Escrito por Roger Corcho en El Mundo
Se acaba de conceder el premio Templeton al biólogo evolutivo Francisco Ayala por conciliar ciencia y fe. Ayala es un científico prestigioso, conocido en Estados Unidos sobre todo por haberse opuesto con firmeza a los grupos conservadores que pretendieron imponer la teoría pseudocientífica del diseño inteligente como alternativa al darwinismo. De origen español y nacionalizado estadounidense, Ayala tiene profundas convicciones religiosas, opuestas al fundamentalismo y a la lectura literal de la Biblia. Considera que ciencia y fe se ocupan de parcelas distintas y complementarias de la realidad. La ciencia trata sobre procesos naturales, mientras que problemas como el significado de la vida recaen del lado de la religión. Los límites son precisos: ni la fe puede ocuparse de cuestiones materiales ni la ciencia puede inmiscuirse en lo supernatural. Tesis parecidas son defendidas también por Francis Collins, que fue uno de los directores del Proyecto Genoma Humano. Para este médico, los descubrimientos científicos, en realidad, nos aproximan a dios.
Frente a discursos conciliadores como éste, investigadores como el zoólogo Richard Dawkins o el físico Steven Weinberg han plantado cara a la religión por considerarla enemiga de la razón y del progreso. Dawkins ha impulsado recientemente una campaña para juzgar al Papa por su responsabilidad en los casos de pederastia dentro de la iglesia. Además de promover el ateísmo con campañas publicitarias, o de organizar encuentros como la Convención Global Atea -celebrada en Melbourne a mediados de marzo de 2010 -, Dawkins es el autor del best seller El Espejismo de Dios, en el que argumenta que la existencia de dios es muy improbable, la fe supone renunciar a pensar, y la religión es malsana e irracional.
Estos intelectuales defienden que los relatos y creencias religiosas suponen un desafío al sentido común, con ángeles que dictan libros, muertos que resucitan, o las 72 vírgenes que esperan en el paraíso a la llegada del terrorista muerto en la yihad. Apuntan que en el momento de inventar paraísos, la imaginación no tiene límites y se sirve de una cacharrería espiritual que incluye milagros y demonios. Para el filósofo estadounidense Daniel Dennett, los dioses monoteístas no son más que rémoras infantiles comparables con Papá Noel. Pero si las creencias y narraciones religiosas no resisten un mínimo análisis racional, ¿por qué están tan extendidas? ¿Por qué creen los seres humanos en ideas tan absurdas?
Todas las culturas. Por otro lado, aunque la religión forme parte de todas las culturas, eso no quiere decir que sea beneficiosa. Según Dennett, «la gripe común se encuentra también en todas partes, pero eso no significa que sea buena para nosotros». Existen estudios científicos multidisciplinares del fenómeno religioso que han señalado, por ejemplo, que la religiosidad no es un rasgo meramente ambiental, sino que existe una carga genética y unos rasgos cognitivos que predisponen hacia lo sobrenatural. También se ha demostrado empíricamente que la religiosidad incrementa la confianza y favorece las conductas altruistas, da sentido a la vida y atenúa el miedo y el sufrimiento. Para Lionel Tiger, nuestro cerebro habría creado la religión para disminuir el estrés y la incertidumbre; las iglesias serían «fábricas de serotonina» (neurotransmisor que inhibe la agresividad y la pulsión sexual), instituciones creadas por el cerebro para sobrellevar con más éxito el hecho de vivir.
Estos datos dan a entender que el ser humano obtiene numerosos beneficios de la religión, lo que explica su fuerza y arraigo en todas partes del mundo (con la excepción de algunos países europeos como Suecia). Por contra, los ateos constituyen una minoría desorganizada y poco militante. En el caso español, las encuestas del CIS confirman que el 6,1 % de los españoles es ateo, lo que es previsible por el éxito de las procesiones de Semana Santa. A nivel mundial no existen estudios definitivos, pero giran en torno a cifras semejantes.
