La píldora post-coital y los “rollos con bombo” o La banalización del sexo
El cerebro humano no nace de cero: es, como en los demás animales «superiores», una superposición de sistemas anteriores. Un ordenador que se usara hoy pero utilizando viejos transistores y circuitería analógica. Desde el punto de vista del diseño, nada inteligente y algo recargado que ocupa demasiado espacio. El poder computacional del cerebro humano sólo es posible estando muy interconectado y siendo muy grande. Para que los bebés de los primates superiores disfrutaran de las pequeñas suficiencias que muchos otros mamíferos muestran al nacer -como ser capaces de levantarse y ponerse a buen recaudo- tendrían que tener un cerebro aún más grande del que tienen. Los bebés humanos al poco de nacer siguen siendo tan inválidos que ni siquiera pueden darse la vuelta o arrastrarse para huir del sol. Nacen tan desamparados porque ser humano significa venir dotado de un hardware indispensable que ya de por sí ocupa un espacio desmesurado. Si encima tuvieran que ser funcionales al nacer no pasarían por el canal del parto. Esas presiones selectivas fueron «solucionadas» favoreciendo la llegada al …