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Somos más y menos inteligentes que nuestros antepasados

Desde que empiezan a estudiarse las diferencias individuales en inteligencia –que Francis Galton (1822-1911) llamó “excelencia”– y a establecerse comparaciones entre la inteligencia de los antiguos y de los modernos, básicamente hay dos aproximaciones en competencia. Según la aproximación conservadora, que el propio Galton inaugura al estudiar la demografía británica de la época victoriana, las condiciones modernas de vida y ciertos cambios ecológicos habrían invertido las presiones tradicionales favorables al incremento generacional de la inteligencia. Estos cambios incluyen el fin de la miniglaciación de mediados del siglo XIX, la mejora en las técnicas y la producción agraria, pero también avances en la medicina que reducen la mortandad infantil, o innovaciones sociales como el nacimiento de los “estados de bienestar”, la escolarización y la sanidad universal.

La falta de empatía o las alas del mal

La tragedia del avión estrellado de Germanwings nos sacudió a todos la mañana del martes 24 de marzo de 2015. Pero más impactante aún fue conocer que se trataba de un acto deliberado. Un joven piloto alemán decidió acabar con su vida junto con la de 150 personas más. Inmediatamente se abría un debate sobre la seguridad y el tipo de controles psicológicos que se realizan a los pilotos, ¿son estos suficientes y adecuados?, ¿podemos anticipar actos de este tipo?

¿Un pacto fáustico?

Los parsi están en extinción. Esta gente de la parte occidental de India, originales de Irán y famosos por su papel en el comercio, la ciencia, y la industria, podrían desaparecer para mediados de este siglo, habiendo ya caído de 114.890 en 1941 a 69.011 en 2001. Las muertes superan los nacimientos en una proporción de casi tres a uno. ¿La causa es una calamidad? ¿la guerra? ¿un desastre natural?

Cómo cambia la paternidad el cerebro de los hombres

La selección natural ha calibrado el cerebro de los animales encargados de cuidar bebés indefensos. Y las hormonas hacen en parte este trabajo. En su libro Mothers and others: The evolutionary origins of mutual understanding Sarah Blaffer Hrdy destaca que los hombres con niveles inferiores de testosterona se implican más en el cuidado paterno, aunque tener o no experiencias previas también influye. Los cuidados postparto determinan los niveles de hormonas de ambos sexos aunque “la transformación de las mujeres es mucho más dramática”. Según la nueva ciencia sobre el cuidado parental, sin embargo, estas diferencias no son tan dramáticas.

La filosofía podría mejorar la inteligencia de los niños

Ninguna otra área del saber despierta tantas dudas como la filosofía. Ubicar la filosofía en el conjunto del saber y la enseñanza de la filosofía en el conjunto de la educación es un tema de disputa al menos desde Platón, que en La república argumenta que la alta filosofía o “dialéctica” no debe enseñarse a menores de 30 años. Durante la síntesis escolástica medieval, la filosofía natural conserva un lugar seguro como “preámbulo de la fe” (preambula fidei). Esta síntesis es discutida, sin embargo, por los mismos teólogos que ven un peligro materialista en la libertas philosophandi alentada por los ilustrados radicales. Y desde que la ciencia moderna se separa de la filosofía, y surge el oficio de científico, entrado el siglo XIX, aparecen nuevos problemas. En España destaca la disputa entre Manuel Sacristán y Gustavo Bueno iniciada a fines de los años sesenta. Sacristán defiende que la licenciatura de filosofía debe desaparecer, y por tanto la enseñanza de filosofía para jóvenes. Gustavo Bueno publica una réplica extensa, El papel de la filosofía en el conjunto …

Altruismo patológico. Cuando la ayuda hace daño

Hubo un tiempo en que el comportamiento altruista representaba un desafío para las teorías darwinistas. Pero llegó la “regla de Hamilton” y la luz se hizo. Los genes altruistas pueden prosperar en una población siempre que , es decir cuando el producto del grado de parentesco entre los individuos y el beneficio recibido por el receptor supera el coste reproductivo que la acción altruísta acarrea para el donante. La “selección de parentesco”, título dado posteriormente por John Maynard Smith, explica por qué los familiares toman riesgos inusualmente altos en determinadas circunstancias y es la base de los demás tipos de cooperación altruista humana, desde el “altruismo recíproco” descrito por Robert Trivers hasta formas, evolutivamente mucho más novedosas, de ayuda y cooperación extendida.

Humanos superinteligentes

Aunque la inteligencia está en los genes no se trata de un rasgo biológico estable y tampoco se distribuye uniformemente en individuos y poblaciones. Es un rasgo sujeto a variaciones naturales y en el límite a modificaciones conscientes. Distintos factores ambientales influyen, desde la dieta a -quizás- la ingeniería genética. Según el famoso “efecto Flynn” el CI habría aumentado en muchas partes del mundo al menos a partir de los años 30 del siglo XX, España incluída, aunque aún no se conocen con precisión las causas y los límites. Incluso, según otros investigadores, el efecto descubierto por James Flynn se trataría en realidad de una mejora pasajera que enmascara una realidad más frágil.

