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Células madre

Se han utilizado células madre para curar la sordera profunda

Hablar de las investigaciones médicas siempre me da un poco de miedo pues se pueden crear falsas expectativas. Por otro lado es una pena no poder dar a conocer lo que hacen en los centros de investigación. Así que he decidido contar esta noticia pero recalcando que se trata de un experimento, lo que se llama una «prueba de concepto», y que ha funcionado para jerbos no para humanos. Si alguna vez llegara a usarse para humanos, lo que no es seguro, será dentro de muchos años.

En la universidad de Sheffield, en el Reino Unido, han recolectado células madre humanas, las han transformado en células auditivas cocleares, las han trasplantado a jerbos sordos y han logrado que cuatro semanas después de habérselas administrado oyeran. No todos los animales han recuperado el oído, tan solo un 46%. ¿O tal vez deberíamos decir «nada menos» que el 46%? Todo depende de que nos guste ver la botella medio vacía o medio llena.

Debemos recordar que a la hora de oír, en el oído interno hay unos pelillos que detectan las vibraciones y las transmiten al nervio auditivo que las lleva hasta el cerebro que las procesa. Oír, oír, oímos con el cerebro, pero este necesita de los pelillos del oído interno y del nervio auditivo. Los jerbos sordos tenían la conexión entre los pelillos y el nervio auditivo estropeadas. Esa era su sordera, que, dicho sea de paso, es una de las más habituales entre las sorderas profundas. Para corregirla, lo que han hecho los investigadores es tratar células madre embrionarias humanas y transformarlas en células auditivas cocleares. Recordemos que las células embrionarias son «totipotentes», es decir, que se pueden trasformar en cualquier tipo de célula y en este caso se las ha dirigido a que sean células auditivas. Esas células auditivas humanas se han trasplantado a jerbos sordos. Los jerbos son roedores y por lo tanto mamíferos; es decir, que su sistema auditivo no es muy diferente del nuestro; por eso, nuestras células les sirven a ellos.

A las cuatro semanas el 46% de los jerbos oían. Con este experimento se ha demostrado que esa terapia es posible. Lo que no significa que ya pueda usarse, ni mucho menos, pues hay que perfeccionarla, ver posibles efectos secundarios, etc. Además de tener una prueba de concepto de la terapia, lo que también han hecho es tener una fuente de células cocleares que se podrán utilizar para estudiar en ellas los efectos de posibles medicinas y para analizar las funciones de los genes en estas células.

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