Sin embargo, entre la comunidad científica estos valores se invierten. En un estudio realizado en 1914 por el psicólogo James Leuba, una mayoría de científicos estadounidenses se declaró atea. Cuando focalizó su estudio exclusivamente al conjunto de científicos más prestigiosos, el número de ateos subió hasta el 70%. En 1996 se repitió la misma encuesta con resultados semejantes, y con una coincidencia interesante: al estudiar a la elite de los científicos, solo el 7% afirmó ser creyente. Es decir, lo inverso a cuando se analizan las creencias de la población estadounidense. Estas cifras cuestionan los citados discursos bienintencionados que armonizan ciencia y fe: aquéllos que se dedican a la investigación científica y al conocimiento sistemático del mundo son propensos de forma abrumadora -aunque con excepciones- a rechazar la existencia de entidades sobrenaturales o a creer en la inmortalidad.
Si el ser humano tiende naturalmente a la religión, no puede explicarse por qué tantos científicos sean ateos. Sería precipitado, sin embargo, concluir que la formación intelectual actúa como un escudo contra la religiosidad. Según la Encuesta Mundial de Valores (World Values Survey) de 2005, que contiene datos sobre las creencias religiosas según el nivel educativo del encuestado, el porcentaje de ateos entre las personas con estudios universitarios (14,8 %) es inferior al de las personas con estudios secundarios (17,2 %).
¿Es la religión una infección mental que tiene cura? ¿O es una necesidad natural? Los sociólogos Lois Lee y Stephen Bullivant afirman, con las encuestas en la mano, que la tesis ilustrada -«Donde reina la Razón, Dios se retira»- queda impugnada y que la segunda alternativa no tiene sentido por el alto índice de ateos presente en algunas comunidades y países. También aseguran que ha llegado el momento de emprender estudios científicos de la comunidad atea, similares a los que existen sobre los creyentes. Estaremos a la expectativa de sus resultados.
Puede que la religión significara un alivio frente a la incertidumbre en algún momento; pero como todo en una sociedad emergente, surgen nuevos mecanismos. Ahora más que nunca, el mecanismo del conocimiento, de la investigación y la fascinación por lo natural está en auge, y eso es lo que motiva y alivia a tantos ateos.
Por otro lado, no veo tan claro que la religiosidad incremente las conductas altruistas, sobre todo si esa religiosidad implica una moral represiva, sexista y antihigiénica; pero además, ante esa afirmación está el estudio de Gregory Paul publicado en 2008, sobre la última década en 12 países industrializados (para eliminar el factor pobreza). Lo que observó fue una correlación positiva entre el nivel de religiosidad del país y la proporción de indicadores de patologías sociales, como robos, asesinatos, suicidios, violaciones, secuestros…
Por último, cuando F.J. Ayala habla de dos papeles diferentes (ciencia y religión) en la realidad, creo que confunde la definición de realidad, en tanto que incluye en ella a lo sobrenatural.
Las religiones son o pretenden ser hipótesis científicas, como bien afirmó Dawkins. Es decir, cuando un sacerdote habla sobre el cielo, realmente afirma su existencia objetiva.
Por lo tanto, mientras los científicos están acostumbrados a tirar a la basura las hipótesis más recientes, la gran mayoría de la humanidad sigue creyendo en las hipótesis (interesadas o no) de personas que vivieron hace mínimo dos mil años, cuando predominaba un pensamiento infantil y el pensar de forma elaborada era la excepción.
Me parece interesante estudiar la necesidad que tenemos de sentirnos eternos o la cuestión del libre albedrío. Pero que se haga con honestidad intelectual, es decir, con ciencia.
La religión para lo único que sirve es para dejar de pensar y mirar para arriba con cara de bobo.
Artículo interesante y equilibrado. Sería importante realizar estudios de correlación, entre la calidad del espíritu crítico de individuos adultos y sus creencias religiosas. Creo que todo aquel que no haya renunciado al placer de pensar con independencia de juicio, será un no creyente.
