Tercera Cultura
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¿Cuál es tu explicación profunda, elegante y bella preferida?

autor: Arcadi Espada en El Mundo por dentro y por fuera

Pinker redactó la pregunta y esta fue su respuesta.

¿Cuál es tu explicación profunda, elegante y bella preferida?«La vida compleja es producto de la selección natural, impulsada por la competición entre replicadores. El resultado depende de qué replicadores movilicen mejor la energía y los materiales necesarios para copiarse a sí mismos, y de lo rápido que puedan hacer copias que puedan replicarse a su vez. El primer aspecto de la competición podría llamarse supervivencia, metabolismo o esfuerzo somático; el segundo, replicación o esfuerzo reproductivo. La vida en todas las escalas, desde el ARN y el ADN a organismos enteros, implementa prestaciones que ejecutan —e intercambian— estas dos funciones.

Una de las disyuntivas de la vida es si asignar los recursos (energía, alimento, riesgo, tiempo) para sacar tantas crías como sea posible y dejar que se las arreglen por sí mismas, o alcanzar un número menor de descendientes y mejorar las probabilidades de supervivencia y reproducción de cada una de ellas. El continuo representa el grado deinversión paternal que dedica un organismo.

Dado que la inversión paternal es finita, los organismos inversores se enfrentan a una segunda disyuntiva, entre invertir recursos en una determinada descendencia, o conservar estos recursos para invertirlos en sus hermanos existentes o potenciales.

Debido a la diferencia esencial entre los sexos —las hembras producen menos gametos, pero más caros— las hembras de la mayoría de las especies invierten más en la descendencia que los machos, cuya inversión se suele acercar a cero. Las hembras mamíferas en particular han optado por la inversión masiva, empezando con la gestación interna y la lactancia. En algunas especies, incluido el Homo sapiens, los machos pueden invertir, también, pero menos que las hembras.

La selección natural favorece la asignación de recursos no solo de padres a hijos, sino también entre parientes genéticos como los hermanos y los primos. Al igual que un gen que fomenta que un progenitor invierta en sus crías favorecerá una copia de sí mismo, colocada en esas crías, un gen que favorece que un organismo invierta en un hermano o un primo estará sirviendo, durante una parte del tiempo, a una copia de sí mismo, y será seleccionada en proporción a los beneficios concedidos, los costes sufridos, y el grado de parentesco.

Solo he repasado las funciones fundamentales de la vida en la tierra (y posiblemente la vida en todas partes), mencionando de la manera más escueta los hechos contingentes de nuestra propia especie: sólo somos mamíferos con inversión paternal masculina. Añadiré otro: que somos una especie inteligente que aborda los enigmas de la vida no solo con adaptaciones fijadas y seleccionadas a lo largo del tiempo evolutivo, sino también con adaptaciones facultativas (cognición, lenguaje, socialización) que empleamos en nuestras vidas y cuyos productos compartimos a través de la cultura.

A partir de estos profundos principios sobre la naturaleza del proceso evolutivo, se puede deducir muchísimo sobre la vida social de nuestra especie. (El crédito, a quienes corresponde: William Hamilton, George Williams, Robert Trivers, Donald Symons, Richard Alexander, Martin Daly y Margo Wilson.)

—El conflicto es parte de la condición humana. A pesar de los mitos religiosos del Edén, las románticas imágenes de los buenos salvajes, los sueños utópicos de la perfecta armonía, y de pegajosas metáforas como apego, lazos afectivos, y cohesión, la vida humana nunca está libre de fricciones. Todas las sociedades tienen un cierto grado de prestigio y estatus diferencial, desigualdad de poder y riqueza, castigo, regulaciones sexuales, celos sexuales, hostilidad a otros grupos, y conflictos dentro del grupo, incluida la violencia, la violación y el homicidio. Nuestras obsesiones cognitivas y morales llevan un seguimiento de estos conflictos. Hay pocas tramas en el mundo de la ficción, y son definidas por los adversarios (a menudo asesinos), por las tragedias familiares o el amor, o ambas. En el mundo real, la historia de nuestras vidas son en gran parte historias de conflictos: las heridas, las culpas, y las rivalidades infligidas por nuestros amigos, parientes y competidores.

