por Fernando Peregrín
La antropología quizá sea una de las disciplinas en las que mejor se aplique la idea de tercera cultura. Se trata de una actividad en la que a veces es difícil de señalar de forma clara la demarcación entre ciencia y otras actividades que normalmente se agrupan en el campo de las humanidades, esto es, que la antropología tiene componentes de ciencias y de letras.
Durante muchos años, la influencia de antropólogos como Marvin Harris, quien formuló la idea de una cultura materialista como una estrategia de investigación, los antropólogos estadounidenses, reunidos en la American Anthropogical Association (AAA) se ha movido entre los que intentaron hacer de la antropología una ciencia y los que consideraban que ese carácter científico iba a resultar en un reduccionismo en las reglas epistémicas de su disciplina. Según Harris, el materialismo cultural es la estrategia que mejor se acerca al idea de explicar la cultura – una parte importante de la antropología – a base de estudiar los fenómenos naturales – materiales – que dan origen y sostienen una determinada cultura, esto es que el materialismo cultural conduce a mejores teorías científicas acerca de las causas de los fenómenos socio-culturales que otras estrategias rivales corrientemente a disposición del investigador.
Por su compromiso con las reglas del método científico, el materialismo cultural – prosigue Harris – se opone a estrategias que deniegan la legitimidad o la posibilidad de explicar el comportamiento humano – por ejemplo, las aseveraciones de los humanistas de que no hay determinismo en los asuntos humanos – y se opone a la popular atribución de la enfermedad industrial a mucha ciencia en vez de muy poca ciencia (Marvin Harris, Cultural Materialism. Edición actualizada, 2001).
Cuando se publicó este libro en 1979, Harris era reconocido ampliamente como el teórico más importante de la antropología estadounidense. Pero ya por entonces existía también un movimiento crítico en antropología que estaba completamente en contra de considerar a la antropología como ciencia y en contra de explicaciones materialistas del comportamiento humano en particular y, últimamente, en contra de cualquier explicación casual. Esta tendencia causó tan gran impresión en los periodistas, tanto en la antropología como en la más grande comunidad literaria que la continua acumulación de conocimiento en apoyo de una teoría materialista de la cultura, tanto en antropología cultural como en arqueología, fue arrinconada por el llamado relativismo cultural, con su carga anticientífica y posmoderna.
Las dos tendencias, la científica y la literaria o posmoderna han estado presentes en los enfrentamientos entre antropólogos y han llegado a un extremo de discusión respecto a la naturaleza de su profesión a raíz de la decisión a finales del mes pasado de los directivos de la AAA de retirar la palabra ciencia de la descripción de los planes a largo plazo.
Esta decisión ha reabierto la tensión entre investigadores de antropología basada en la ciencia – incluyendo arqueólogos, antropólogos físicos (biológicos) y algunos antropólogos culturales – y miembros de la profesión que estudian razas, étnica y género y que se ven a sí mismos como abogados de las gentes nativas o de los derechos humanos.
Durante estos últimos años la batalla entre ambos bandos se ha hecho más agria y a finales de noviembre los partidarios de una antropología científica se encontraron con que el consejo ejecutivo de la AAA había borrado la palabra ciencia de los llamados objetivos a largo plazo. (http://www.aaanet.org/about/Governance/Long_range_plan.cfm).Y que se había sustituido el objetivo de avanzar el conocimiento de la antropología por el conocimiento público en general. A cambio, se listan todas las disciplinas y subdisciplinas que se consideran competencia de la antropología, incluyendo la investigación política. En definitiva que no se trata de avanzar el conocimiento de la antropología como ciencia, sino concentrarse en el conocimiento público de las materias consideradas como antropología, una especie de periodismo antropológico.
La presidenta de la Asociación Virginia Domínguez sostiene que la palabra ciencia se ha eliminado porque el consejo ejecutivo buscaba de incluir antropólogos que no sitúan su trabajo como una ciencia, así como con los que sí (curiosamente la palabra ciencia sigue apareciendo en la declaración de propósitos .http://www.aaanet.org/about/Governance/Satement-of-Purpose.cfm).