No estoy de acuerdo con algunas de las afirmaciones del autor del artículo. Me parece absurdo decir que es previsible que haya pocos ateos en España, a juzgar por el éxito de las procesiones de semana santa. La gran mayoría de la gente que «disfruta» de la semana santa lo hace por razones más bien alejadas de la religiosidad; tan sólo por la fiesta, el estar con amigos, el portar un trono o un cirio (para lo cual llevan preparándose meses y le hace sentirse muy bien consigo mismos, suficiente altruismo para el resto del año), etc. Decir que hay áreas del conocimiento que no pueden ser explicadas por la ciencia, y extraer de ahí que por tanto debe dejarse a la religión que las trate, es igual de absurdo. Primero: ¿qué religión? Hay (y ha habido, y habrá) numerosísimas religiones diferentes, y cada una da una razón a la existencia y al ser humano. ¿Debemos incluir a los pastafaris? ¿A los jedis? Seguro que muchos responderán riendo que no, pero el caso es que la religión común se encuentra al mismo nivel que esos dos ejemplos. Segundo: ¿por qué sólo la religión? Hay innumerables novelas de ficción histórica que dan visiones muy imaginativas sobre el origen del mundo y la razón de la existencia, al igual que tratados y ensayos de filosofía. Todos esos libros (incluyendo las escrituras de las diferentes religiones) deben ser tratados como visiones poéticas del universo. Y como poesía, pueden recibirse con emoción, sentimiento e incluso alabanza, pero no por ello debemos darles crédito. Todos podemos sentirnos emocionados por Romeo y Julieta, pero nadie cree que su historia sea real.
La ciencia y la religión sí se superponen. No tratan sobre temas aislados. En el momento en que la religión afirma que Jesús transformó el agua en vino, está entrometiéndose en el campo de la ciencia, ya que esa afirmación viola varios principios básicos de la física, sin los cuales la vida sería imposible. Y si alguien afirma que se tratan de hechos «sobrenaturales» que la ciencia no puede explicar… hace dos mil años nadie hubiera podido explicar un teléfono móvil, y hoy en día sabemos que se trata de pura ciencia.
Yo no sé que concepción de religión tiene Ayala. Tampoco sé decir si su actividad «diplomática» contribuyó para el avance del pensamiento racional.
En mi opinión, si uno quiere hacer divulgación científica, no puede pretender agradar a todo el mundo. El amor por la verdad no puede ser siervo de las carencias emocionales que todos tenemos o errores de pensamiento que todos cometemos. En otras palabras, no creo que Darwin haya decidido finalmente publicar sus teorías para hacer amigos, precisamente. Lo hizo por honestidad.
En un mundo con más de la mitad de la humanidad pasándolo francamente mal, quizás sea útil pensar que compañia intelectual preferimos: la honesta o la «simpática».
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Tito:
«Me parece absurdo decir que es previsible que haya pocos ateos en España, a juzgar por el éxito de las procesiones de semana santa.»
No, creo que ha sido más bien al revés: primero ha presentado un dato y luego se ha permitido un comentario inocente del tipo «no me extraña que sean tan pocos con la afición que hay a ciertas cosas».
Según el barómetro del CIS (julio 2009), el número de «ateos» y «no creyentes» en España es de un 7,3% y de un 13%, respectivamente.
EL PAÍS – «Historiadores reclaman la enseñanza no confesional de las religiones».
Link:
http://www.elpais.com/articulo/educacion/Historiadores/reclaman/ensenanza/confesional/religiones/elpepusocedu/20100419elpepiedu_2/Tes
Es un debate apasionante que aún se seguirá manteniendo durante mucho tiempo.
Yo soy más de los que piensan que la religión es una especie de subproducto de la consciencia (¿alguien razonable puede de verdad negar que los hombres crearon a los dioses, y no al revés?), y que probablemente ha jugado un papel importante en el desarrollo de la civilización al ser un instrumento de cohesión de grupos y de definición de unas ciertas reglas morales por las que regirse, aunque a la larga las religiones lo que crean son morales deformadas.
En cuanto al porcentaje de ateos, bueno, al igual que se habla de ateísmo fuerte y ateísmo débil, también se podría decir algo parecido del «grado de creencia», habría que ver el porcentaje de creyentes que dicen «creer» simplemente por inercia o hábito, sin pensar realmente en lo que están diciendo o sin que les preocupe lo más mínimo. En determinado contexto social es más fácil decir «vale, sí, creo en Dios, que parece que es lo que se espera que diga aunque el tema me la traiga floja».
¿En ese informe del CIS se especifica la diferencia entre ateos y «no creyentes»?