—El principal refugio de este conflicto es la familia: conjuntos de individuos con un interés evolutivo en que el otro prospere. Así, vemos que las sociedades tradicionales se organizaban en torno al parentesco, y que los líderes políticos, desde los grandes emperadores a los tiranos de poca monta, buscan transferir el poder a su descendencia. Las formas extremas de altruismo, como donar un órgano o hacer un préstamo arriesgado, son generalmente ofrecidas a parientes, ya que son legados de salud y de riqueza, una causa fundamental de la desigualdad económica. El nepotismo amenaza constantemente a las instituciones sociales como las religiones, los gobiernos y las empresas que compiten con los vínculos instintivos de la familia.

——Ni siquiera las familias son un refugio perfecto del conflicto, porque la solidaridad de los genes compartidos debe afrontar la competición por la inversión paternal. Los progenitores tienen que distribuir su inversión entre todos sus hijos, nacidos y por nacer, donde todos los hijos tienen el mismo valor (siendo todo lo demás igual). Pero a la vez que la descendencia tiene interés en el bienestar de sus hermanos, ya que comparte la mitad de sus genes con cada hermano completo, comparte todos sus genes con sí misma, así que tiene un interés desproporcionado en su propio bienestar. El conflicto implícito se manifiesta durante toda la vida: en la depresión post parto, el infanticidio, la ternura, el destete, el malcriamiento, la rivalidad entre hermanos y las luchas por la herencia.

—El sexo no es únicamente un pasatiempo de placer mutuo entre adultos que consienten. Eso es porque la distinta inversión mínima de hombres y mujeres se traduce en diferencias en sus intereses evolutivos últimos. Los hombres, pero no las mujeres, pueden multiplicar sus resultados productivos con múltiples compañeras. Los hombres son más vulnerables que las mujeres a la infidelidad. Las mujeres son más vulnerables que los hombres al abandono. El sexo por tanto tiene lugar a la sombra de la explotación, la ilegitimidad, los celos, la violencia doméstica, los cuernos, el abandono, el hostigamiento y la violación.

—El amor no es todo lo que necesitas, y no es lo que hace el mundo girar. El matrimonio sí ofrece a la pareja la posibilidad teórica de un perfecto solapamiento de intereses genéticos, y de ahí la oportunidad de la felicidad que asociamos con el amor romántico, porque sus destinos genéticos están unidos en el mismo paquete, concretamente sus hijos. Desgraciadamente estos intereses pueden diferir a causa de la infelicidad, los hijastros, los parientes políticos o la diferencia de edad, que son, y no por casualidad, las principales fuentes de conflicto marital.

Nada de esto implica que las personas sean robots controlados por sus genes, que los rasgos complejos estén determinados por genes únicos, que las personas puedan ser moralmente excusadas por pelear, violar o tener aventuras amorosas, que las personas intenten tener tantos hijos como sea posible, o que las personas sean impermeables a las influencias de su cultura (por citar algunas de las malinterpretaciones comunes en las explicaciones evolutivas). Lo que significa es que un gran número de formas recurrentes de conflicto humano cayeron de un pequeño número de rasgos del proceso que hizo posible la vida.»

Y unas cuantas decenas más.

1 Comentario

  1. Las palabras de Pinker, de nuevo, muy elegantes, profundas y bellas.
    Estoy totalmente de acuerdo en que, fundamentalmente, somos mamíferos muy inteligentes con elevada inversión paternal. En este sentido tengo escritas algunas líneas en mi blog: memoriasdesoledad.blogspot.com
    Gracias, Arcadi.

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