Peter Peregrine, presidente d la Society for Anthropological Sciences, una afiliada de la Asociación Antropológica Americana, envió un e-mail a todos lo miembros de la asociación que preside, expresando que los cambios propuestos van a socavar la antropología estadounidense y urge a los miembros de la SAS a que hagan saber su punto de vista respecto de este importante cambio realizado por el comité ejecutivo de la AAA. Atribuye lo que él ve como un ataque la las ciencias a dos influencias que se dan ahora en la antropología norteamericana. Una es la llamada antropología crítica, cuyos proponentes y practicantes ven la antropología como un arma del colonialismo y por tanto algo que no debe practicarse así. La otra es la crítica posmoderna de la autoridad de la ciencia. En ese sentido se trata de un rechazo al pensamiento y a los argumentos racionales.
La antropología se ha desprestigiado precisamente por acogerse a la moda estructuralista, post modernista o relativista. La antropología puramente cultural es un disparate. Precisamente el darwinismo ha venido a darle un fundamento sólido, aunque los dinosaurios siguen ahí cuando abres los ojos.
El desplazamiento de la antropología hacia la hermenéutica es un factor responsable para entender la decadencia de la disciplina. Es la principal causa de que la antropología y otras ramas de las humanidades no hayan conseguido ganarse el respeto de las demás ciencias y de que los departamentos universitarios terminen languideciendo por falta de resultados. Clifford Geertz, con su divisa de entender “la cultura desde la cultura” y los partidarios de la antropología hermenéutica han hecho realmente estragos. Una antropología no científica, una “antropología cultural”, termina siendo un mero apéndice ideológico que oscila entre el mero primitivismo (“Salvaje es el que llama a otro salvaje”, decía Levi Strauss) y la reacción folklórica contra los estados modernos y la civilización, en el marco de las críticas al “colonialismo” que se apuntan en el artículo. La buena noticia es que toda esta constelación de términos posmodernos (“poscolonialismo”, “posmodernismo”, “hermenéutica”, “estructuralismo”, “psicoanálisis”, etc) están en franca decadencia desde fines de los años noventa. La mala noticia es que la resistencia a la racionalidad y a adoptar el método científico en las humanidades todavía es feroz, como expresa esta polémica en el corazón de la antropología norteamericana.
Sinceramente no creo que desde la filosofía (humanidades) haya una resistencia a la racionalidad y a adoptar metodos científicos, no nos olvidemos de los pragmatistas americanos james, dewey, o los mas extremistas como dennet. Adoptar un método científico para las humanidades es complejísismo y en mi opinión no puede tasvasarse los metodos de la ciencia «clasica» (fisica, matematicas y demas) a las humanidades me parece un error total. Como diría Rorty, lo mejor es en vez de contraponer la verdad a lo real es contraponer si lo que tenemos ahora es mas «conveniente» (nos hace evolucionar y mejorar) que lo que habia en el pasado. Y desde luego la antropologia, la filosofia y la ciencia van a mejor no a peor.
Un saludo
La antropología empezó a ser peligrosa cuando dejó de haber suficientes caníbales para ir comiéndose a los antropólogos que iban a estudiar sus tribus. Ahora son ellos los que nos comen a nosotros
Este artículo necesita desesperadamente una edición…
Pero sí, la guerra civil entre antropólogos continúa. Uno pensaría que deberíamos estar ya en el post postmodernismo, y que tanto ataque a la ciencia queda demodé. Pero hay gente tan metida en la retórica que se resiste a cambiar. En fin, el relevo generacional se encargará de ello. La antropología cultural postmoderna no es una ciencia. Sus practicantes harían bien en dedicarse a la literatura de ficción, que es en realidad lo que hacen.
Mientras, los antropólogos «de verdad» (qué tentador es chinchar a los postmodernos) seguirán haciendo trabajo de verdad, investigando sobre el origen de la humanidad y su diversidad actual, sin prestar atención a los charlatanes relativistas.