Samu:
Buena pregunta. No lo sé. Es posible que dentro de la categoría «no creyentes» estén aquellos que, por un lado, todavía no saben que son ateos (le tendrían miedo al nombre) o que no se atreven a «dar el paso», y por otro, aquellos que no son teístas ni quieren saber nada con las religiones actuales ni con el término «creyente» pero que siguen creyendo que algo no cuadra en «todo esto» (serían deístas, panteístas, místicos, etc.).
Pienso que parece evidente que la religión tiene un valor adaptativo para los humanos en el mismo sentido que el autor del artículo señala al afirmar «Para Lionel Tiger, nuestro cerebro habría creado la religión para disminuir el estrés y la incertidumbre; las iglesias serían «fábricas de serotonina» (neurotransmisor que inhibe la agresividad y la pulsión sexual), instituciones creadas por el cerebro para sobrellevar con más éxito el hecho de vivir.» Ese es único sentido que le veo a la religión.
El hecho de que universitarios sean creyentes no indica nada en absoluto, pues para gran número de personas que pasan por la universidad, la universidad apenas si pasa por ellas. Otra cosa fiferente es poseer la cualificación de científico(a), entonces los porcentajes ya cambian. Seguramente esto ocurre porque hemos sido demasiado alegres al calificar a la especie humana como racional, cuando lo que deberíamos haber hecho es definirla como «débilmente racional» y únicamente detrminadas élites habituadas en el pensamiento racional serían las que merecerían el calificativo genérico de «racional». Sin duda la clase política no pertenecería a dichas élites, pues es inconcebible que después de muchos siglos de sufrimiento, de luchas y de sangre vertida,por conseguir un mundo mejor hayamos desembocado en un denominado «estado del bienestar» donde amplísimos sectores de la sociedad dedican su tiempo a ver telebasura en su diferentes variedades. A este lugar es al que nos han estado conduciendo. ¿Donde queda la iniciativa y la creatividad humana? ¿Acaso su despliegue y desarrollo no merece ser objetivo prioritario de los poderes políticos y sociales? ¿Cabe alguna duda de que en una sociedad de ese tipo los porcentajes sobre religiosidad serían muy diferentes?
Juan, si los políticos aceptaran pasar por tests psicológicos los resultados hablarían por si solos.
Sí, una mayoría de científicos se declaran ateos, vale. Pero eso no significa nada si miramos la historia. El pensamiento científico es heredero de la simbiosis con la iglesia dominante. Y más recientemente, el 90 % de las universidades estadounidenses fueron fundadas por las iglesias. Dawking quizás podría ser un buen ejemplo. Sus teorías tienen un asiento judeo-cristiano. La columna vertebral de su pensamiento es el judeo-cristianismo. ¿De qué le vale ser ateo? Solo lo es en la «cáscara. Patriarcado, judeo-cristianismo, capitalismo, están agazapados bajo un lenguaje diseñado hace siglos. Pero es fácil de desenmascarar. Basta echar mano de las etimologías. Se descubre entonces que las dicotomías, como dualidades excluyentes («bueno»/»malo»; «rico/pobre»), no existen en los diccionarios, donde todo se trasluce mucho más flexible y borroso. Creo que ha llegado el momento de revisar también esta memoria histórica. Una muestra: http://nyc.indymedia.org/es/2010/04/110530.html
Agustín:
«Dawking quizás podría ser un buen ejemplo. Sus teorías tienen un asiento judeo-cristiano. La columna vertebral de su pensamiento es el judeo-cristianismo.»
Me interesa. ¿Adónde quieres llegar? ¿Puedes concretar? Digamos… ¿qué teorías, por ejemplo? ¿De qué manera podría estar su idea del «gen egoísta» asentada en el cristianismo?
Perdón. El segundo párrafo no debería ir en cursiva. Es mío 😛
Si un niño hable con un amigo imaginario, nos puede parece extraño, pero lo aceptamos y lo comprendemos, porque sabemos, por haber pasado por esa edad, de su gran imaginación fantasiosa, pero que un adulto hecho y derecho, termine sus días, hablando con un amigo imaginario,cuando menos, personalmente, me resulta patético.