Las personas más empáticas son más religiosas, pero piensan con menos claridad

De acuerdo con la teoría empatizadora-sistematizadora descubierta por el neuropsicólogo Simon Baron-Cohen, la mente de las personas puede ser clasificada sobre la base de estas dos dimensiones: empatía y sistematización. Tests basados en el reconocimiento de emociones faciales o sobre razonamiento mecánico mostrarían que las mujeres superan en general a los hombres en la escala de empatía y que los hombres superan a las mujeres en la escala de sistematización. Como hemos explicado otras veces, no se trata de una dicotomía. Hay hombres más empáticos y mujeres más sistematizadoras, pero existen interesantes diferencias tanto en el promedio como en los extremos de la distribución. Para Baron-Cohen los factores sociales no explican la totalidad de la variación, como evidenciaría desde fases del crecimiento muy temprano el papel de la testosterona fetal (Baron-Cohen et al., 2011).

El razonamiento espacial también ayuda a los hombres a conseguir más parejas

Microtus Pennsylvanicus es un tipo de roedor polígamo norteamericano cuyos machos compiten por obtener parejas nuevas que se encuentran dispersas en el territorio. El tamaño del área de distribución es precisamente uno de los responsables ambientales que influyen en las estrategias reproductivas. En las especies de roedores polígamos, pero no en los monógamos, los machos poseen habilidades espaciales superiores a las hembras que están mediadas por el papel de las hormonas sexuales, y que finalmente se traducen en el tamaño del hipocampo. Es decir, la selección sexual no favorece inexorablemente las diferencias sexuales, sólo lo hace cuando un sexo adquiere más ventajas reproductivas ampliando su área de distribución.

Dos «genes guerreros» explicarían el 10% de los crímenes

Las ciencias modernas de la conducta no entienden que «naturaleza» y «cultura» sean reinos antagónicos. Según la primera ley de la genética conductual (Turkheimer, 2000), todos los rasgos humanos son heredables. Esto incluye rasgos físicos, como la altura, el color de los ojos o la propensión a contraer enfermedades, pero también rasgos psicológicos como la inteligencia, la empatía o incluso la propensión a convertirse en criminal. Calcular la heredabilidad de cada rasgo e identificar los genes responsables, sin embargo, es una empresa difícil que sólo ha comenzado a prosperar.

La agresión en los hombres. ¿Roles sociales o raíces evolutivas?

En casi todas las sociedades los hombres son los que se implican mayoritariamente en las guerras, todos los tipos de agresiones entre grupos y homicidios dentro del grupo, se movilizan en violentos ejércitos, bandas criminales, bandas de matones, etc. Estas observaciones son tan viejas como el mundo y nos permiten establecer una clara distinción entre los sexos masculino y femenino con respecto a su predisposición hacia la violencia. Las guerras son un producto biosocial de los hombres y un campo de manifestación masculina (Goldstein, 2001). Lo mismo se puede decir del crimen y la crueldad, muy estrechamente vinculados con la masculinidad.

Genes de genios. Por qué la práctica no lo es todo

Los logros excepcionales de las personas nunca han pasado desapercibidos, especialmente en culturas no lo bastante igualitarias como para mantener a raya a los innovadores y los individuos con características sobresalientes. Para los clásicos, la genialidad procedía del genius, especie de dioseocillo protector que nacía con cada varón influyendo decisivamente en su carácter y capacidades (Juno ejercía la misma función para las mujeres). Por lo visto los ángeles de la guarda cristianos proceden de estos genii romanos.

La violencia femenina en la evolución humana

La antropóloga y primatóloga Sarah Blaffer Hrdy escribió en 1981 que “el comportamiento competitivo de las mujeres sigue siendo anecdótico, conocido de forma intuitiva pero no confirmado por la ciencia”. Las cosas han cambiado desde entonces, como muestra una variedad de trabajos sobre violencia y competitividad femenina publicados por criminalistas, antropólogos o psicólogos evolucionistas. Pese a esto, la agresión femenina sigue siendo considerablemente menos conocida que la masculina, debido también a la persistencia de estereotipos y expectativas sociales sobre el sexo.

La violencia masculina en la evolución humana

Eso que llamamos “cultura” influye sin duda en la agresión humana. Son instituciones y normas que varían entre culturas las encargadas de señalar objetivos en la guerra, deshumanizar al enemigo o proporcionar los mecanismos para la paz. Pero la violencia humana también posee un profundo sustrato biológico que arraiga en nuestra evolución paralela con otras especies de primates, como se han encargado de explicar en mayo de este año un panel de expertos reunidos por la universidad de California. Todas las conferencias están disponibles líbremente en internet y contienen material significativo para seguir el rastro a un tema que nos interesa.

