, no sólo han descubierto que hay más de una ruta para alcanzar el orgasmo, sino que también han revelado un nuevo tipo de conciencia, cuya comprensión podría llevar a nuevos tratamientos para el dolor.

A pesar de que el orgasmo es un fenómeno humano cuasi universal, aún no sabemos mucho acerca del mismo. “La cantidad de especulación frente los datos actuales, tanto en cuanto a la función como en cuanto al valor del orgasmo, es asombrosa”, relata Julia Heiman, directora del Instituto Kinsey para la investigación del sexo, el género y la reproducción en Bloomington, Indiana.

Se calcula que una de cada cuatro mujeres en los Estados Unidos ha tenido dificultad en alcanzar el orgasmo a lo largo del último año, mientras que entre el 5 y el 10 por ciento de las mujeres son anorgásmicas (completamente incapaces de alcanzar el orgasmo). Pero sin datos precisos que expliquen qué ocurre durante esta experiencia, hay pocas opciones de tratamiento para las mujeres que quieran obtener ayuda.

A Komisaruk le interesa el transcurso del orgamo en el tiempo, y de manera particular cuando se activa la zona del cerebro conocida como cortex prefrontal (CPF).  El CPF está situado en la parte delantera del cerebro e interviene en aspectos de la conciencia tales como la autoevaluación y la capacidad de sopesar algo desde el punto de vista de otra persona.

El equipo de Komisaruk encontró recientemente que durante el clímax femenino se produce una activación importante en el CPF, algo que no se había observado en estudios previos en torno al orgasmo. Sorprendentemente, ocurría lo mismo en el caso de individuos capaces de alcanzar el orgasmo sólo mediante el pensamiento. A menudo se ha descrito que parte de la experiencia sexual residen en la fantasía y en imágenes auto-referidas, lo que llevó a Komisaruk y a sus colegas a preguntarse si el CPF podría tener un papel importante en la creación de una respuesta psicológica que proviniera únicamente de la imaginación. Este es el motivo por el que estoy aquí.

Komisaruk me pide que martillee un dedo contra el pulgar durante 3 minutos. A continuación, me pide que sólo imagine esa misma acción durante otros 3 minutos mientras el fMRI revela por dónde fluye la sangre en mi cerebro. Justo a continuación, repito el mismo ciclo con ejercicios de Kegel (breves contracciones de los músculos del suelo pélvico) y luego con toques en el clítoris. Luego se me pide que me acaricie hasta alcanzar el orgasmo, levantando la mano libre para indicar cuándo he alcanzado el clímax. A pesar de la situación, lo consigo sin mucho esfuerzo.

Desde el inicio hasta el final, se activan más de 30 zonas de mi cerebro, incluyendo aquellas que intervienen en el tacto, la memoria, la sensación de recompensa e incluso el dolor. Tal y como esperaba Komisaruk, los toques imaginados en el clítoris y los ejercicios de Kegel activaron las mismas zonas cerebrales que las acciones reales, aunque con un flujo sanguíneo algo menor. Sin embargo, el CPF mostró más actividad cuando los toques y las contracciones pélvicas se imaginaban que frente a las acciones reales. Sugiere que esta mayor activación puede reflejar imaginación o fantasía, o quizás algún proceso cognitivo que ayuda a gestionar lo que llamamos “control desde arriba hacia abajo” (la regulación directa por parte del cerebro de funciones fisiológicas) del propio placer. El equipo de investigación presentó los resultados de sus estudios en la conferencia anual de la Sociedad de Neurociencia que tuvo lugar en San Diego en Noviembre de 2010.

Por el contrario, cuando Janniko Georgiadis de la Universidad de Groningen en Holanda y su equipo llevaron a cabo experimentos similares, se encontraron con que la misma región del cerebro se “apagaba” durante el orgasmo. En particular, encontraron una desactivación significativa en la zona del CPF llamada cortex orbitofrontal izquierdo (COF).

Estado alterado

Georgiadis dice que el COF puede ser la base del control sexual y que quizá sólo se alcance el orgasmo “dejándose llevar” de alguna manera. Sugiere que la desactivación puede ser el ejemplo más explícito de un “estado de conciencia alterado” aún no encontrado en ningún otro tipo de actividad.

“No creo que el orgasmo desactive la conciencia, pero la cambia”, nos dice. “Cuando le preguntas a la gente cómo perciben sus orgasmos, describen una sensación de pérdida de control.” Georgiadis sugiere que quizá el orgasmo relega sistemas que generalmente dominan la atención y el comportamiento. “No estoy seguro de que este estado alterado de la conciencia sea necesario para alcanzar más placer o si se trata tan solo de un efecto lateral”, nos dice. Puede que la incapacidad para dejarse llevar y alcanzar este estado sea lo que impide que los individuos anorgásmicos alcancen el clímax.

Puede que haya una explicación sencilla para las discrepancias entre el trabajo de Georgiadis y el de Komisaruk: es posible que representen dos caminos distintos hacia el orgasmo, activado por diferentes métodos de inducción. Mientras que los participantes en los estudios de Komisaruk se masturbaban hasta el orgasmo, a los de Georgiadis les estimulaba su pareja. “Puede que haya una diferencia entre alguien que intenta mentalizar la estimulación sexual frente a alguien que la recibe por parte de su pareja”, dice Georgiadis. Quizá tener un compañero haga que sea más fácil dejarse llevar y alcanzar el orgasmo. Otra explicación puede ser que tener un compañero haga que el control de las sensaciones y el placer desde arriba hacia abajo sea menos necesario para alcanzar el clímax.