A mí me encantó «El antropólogo inocente» de Nigel Barley…
Por lo que acabas de decir, Jesús, se te comería a ti más de un antropólogo. Etnocentrista, imperialista, varón-blanco-occidental… Lo peor…
No es de extrañar que en EE UU aparezcan estas “delicias” teóricas, pues desde hace tiempo es la meca de “diseños inteligentes” y fundamentalismos religiosos y políticos de todo tipo. Los principales afectados por semejante estado de cosas son precisamente los excelentes científicos que trabajan en ese país y que diariamente tienen que lidiar a semejante “bicho”, mientras ellos marcan fronteras en los diferentes de la ciencia.
Que los posmodernos y compañía se dediquen ahora a cuestionar y atacar a la antropología científica es llover sobre mojado, pues hace unos años en su afán de denostar la autoridad de la ciencia en la producción de conocimiento la tomaron con la física, hasta que dos profesores estadounidenses, Sokal y Bricmont, publicaron un artículo trampa, en la revista posmoderna “Social Text” donde se ponía de manifiesto que estos filósofos posmodernos no sabían “ni papa” de los conceptos físicos de que hablaban. El escándalo que supuso fue de órdago y desde entonces este movimiento entró en un declive del que no se ha recuperado.
Dos cosas más, sobre los fenómenos que la ciencia estudia cuanto más variables incidan en los mismos, menos control sobre las mismas se tendrá y menor conocimiento científico, a día de hoy, cabe esperar de dicha disciplina. Por ejemplo, llamar ciencia a la Sociología es tener ganas de polemizar, se pueden encontrar tantas “escuelas” diferentes como sociólogos. Si se suprimen las estadísticas nos quedamos en nada, pues no es posibles elaborar modelos que realicen la predicción científica con precisión, siendo sustituida por la ideología de cada cual. Algo de eso creo que ocurre en este caso, pero en la medida que se aplique una estrategia científica y se acuda a otras ciencias para apoyarse, mayor aproximación se tendrá en el conocimiento de los mismos. Finalmente, me parece que es la primera vez que leo que Daniel C. Dennett es un extremista, como lo califica el amigo “vikita”. Precisamente Dennett es un filósofo que sabe dialogar con los científicos, todo lo contrario de los “posmodernos” y otras especies. Quizás por eso se ha hecho merecedor del apelativo, ¿no?
¿einnn? yo no he dicho que dennett sea un extremista sino pragmatista americano y perteneciente a la corriente analítica. En ningún momento enfrento las dos posturas, debe ser que no me explico bien o que siempre que se habla de estos temas se prejuzga que cualquier critica a las corrientes filosóficas y de pensamiento americanas del SXX, que son ellas las que excluyen y no dan validez a nada mas que lo suyo,se responde atacando o despreciando al contrario.
Mira, la ciencia es progreso, es mas estoy rodeada de cientificos por todos los lados, asi que no seré yo la que catalogue a nadie, pero no todo se rige por métodos científicos. Aplicar métodos científicos exclusivos de las matemáticas, física, ect..a ámbitos como la sociología, la antropología social y cultural (que no la biologia,medicina) o la religión es complicado, limita y crea tanta controversia que es difícil avanzar y ponerse de acuerdo. Nada mas.
Dennett no me gusta nada de nada. No se si es el, o quienes le leen que le utilizan para justificar ciertas teorías pero no estoy de acuerdo con mucho de lo que dice.
Yo soy mas de Rorty o Dewey,de la que dogmaticamente me catalogas como especie aparte jejejeje, incluso Habermas me gusta mas, desarrolla sus teorías no solo en el ámbito de la ciencia sino en lo social,que a mi personalmente me resulta muy interesante.
Por cierto utilizar la palabra «posmodernismo», «relativismo» para todo aquello que no entra dentro del marco científico es como mínimo de lo mas subjetivo, y bastante simple.