¿Debemos temer la inteligencia artificial?

Quizás la verdadera «guerra de los mundos» no será como nos la han contado. Puede que el ataque definitivo no proceda de una avanzada civilización estraterrestre cuyos habitantes tienen forma de insectos, ni de monstruos adimensionales, ni de un virus estelar. También puede que no ganemos. Y hasta que nuestra derrota no sea precedida por la heroica y agónica resistencia de una coalición que trasciende fronteras.

El mito de la ciencia perfecta

Es de buenas maneras pretender que la ciencia es una actividad puramente racional, una búsqueda de la verdad objetiva y nada emocional. Pero por supuesto todos sabemos que esta imagen es un mito. Hay muchas pasiones y egos en la vida de los científicos, las reputaciones importan y los sentimientos son fácilmente heribles. Algunas interacciones entre científicos son tensas, y la relación entre el autor original de un artículo de investigación y un aspirante a replicador puede resultar particularmente amenazante. El propósito de esta nota es proponer normas para la interacción de los replicadores y los autores, que eventualmente deberían ser reforzadas por los revisores de propuestas e informes sobre investigación de replicación.

¿Nos protege la religión del declive cognitivo?

Lo que llamamos inteligencia o “capacidad para razonar deductiva o inductivamente, pensar de modo abstracto, emplear analogías, sintetizar información y aplicarlo a nuevos dominios” (Satoshi Kanazawa) no sólo es una medida relativamente objetiva, sino un fértil predictor de importantes resultados vitales, desde los ingresos económicos a la longevidad o la satisfacción vital. En parte, la inteligencia se hereda. Calculan que hasta el 80% de la variación de este rasgo en humanos adultos tiene una explicación genética. Y no está equitativamente distribuída en la población, sino que varía predeciblemente a escala individual y poblacional.

¿Te hace “moral” la religión? Respuestas científicas para un debate tradicional

Los historiadores consideran que Pierre Bayle (1647-1706) fue el primer europeo en defender que una sociedad virtuosa de ateos era teóricamente posible. Para Bayle, el ateísmo en ningún caso era un mal peor que la idolatría: “l’athéism ne conduti pas necesairement à la corruption des moeurs”. Estas peligrosas ideas de Bayle no sólo le granjearon la oposición de los eclesiásticos, sino comúnmente también del partido de los “ilustrados”. Para Locke “quienes niegan la existencia de Dios no deben ser tolerados en absoluto. Las promesas, los compromisos y los juramentos, que son los lazos de la sociedad humana, no pueden ser sostenidos por un ateo. Retirar a Dios, incluso en el pensamiento, lo disuelve todo”. Y Locke no estaba solo. Voltaire, y buena parte de los “moderados”, por utilizar la terminología de Jonathan Israel, sostenían en buena medida el mismo punto de vista y se opusieron tenazmente a la “moral atea” de los radicales. A su vez Helvetius, Diderot y Holbach tuvieron que hacer frente a la acusación de que el ateísmo conducía al nihilismo, como …

El declive de la masculinidad

La testosterona es una hormona esteroide de un grupo andrógeno y una de las responsables principales en la construcción del cuerpo masculino. Además, es una hormona íntimamente asociada con el bienestar y la salud. Un bajo nivel de testosterona sérica, que es la cantidad de esta hormona hallada en el suero en análisis de sangre, está asociada con varios problemas serios de salud que incluyen obesidad abdominal, diabetes, estados prediabéticos (resistencia a la insulina, daño en la tolerancia a la glucosa y síndrome metabólico), bajo nivel muscular y óseo, disfunción sexual, depresión y bajada en la calidad de vida general. A pesar de que el descenso de los niveles de testosterona está asociado con una variedad de problemas graves, como señalan Travison y sus colegas (2007) por lo visto no existen muchos estudios longitudinales sobre sus efectos.

¿Daña más el “patriarcado” a los hombres?

“Patriarcado” entendido como un sistema social construído para beneficiar sistemáticamente a los hombres a expensas de las mujeres es una creación bastante reciente. En ningún caso se trataría de un término anterior a la llamada “segunda oleada” del pensamiento feminista de los años 60 del siglo pasado, si bien la raíz ideológica se encuentra en algunos pensadores radicales de la Ilustración. Según la descripción que hace Jonathan Israel sobre el pensamiento de François Poulain de la Barre (1647-1723), autor de De l’egalité des sexes (1673), “la injusta subordinación de las mujeres a los hombres se debe al poder de la tradición y el prejuicio aliados con la interesada tiranía que los hombres han impuesto sobre las mujeres a lo largo de las épocas”. Parece que la feminista radical Kate Millet fue la encargada de nombrar a este proceso “patriarcado” en su libro Sexual politics (1970).