Tercera Cultura
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Luau hawaiano

autor: Félix Ares

En la comida tradicional auténticamente hawaiana nada es nativo de Hawái.

Luau hawaianoProbablemente la simple mención de Hawái nos traiga a la mente imágenes de bailarinas con faldas de paja, collares de flores, pulseras que suenan al agitarlas y playas de arena dorada con hermosas palmeras. Si vamos a aquellas islas, es muy posible que participemos en una fiesta que termine con una comida –luau– en la que se incluyen nada más que alimentos tradicionales.

Los platos típicos contienen pollo cocido en leche de coco, envuelto en hojas jóvenes de taro. Probablemente también tenga boniatos, trozos de manzana de la montaña, poi –una salsa hecha con raíces de taro– y trozos de cerdo asados a la manera tradicional polinesia: en un agujero en el suelo en el que previamente se han introducido rocas calientes.

Probablemente pensemos en ello como una imagen de un paraíso natural apenas tocado por la mano del ser humano. Sin embargo, casi nada de lo que hemos descrito es nativo de Hawái. Para empezar, las bailarinas, los primeros habitantes llegaron entre el siglo IV y el VI de nuestra era. Así que difícilmente podemos considerarlos nativos de las islas. Son inmigrantes que procedían, probablemente, de las islas Marquesas. Llegaron en sus catamaranes de doble casco en los que llevaban animales y plantas que ellos comían o usaban y que podían transportar fácilmente. Entre otras cosas llevaron gallinas, cerdos, perros, cocos, taro e incluso las flores con las que hacen los collares: jazmín

He dicho cocos. La primera vez que estuve en la polinesia me sorprendieron algunos cocoteros que crecían inclinados hacia el agua. Primero pensé que era debido a que el viento dominante empujaba a las palmeras en esa dirección, pero después supe que estaba equivocado. Esa inclinación hacia el agua es para que los cocos caigan en ella y que las olas y el viento se las lleven a otras playas o incluso a otras islas. Los cocos resisten en agua salada en relativamente largos viajes. He dicho relativamente, esa es la palabra clave. Hay muchas pruebas de que los cocos no resisten el largo viaje que hay que realizar entre muchas islas del Pacífico. Es decir, que casi con seguridad, los cocoteros que vemos en las islas polinésicas y que hoy son casi uno de sus emblemas, realmente fueron transportados por los colonizadores humanos. Lo mismo ocurre con las gallinas, los cerdos, el taro y el jazmín. Todos ellos proceden del sureste de Asia.

Sin la aportación hecha por los primeros colonizadores humanos, las paradisíacas islas del Pacífico serían mucho menos paradisíacas.

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