“Este tipo de investigación resulta increiblemente util”, dice Heiman. “El orgasmo está unido a la percepción de una recompensa en el cerebro, como seguramente también lo están otros sistemas. Hay muchas cosas que podemos aprender acerca del cerebro con respecto a la sensación de placer y de cómo funciona la misma y probablemente muchas más cosas con respecto a esta respuesta física”.

Komisaruk está de acuerdo. Espera poder algún día emplear una retroalimentación neuronal para permitir que las mujeres anorgásmicas puedan contemplar su actividad cerebral en tiempo real durante la estimulación genital, y que esta retroalimentación les ayude a manipular su actividad cerebral para acercarla a un patrón de actividad orgásmica. También cree que más estudios en torno al orgasmo y al papel que en el mismo juega el CPF ofrecerán una visión muy necesaria acerca de cómo podemos emplear sólo el pensamiento para controlar otras sensaciones físicas como el dolor. “Hay un gran misterio que debemos esclarecer en esta intensa experiencia humana”, nos dice.

El orgasmo escaneado

Aquí se muestra el cerebro de Kayt Sukel en el momento del orgasmo. El escáner es una sección sagital, esencialmente una fotografía de perfil, que muestra un momento reflejado en distintos “cortes” del cerebro.

Los puntos coloreados representan el flujo sanguíneo. Los colores fríos indican menos flujo sanguíneo y menos activación. Los colores calientes indican más activación.

Por la extensión de la actividad cerebral, se aprecia que el orgasmo es una experiencia en la que el cerebro interviene en su totalidad. La activacióndel cortex prefrontal (A) se aprecia claramente, así como la actividad en el cortex cingular anterior (B), que se cree interviene en la experimentación del dolor.

Alivio del dolor desde arriba hacia abajo

El orgasmo es un fuerte analgésico. Con los estudios en torno a la actividad cerebral durante el orgasmo que muestran patrones únicos de activación en regiones implicadas en la atención, la conciencia de uno mismo y la conciencia, los investigadores creen que estos estudios también pueden ser útiles para el control del dolor.

“El orgasmo es un tipo de conciencia especial”, afirma Barry Komisaruk de la Universidad de Rutgers en Newark, Nueva Jersey. “Si podemos estudiar distintas maneras de inducir el orgasmo, puede que logremos entender mejor cómo podemos utilizar los procesos desde arriba hacia abajo para controlar las sensaciones físicas.”

Aquellos que sufren de dolor crónico podrían aprender a aliviar algunos de sus síntomas empleando dichas técnicas, dice Kenneth Casey de la Universidad de Michigan en Ann Arbor. Podrían utilizar procesos mentales de alto nivel para modular lo que sienten físicamente. “El efecto placebo es un ejemplo sencillo de la práctica del control desde arriba hacia abajo. Crees que estás tomando una medicación que te ayudará y de alguna manera lo hace”, nos explica. “De acuerdo con mi experiencia, simplemente diciéndole a un paciente que el dolor que está experimentando no es nocivo tiene un efecto analgésico”.

Investigadores de la Universidad de Stanford en California han mostrado recientemente que las personas eran capaces de controlar el dolor mediante la observación de la actividad cerebral en tiempo real de la zona llamada cortex cingular rostral anterior (CCA) y luego ajustándola mentalmente. El CCA también se activa durante el orgasmo.

Una mejor comprensión de lo que hacen estas zonas del cerebro en situaciones de dolor y de placer puede abrir la puerta a técnicas mejoradas de control desde arriba hacia abajo para modular ambos extremos, dice Komisaruk.

5 Comentarios

  1. maria cinta says

    “Puede que haya una diferencia entre alguien que intenta mentalizar la estimulación sexual frente a alguien que la recibe por parte de su pareja”, dice Georgiadis. Quizá tener un compañero haga que sea más fácil dejarse llevar y alcanzar el orgasmo. Otra explicación puede ser que tener un compañero haga que el control de las sensaciones y el placer desde arriba hacia abajo sea menos necesario para alcanzar el clímax.»
    Pues yo no sé qué opinarán otras señoras (aunque voy a hacer una encuesta entre mis amigas) pero siempre he pensado que es mas fácil alcanzar el orgasmo clitoridiano privadamente. Y no sé si lo conseguiría con un escáner….

  2. Alfredo says

    No sé si la masturbación bajo una manta y con escáner mirando produce una forma muy particular de orgasmo. Poco habitual.

  3. Mikel says

    La autoestima es básica en cualquier actividad humana y la afectará en forma positiva o negativa. Es lo interesante del uso del escáner para retroalimentar el control en la estimulación sexual pues sustituye la coordinación con la pareja para indicarle tanto las preferencias como la intensidad del estimulo.

  4. Maria says

    Hola pues yo hice el ejercicio que se menciona al principio y si funciono tarde al rededor de 10 minutos. Lo importante fue sentirme en confianza y tenerme paciencia.

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