Por lo demás, deciros que los relevos generacionales siempre son buenos, pero no hay porque desechar como inútil todo lo anterior o incluso lo contrario, a veces las teorías se complementan.
Un saludo
Como en todo, a lo que se debe temer o combatir es al extremismo. Si bien es cierto que muchas disciplinas dentro de la antropología (como la visual) han sido inundadas por un inusitado oleaje de palabras sueltas, es también cierto que, quienes desarrollaron la teoría inicialmente, nada tienen que ver con su uso posterior.
Hablemos del caso de Foucault, para quienes no lo han leído, todo lo que diga puede parecerles vano, sin embargo vasta revisar sus trabajos como: el nacimiento de la clínica, historia de la sexualidad, vigilar y castigar, etc. Para darnos cuenta de que fue un productor intelectual serio. El abuso que se ha hecho de su metodología, ha llevado al caos.
El postmodernismo no constituye en si mismo un perjuicio ni lo hace a la ciencia tradicional. Uno de sus aportes, diría yo, fue precisamente poner en tela de juicio la imparcialidad de la ciencia (ojo que no he dicho a la ciencia) y esto ha llevado a agudas y buenas reflexiones sobre la posibilidad y la deontología dentro del quehacer científico.
El postmodernismo, bien utilizado es valioso. Sirva como ejemplo los estudios que se han llevado a cabo en la base posestructuralista de la mano de Arturo Escobar (Encounterind development, the making and unmaking of the third world) su lectura nos brinda otro punto de vista sobre el tema del origen de las practicas de desarrollo que se han llevado a cabo en América, Asia y África. Es extremista: no lo creo, lo que si, hace una referencia explicita a la noción de neutralidad de la ciencia (sin sesgos) lo cual es debatible. Cabe recordar que el postmodernismo no es un paradigma (como sus autores principales lo afirman) sino una metodología critica social.
Recordemos también el valor que ha tenido el postmodernismo en las relaciones internacionales. Es en ese ámbito también en donde ha tenido validez como por ejemplo en la crítica a las organizaciones internacionales, develando los cambios ideológicos a razón de los intereses de sus miembros más destacados. Desde luego, pensemos que no todo es aplicable a todo, eso nos da la libertad de pensar objetivamente y evitar caer en la puntualización descalificativa.
Por otro lado, Marvin Harris Siempre me ha parecido interesante. Su noción de antropología ecológica es realmente de un valor superior, claro que no podemos avocarnos a un reduccionismo materialista, pero no podemos desvalorizar el gran aporte que ha hecho a la antropología.
Leía otros comentarios en donde se descalificaba a la antropología cultural. Depende nuevamente de la perspectiva de los autores. En mi caso Marvin Harris es mi parámetro, no gusto de los “simbolistas” que encuentran “identidades” y otras subjetividades extremas en todo análisis que realicen. Un ejemplo adicional de buen antropólogo cultural es Rappaport y sus estudios de lo que podríamos llama antropología económica. La antropología no es solo primatologia ni arqueología, sus otras ramas son muy importantes, pero hay que saber medir la utilidad de la metodología del horizonte epistemologico.
Cada cosa tiene su mejor abordaje. No podemos valorar solo lo medible, ni negar lo otro y viceversa. Lo mejor es ser crítico y valorizar el resultado del trabajo y no juzgar en base a los autores o a las fuentes bibliográficas. El abordaje depende del problema y la evolución de la ciencia se nutre del conocimiento previo.
Saludos, espero replicas.
sabiendo que la antropología es el estudio integral del hombre , de esta ciencia se logra entender nuestros comportamientos transcendidos de generación en generación denominarnos como un proceso de enculturacion, se entiende que la cultura se aprende que no nacemos con ella, que existen diferentes formas de aprendizajes y nosotros los seres humanamos tenemos todas mientras los animales es por imitación, depende del lugar cultura o etnia tenemos diferentes símbolos y lenguas para comunicarnos.
Vamos que soy el único que se considera un posmoderno radical.