Divulgación Científica, Psicología evolucionista, Tercera Cultura
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Drogas para el amor. Un argumento materialista

Pareja de buhos

Los valores familiares no han bajado del cielo: son un invento de los mamíferos. Ni siquiera la monogamia es una característica humana sin antecedentes, como explica Patricia Churchland en su último libro. Un 3% de los mamíferos (castores, marmotas, monos titis, gibones, ratones de pradera y montaña) forman parejas de larga duración.

El caso de los ratones silvestres es particularmente ilustrativo. Mientras que los ratones de pradera se emparejan para siempre, los de montaña no lo hacen. Y parece que la diferencia sólo se puede apreciar a un nivel microestructural y neurobiológico muy concreto: los receptores de la hormona vasopresina. Para saber qué es un “sentimiento moral” a la Hume, resulta que hoy es preciso saber mucho de neuroendocrinología.

Naturalmente, la monogamia humana abarca un conjunto de valores e instituciones culturales mucho más complejas y difíciles de explicar. La ciencia natural del amor no reduce el matrimonio a neuroendocrinología, sólo muestra que la distancia entre la biología y los valores, no es insalvable.

Este viene a ser el supuesto básico con el que trabajan Earp, Sanders y Savulescu [PDF], del Oxford Uehiro Centre for Practical Ethics, que han propuesto abiertamente nada menos que mejorar las relaciones sentimentales utilizando “drogas para el amor”.

Teniendo en cuenta nuestra catastrófica situación nacional también en materia de relaciones personales (en España se divorcian cada año unas 100.000 parejas, uno de los países europeos con mayor tasa de rupturas), quizás nos convendría prestar atención a este tipo de sugerencias.

Como hemos explicado aquí, la monogamia tiene riesgos y ventajas. Y las “drogas para el amor” quizás podrían servir para reforzar sus efectos positivos: “Hay razones culturales y religiosas: las drogas para el amor podrían promover la fidelidad en lugares donde la monogamia se considera una virtud, por ejemplo. Hay razones de salud: los matrimonios felices reducen el stress, promueven la longevidad, etcétera, y las drogas para el amor podrían favorecer matrimonios de este (saludable) tipo. Hay razones hedonistas: las drogas para el amor podrían contribuir a tener una vida sexual más placentera.“

Para los partidarios de “neuromejorar” las relaciones sentimentales , las drogas para el amor sólo pueden ser administradas de forma que se respete la “autonomía marital” y la libertad individual. Pero hay una situación especialmente comprometida, concretamente el efecto devastador que las rupturas matrimoniales están teniendo sobre los hijos:

El divorcio puede ser devastador para los niños, de un modo que los estudiosos sólo están empezando a entender recientemente. Esto es cierto incluso cuando ambas partes de la pareja anticipan un tiempo feliz para ellos mismos fuera del vínculo matrimonial, e incluso cuando creen, con buena fe, que sus hijos también mejorarán. Esta última noción, aunque consistente con la sabiduría convencional, podría ser un mito. De hecho, “en comparación con los niños nacidos en matrimonios intactos, los niños de divorcios sufren en prácticamente todo lo que tiene que ver la salud del niño, ya sea educacional, económica, física, psicológica o emocionalmente.”

Una de las enseñanzas más importantes de las ciencias sociales a este respecto es justamente el reconocimiento de la estabilidad sentimental de la pareja, no precisamente el hecho de ser heterosexual, como factor clave para una crianza saludable.

Hasta el momento, para evitar que males sociales como el divorcio y el adulterio prevalezcan, teníamos que conformarnos con estrategias culturales más eficaces que el razonamiento científico: sermones, películas románticas o novelas. Las hipotéticas “drogas para el amor”, una propuesta inicial que probablemente se enfrentará a conocidos sesgos antimaterialistas, acaso puedan servir para ajustar nuestra naturaleza y nuestras expectativas culturales, y quién sabe si en un futuro no demasiado lejano sean más eficaces que la programación cultural de la monogamia.

3 Comentarios

  1. Eduardo Zugasti says

    Aunque fuera cierto eso, no es un argumento para discriminar a priori a los homosexuales en la adopción, precisamente por lo que explican en Slate: «the study doesn’t document the failure of same-sex marriage. It documents the failure of the closeted, broken, and unstable households that preceded same-sex marriage.» Como sospechaba, es exactamente lo mismo que digo en el post.

  2. En los humanos, el atractivo sexual evolucionó hacia el amor pasional porque permitía una estabilidad en la pareja que ofrecía mejores garantías para el cuidado de la prole. Aquí juega su papel la oxitocina y la vasopresina, entre otras sustancias, aunque este proceso se haya vuelto muy complejo por las influencias culturales.
    Somos híbridos de biología y cultura, pero a menudo se olvida nuestro substrato biológico conduciendo a construcciones teóricas y a estrategias educativas poco afortunadas.

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