La Inquisición fue instaurada allá por el año 1478 y duró hasta bien entrado el siglo XIX. Sirvió, entre otros horrendos hechos,para la expulsión de judíos y moriscos. El destierro se producía con una mano delante y otra detrás. Sus posiciones y bienes se quedaban aquí, y se repartían entre la corona y la iglesia. El pavor entre la población era tal,que la única forma de librarse de la quema (y nunca mejor dicho)era hacer continuos actos de fe. De aquí viene la frase «hacer el sábado», o sea, hacer la limpieza casera el sábado,con lo que se demostraba que de judíos, nada de nada. Comer muchos embutidos de cerdo públicamente, también era una buena demostración de que no se era hijo de Ala,( como no hay mal que por bien no venga, hoy disponemos de una excelente industria chacinera, con productos sin parangón en el mundo como el jamón serrano o los estupendos chorizos que se producen en toda la geografía española)y por supuesto, afiliarse a alguna hermandad o cofradía que hicieran actos públicos como las procesiones. Así es que, nuestra amada y beata semana santa, surgió del terror que padecieron nuestros antepasados que sobrevivieron. Los que sufrieron el exilio no festejan ninguna semana santa.Por supuesto,los que murieron a causa de la religión católica, tampoco.
Creo que religión y pensamiento científico responden ambos a la misma característica humana esencial, la que estaría determinada por la carga genética y los rasgos cognitivos que nos hacen ser como somos: nuestra necesidad de saber, de tener respuestas, de correlacionar causas y efectos.
Somos tan buenos estableciendo patrones que los encontramos incluso donde no los hay, por ejemplo formas en las nubes, caras en las manchas de la pared, etc. Encontrar patrones es un rasgo adaptativo que nos ayuda a predecir un determinado fenómeno y actuar con ventaja. Por eso necesitamos tan desesperadamente respuestas a los porqués. Nos valen las respuestas provisionales, las inexactas, las incompletas…, hasta las absurdas nos parecen mejores que no tener ninguna respuesta.
Las religiones ofrecen un conjunto de soluciones a las preguntas esenciales; la ciencia trata de hacerlo. La diferencia está en que el científico está dispuesto a aceptar la provisionalidad de las respuestas encontradas (o imaginadas); incluso estaría dispuesto a aceptar que, de momento, no hay ninguna respuesta a determinada pregunta, pese a la desazón que le produce.
La razón por la que un porcentaje tan alto de científicos declaran no creer en ninguna religión sería entonces la misma razón por la que no hay muchas personas que profesen al mismo tiempo dos religiones: la necesidad de saber ya está encauzada en un determinado sistema y no necesita otro más.
Las cosas no son tan sencillas. Está claro que todo «lo accesible» es pura ciencia, y en ello el método científico es la «piedra de toque», pero dentro de la «inaccesibilidad» hay todo un mundo por descubrir, dentro del cual dicho método, no infalible como nos enseñó Popper, no sería aplicable… A ver si ahora vamos a sustituir la fe en la Religión por la fe en la Ciencia. Cada cosa en su sitio. Saludos:
Alejandro Álvarez
Blog Simbiotica
Lo que ha dicho Agustín me acuerda lo que dijo Monfray en su «Tratado de Ateología»: la presencia invisible del Episteme Cristiano, una especie de fondo o contenido inconsciente que sigue en nuestra cultura, aunque algunos creamos que ya es agua pasada.
Alejandro, desde luego que las cosas no son tan sencillas; no pretendo resolver algo que ha preocupado y ocupado a miles antes que yo. Pero creo que un cambio de perspectiva puede ayudar a hacer las preguntas correctas: las que se pueden responder.
Popper nos dice que algo es susceptible de ser estudiado por la ciencia si sobre ello se pueden hacer preguntas cuyas respuestas sean verificables. Es la falsabilidad el criterio que permite establecer el límite de lo que es ciencia y lo que no. La historia humana es el relato de cómo ese límite se extiende más y más; no hacen falta ejemplos, ¿verdad?
