El danés Lomborg presenta en España ‘En frío’, un intento de acercar al gran público la tesis de que reducir las emisiones de CO2 es un despilfarro. Propone invertir una fracción de lo que se va a gastar en investigar en energías más limpias… entre otras cosas.
Bjorg Lomborg es un economista danés que aborda el cambio climático desde el punto de vista más arriesgado: el del camino del medio. Este danés pretende crear una tercera vía entre Gore y los negacionistas, que reconoce a un tiempo que el problema existe, aunque lo acota en sus términos y trata de evitar el pánico, y que asume que el mal ya está hecho mientras solicita a los líderes mundiales que empleen sus recursos en cosas más urgentes que la simple reducción de emisiones de CO2. Lomborg acaba de publicar en España ‘En frío. Guía del ecologista escéptico para el cambio climático’ (Espasa). ‘En Frío’ incide en la misma idea que sus publicaciones anteriores: hay muchas maneras de gastar mejor el dinero que reducir las emisiones. ¿Cuál es su principal novedad?Trata de llegar a todo el mundo, es un libro mucho más corto, más sencillo de entender. Y trata de expresar que el calentamiento global, en sentido catastrofista, es una idea demasiado afianzada en la opinión pública que a menudo se trata desde puntos de vista demasiado específicos. Creo que el calentamiento global necesita una discusión general, que incluya preguntas del tipo «el problema existe, sí, pero ¿y si¿…», o «vale, pero ¿qué pasa con esto otro?…» La campaña de Gore ha sido tan intensa que parece que sólo pueda haber dos posiciones extremas: «o conmigo, o contra mí»… Con mi libro he intentado trazar un camino del medio, yo no digo, como hacen algunos, que el calentamiento global no existe, que es una conspiración de la izquierda para subir los impuestos. No. Creo que esta idea es insostenible. Por otro lado, también digo que es erróneo que por culpa del calentamiento global vayamos directos hacia el infierno, como dice Al Gore: lo que científicos nos cuentan no es eso, tampoco.«Necesitamos maneras inteligentes de afrontar el problema, y la de Al Gore no es una de ellas»¿Podríamos decir que la suya es una especie de tercera vía?Sí. Por favor. Un ejemplo es la cuestión del aumento del nivel del mar. Que se va a producir, y que va a ser por causa del cambio climático, es innegable. Pero es insostenible que Al Gore nos diga que vaya a subir seis metros, cuando el IPCC de Naciones Unidas nos dice que subirá entre 18 y 59 centímetros, y más probablemente, en torno a 30. Hay que ser honestos: no serán cero centímetros, pero tampoco serán 600. Serán unos 30, que es un problema, pero no una catástrofe. Tenemos que introducir de nuevo la proporción en el debate.Usted se arriesga bastante al recordar algunas de las exageraciones más manifiestas de Al Gore, una figura que parece ahora mismo intocable…Si, pero si está equivocado… (risas) Es cierto que Al Gore se ha convertido en un icono, pero eso no significa que lo que dice sea necesariamente cierto. Creo que tiene toda la buena intención del mundo, pero las buenas intenciones no tienen por qué llevarnos a hacer las cosas lo mejor posible. Montones de personas nos están diciendo que el cambio climático es real, y que sólo por eso tenemos que hacer todo lo que esté en nuestra mano para combatirlo. No. No es así como nos enfrentamos a los demás problemas.¿Y cómo lo hacemos?Déjeme que exponga un ejemplo, que uso en el libro: las muertes en accidentes de tráfico… la Organización Mundial de la Salud estima que en 2020 las muertes de este tipo serán la segunda mayor causa de fallecimiento en el mundo. Actualmente más de un millón de personas mueren cada año por esta causa, y probablemente serán entre dos y tres millones en 2020. Sabemos qué lo provoca: el tráfico. Y conocemos cuál es la solución: bajar la velocidad a 5 Km/h. Eso podría llevar las muertes a cero. Pero nadie quiere hacer tal cosa, porque conocemos los beneficios de conducir deprisa.