La ciencia percibida como «inmoral» también es percibida como menos creíble y rigurosa
Algunos epistemólogos –la gente que se dedica a estudiar la naturaleza del conocimiento humano– distinguen entre “racionalidad instrumental”, que persigue simplemente la victoria de nuestros valores predilectos, y “racionalidad epistémica”, que persigue una mayor correspondencia entre nuestro mapa y el territorio: lo que Aristóteles y los escolásticos llamaban “adecuación”, o simplemente “verdad”. No es lo mismo razonar para ganar que para averigüar lo que es cierto. Se supone que la ciencia por excelencia se fundamenta en la racionalidad epistémica. Según esta posición común, resumida por Matteo Colombo, de la universidad holandesa de Tilburg, el modo cómo evaluamos la calidad de las pruebas y los argumentos en favor de las hipótesis verdaderamente científicas “sólo debe ser afectado por valores epistémicos, dirigidos a la verdad, tales como confirmación, adecuación empírica y poder explicativo y predictivo”. Aunque no cabe duda que los valores “no epistémicos” (ideas morales, ideológicas, económicas, etc) forman parte de la actividad científica, influyendo en el modo cómo los políticos deciden emplear ciertas conclusiones de la ciencia, o en los procesos de financiación, existe también …