No hay peligro de sustituir la fe en la religión por la fe en la ciencia, porque “fe” es un concepto que sólo se puede aplicar fuera de la ciencia. La fe (creer sin pruebas) es acientífica. Lo que yo decía es que la necesidad de saber es la que ha movido a la humanidad a inventar sistemas de creencias que suplan la falta de conocimientos. Pero una vez descubierto el método científico tenemos un procedimiento que nos permite avanzar en el conocimiento. Por ese motivo los que usamos la ciencia para cubrir nuestra necesidad de saber (aunque no nos proporcione respuestas a todas las preguntas) en gran parte dejamos de usar otros sistemas (religiones).
Saludos.
Totalmente de acuerdo, Arturo. En ciencia es imposible la fe. En todo caso se pueden hablar de creencias provisionales.
Por esta razón, siempre que veo algún iluminado afirmando que existe posibilidad de acuerdo entre ciencia y religión, me da la impresión que lo que quiere es intentar agradar a todo el mundo.
La ciencia también es una creencia. Creemos incluso que nuestras voliciones y razonamientos privados son reales y no imaginarios. La ciencia es autocoregible, falseable y fría, pero el quehacer científico no siempre lo es. Muchos científicos son ateos porque las dos creencias se encuentran a menudo en oposición. Además, la ciencia moderna es reaccionaria contra los abusos de la religión en la edad media. Creo que es posible la coexistencia de ciencia y religión, pues son dos maneras diferentes de pensamiento, tal y como lo afirma el Dr. Ayala. Otras formas de ver el mundo es a través del ojo artístico, del sentido común, de la cultura popular, etc. y no los descartamos por ser no científicos. Saludos.
El segundo párrafo no está del todo bien. En el primero el autor presenta la idea del Dr. Ayala de que las cosas de la ciencia y de la religión pertenecen a áreas distintas, y por lo tanto pueden coexistir. En el segundo introduce al Dr. Dawkins pero no su idea de que la existencia de dios es una hipótesis científica como cualquier otra, y por lo tanto es apropiado usar el método científico para analizar su veracidad.
Eso de tratar de vivir una doble vida como hace el Dr. Ayala me parece una opción cobarde. Desde luego es algo que le beneficia personal y económicamente, y le permite mantener lazos con lo eclesiástico (nadie menciona que el Dr. Ayala fue cura dominico antes que científico).
Ojalá pudiésemos ver un debate entre Dawkins y Ayala, para aclararnos.
«Creo que es posible la coexistencia de ciencia y religión, pues son dos maneras diferentes de pensamiento» (Edwin)
La religion no es una manera diferente de pensamiento, es una hipotesis cientifica y como tal ha de ser tratada, como ha señalado Javier en el comentario anterior a este.
Invito el comentarista a profundizar en el tema, sin miedo a encontrar respuestas incomodas (perdon por la acentuacion, teclado desconfigurado).
No se lo que creer si los limites son tan precisos que ni la fe puede ocuparse de cuestiones materiales, ni la ciencia inmiscuirse en lo supernatural ó sobrenatural, puesto que no estoy seguro de que exista lo supernatural ni un espiritu externo al homo sapien. Según la religion cristiana tenemos un alma-espiritu donde residen las que define como potencias del alma: Memoria, inteligencia y voluntad y que cuando morimos abandona el cuerpo. Según la investigacion sobre el cerebro se ha probado que esas potencias residen en el cerebro, concretamente en el cortex cerebral, como ha divulgado el periodista científico E. Puncet «El alma está en el cerebro». Por lo que cuando el cererbo muere morimos y desaparecen la memoria, la inteligencia y la voluntad. ¿Donde queda lo espiritual o supernatural?
Desde que el hombre es hombre, siempre ha tenido la curiosidad o necesidad de explicarse los fenómenos naturales y ahora mas reciente los comportamientos de la materia con el estudio de las ciencias, la diferencia entre creyentes y no creyentes estriba en los argumentos del conocimiento y satisfacción de certeza en las explicaciones de los fenómenos. La diferencia entre creer las cosas y el de saber el porque de las cosas explica la curiosa encuesta de la que hablan.
Hoy me han recomendado
Los hombres de ciencia normalmente creemos en Dios, en el diseño y la complejidad especificada como efecto de su omniscienciente poder.