«No creo que el pánico sea una buena manera de resolver un problema a 100 años vista»Tenemos que aplicar el mismo razonamiento al calentamiento global: sabemos que lo causa la quema de combustibles fósiles, y conocemos la solución. Si cortásemos las emisiones a cero dejaríamos de tener un problema. Pero tampoco tendríamos civilización. Simplemente quiero hacer notar que necesitamos maneras inteligentes de afrontar el problema, y la de Al Gore no es una de ellas. Esas maneras pasan por invertir en tecnologías más eficientes para el futuro.¿Cuál cree que es el saldo de toda esa campaña de Gore?En el lado positivo, ha conseguido atraer a mucha gente, incluidos miembros de la derecha norteamericana (y posiblemente también en Europa), a una postura realista, que reconoce el problema y no se limita a negarlo. Pero también ha contribuido a causar el pánico entre la gente que tenía posturas más moderadas. Y tengo mis dudas de que el pánico sea una buena manera de resolver un problema a 100 años vista… En general, creo que ha hecho más mal que bien.Pero la Unión Europea dice que no hacer nada saldrá más caro que hacerlo…Están utilizando un razonamiento fenomenalmente malo. Y me sorprende que nadie se de cuenta de ello, me sorprende que se lo crean. Dicen: si reducimos las emisiones un 20% hasta 2020 eso costará a la UE el 0,6% del PIB -aunque una cifra más realista sería el 1 o el 2%-. Añaden que si no actuamos eso nos costará entre el 5% y 20% del PIB. Para empezar, este número está muy exagerado. Pero incluso dándolo por bueno, ¡esa no es la cuestión! Ese 1-2% no hará prácticamente nada, seguiremos teniendo ese impacto del 5 al 6% sobre el P
IB… ¡aunque dos años más tarde!.Sería algo así como decir que si tienes neumonía y yo te puedo ofrecer una aspirina por 10.000 euros, ¿no me pagarías a cambio de librarte de la enfermedad? Claro que sí, lo harías… ¡pero es que la aspirina no va a servirte para nada! Lo que nos dicen es que gastemos montones y montones de dinero en una aspirina que no va a hacer prácticamente nada… Es el resultado de que estemos dejándonos llevar por el pánico… «Cambiar las bombillas de casa por unas de bajo consumo no va a hacer que el mundo cambie»Cambio climático y lucha contra la pobreza. Mucha gente pensará que son cuestiones independientes. ¿Por qué no ambas?En un mundo perfecto deberíamos solucionar todos los problemas. Pero no podemos. Sólo digo que en un mundo realista, no podemos arreglarlo todo. ¿No deberíamos centrarnos primero en aquellas cosas que pueden proporcionar mucho bien, en lugar de aquellas que servirán para muy poco? Es cierto que el calentamiento global hará la vida más difícil a las personas en el siglo XXI. Pero la malaria también hará a esas personas más vulnerables a todo lo demás, incluido el cambio climático.Yo pregunto: ¿cómo podemos hacer que la gente esté mejor cuando termine el siglo? Si seguimos la postura de la UE, gastaremos cientos de miles de millones de euros cada año, durante todo el siglo, y eso sólo servirá para aplazar dos años el fenómeno. Básicamente gastaremos mucho dinero y no haremos nada bueno. ¿Queremos ayudar muy poco a la gente dentro de 100 años, o queremos ayudarla inmensamente, y a un coste mucho menor, y ahora?¿Y qué pintamos nosotros en todo esto?Honestamente, creo que los individuos pueden hacer bien poco. Sí, se pueden cambiar las bombillas de casa por otras de bajo consumo, y otras pequeñas cosas. Y eso está bien, pero eso no va a hacer que el mundo cambie. Si todo el mundo en EEUU y Europa realiza esa sustitución en su hogar, las emisiones de CO2 apenas se reducirán en un 0,1%.
Es una cuestión que depende fundamentalmente de la gran industria, de la producción de energía y calefacción, del transporte, de la agricultura… Y por supuesto que podemos recortar sus emisiones, pero eso tendrá enormes costes.