Algunos únicamente reforzamos o reavivamos nuestra fe, otros dan giros a su vision dogmática del origen cosmológico, de la vida y del hombre, al reflexionar en base a la evidencia visible.
En mi promoción, hubo pocos médicos naturalistas. Por lo general todos eramos creyentes y otros que contaminaron su vision con la idea darwinista, depuraron su concepcion de la vida y la complejidad cuando estudiamos microbiologia y genetica.
Otros, pese a su conocimiento del area biosanitaria, mantienen una ideologia, siempre por acto de fe, que reconoce la complejidad, pero que intenta conciliarla con la evolucion quimica y biologica. Reconocen lo limitado de su dogma, pero confiesan mantenerlo por ideologia, no por su estudio natural.
La sanidad de Córdoba en general, rechaza el darwinismo o cualquier referencia evolutiva a nivel quimico y bioquimico, ademas de mantener una postura creacionista que se interesa por disciplinas de estudio como la paleoantropologia, geologia, radiologia, ictologia, fisica de particulas, zoologia, paleontologia y como conferencias logicas.
El consenso medico en general, lo formamos creyentes convencidos.
Un saludo a todos.
Gracias por la información, Andres J.
La próxima vez que visite Córdoba ( ciudad que considero de las más bonitas de España) tendré sumo cuidado de no ponerme enfermo, no vaya a tener la desgracia de caer en mano de ese grupo de espiritistas de los que hablas, que según tú, sois la mayoría. Aunque por el bien de la sanidad de Córdoba, espero que tu soflama, solo sea una «exageración andaluza».
Adjunto un link de un artículo publicado en la revista científica EMBO Reports. Espero que podáis acceder a él.
http://www.nature.com/embor/journal/v11/n8/full/embor2010106.html
Un cordial saludo.
a pesar de que creen que la ciencia tiene la razon,
como es posible que la ciencia siendo muy inteligente
crea que el universo como nuestro planeta y todo lo que nos rodea tan perfecto asi como la vida en la tierra sea obra de la casualidad, es imposible que no mas de la nada todo esto se creo, hay que ser un poco mas realistas porque hay cosas que aun la ciencia no puede explicar y dudo que lo logre.
todos deverian creer en jesus de nazared por que el es la resurreccion y la vida el que crea en el aunque este muerto vivira porfavor no se equiboquen elijan a jesus
a yo me olvide de desirles que los sientificos dijeron que yba a llegar el fin del mundo ellos no saven nada solo jesus dira cuando lo sera
no puedo evitar leer todos estos comentarios y dejarlos pasar por alto sin dar mi punto de vista.
soy creyente tanto como amo la ciencia, y pienso que todos estos pseudocientificos son simplemente personas egocentricas que creen tener siempre la razon y no admiten la posibilidad de estar equivocados.
por eso aseguran la inexistencia de una entidad superior y se mofan de la religion por creerla retrograda, y un impedimento para el desarrollo del pensamiento.
mas te digo a ti pequeño e insignificante ser humano, ,quien eres tu comparado con la magnifica creacion, quien eres tu comparado con el inconmensurable universo. quien eres tu, que por mas inteligente que quieras creerte jamas alcanzaras a comprenderlo todo. para descartar completamente la existencia de Dios basado en el infinitamente pequeño conocimiento del universo que posees.
Para Concluir puedo decir, que mientras mas conocimientos tengo, mas seguro estoy de que Dios existe.
Solo un tonto esta seguro de lo que dice. Solo el sabio admite la posibilidad de estar equivocado.
Este supuesto estudio que nombra este articulo seguramente hecho por un ateo es FALSO, recientemente una encuesta realizada a científicos en EUA revela que el 70% es creyente, solo el 30% ateo, no se de dónde mierda inventan esto
Me ha gustado el articulo, pero me parece preocupante el espiritu de ateismo militante que destilan algunos comentarios. Con estadisticas o sin ellas, dejemos al hombre la libertad de creer o no creer. La ciencia no puede ser una excusa para imponer comportamientos y decidir quien tiene el patrimonio exclusivo de la verdad.
Gracias a Dios, somos libres todos para pensar por nosotros mismos, y eso es mas importante que cualquier supuesta verdad.